Capítulo 11

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Esas cuatro palabras desencajan totalmente mi cabeza. Zayn me estaba buscando.

- ¿Bella?

- ¿Sí? – mi voz se rompe.

-  ¿Qué pasó?

Y entonces exploto. Las palabras salen de mi boca con una rapidez inhumana. Él me mira atónito, pero poco a poco su expresión se relaja.

- Y hoy… cuando le he visto… Bueno, él estaba en la cabaña y… él actuaba como si yo no estuviera ahí. Ni siquiera una mirada, ni un nada. Si yo hablaba él callaba, pero incluso a mí me daba la impresión de que no había pasado nada. Algo en mi cabeza dice que no lo recuerda, pero también me dice que quiere olvidarlo. Y no sé nada.

- Créeme si te digo que es muy difícil que no lo recuerde. En ese momento no pensé que estuviera borracho. Tenía muy claro lo que estaba haciendo.

- Entonces esa era la famosa Ashley… - cambio de tema. Necesito cambiar de tema o ese maldito agobio volverá a mí.

- Em… no.

- ¿Niall? ¿Dos a la vez?

Vuelvo a mi cabaña en torno a las 10. Cuando llego los chicos se han ido, pero Diana y Eleanor siguen en el sofá. Están viendo algo en el portátil de Diana.

-  ¿Hola? – ni siquiera se han dado cuenta de que he entrado.

-  ¡Bella! – dicen a la vez.

- ¿Qué estáis haciendo?

-  El portátil de Diana es una patata.

Realmente no tengo ánimo de seguir la conversación, así que subo a mi habitación después de darles las buenas noches.

Por la mañana despierto de un extraño buen humor. Se oye jaleo por el pasillo y sé que las demás ya están despiertas. Cuando se lo proponen pueden ser muy, muy ruidosas. Gritos por allí, zumbidos de secadores de pelo por allí…

Salto de la cama y me visto. Al salir fuera me encuentro a Eleanor con un rizador en la mano, mirándose las uñas y hablando sola.

- ¿Buenos días?

-  ¡Por fin! – su tono rebosa reproche.

- ¿Qué haces?

- Ahora mismo iba a llamarte – de repente corre hacia su habitación - ¡Te estamos esperando! – dice, a través de la puerta.

- ¿Qué?

- ¿No quieres pasar la mañana con nosotras?

- ¿Dónde?

- ¿Qué más da? ¡Haces demasiadas preguntas!

En ese momento aparece Diana en el pasillo con un montón de ropa en las manos.

-  ¡Lo primero que tenemos que hacer es llevar toda la ropa a la lavandería!

Tras dar unos cuantos paseos por la cabaña, Mary, Diana, Eleanor y yo salimos. Por allí solo se escuchan nuestras risas y los gritos de Eleanor. El sol empieza a brillar en el cielo, hace un buen día.

Esa mañana transcurre totalmente diferente a las demás. Tras la lavandería, buscamos un lugar para desayunar. Encontramos una cafetería que tiene mesas fuera, y pedimos un montón de comida. Tortitas, magdalenas de chocolate, tostadas con mermelada, café y cosas que no sé ni cómo se llaman.

- ¿Qué os apetece hacer? – pregunta Eleanor. Miles de ideas suenan a la vez.

No consiguen llegar a un acuerdo, así que  empezamos a vagar por el campamento. De repente, algo llama nuestra atención. Un montón de gente se arremolina en torno a algo. O alguien. Suenan palmas, y gritos. Me parece que ya sé lo que pasa.

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