- Por mi culpa.
- ¿Qué? ¡No! – Harry separa su espalda de la hamaca – Tenía que… romper con ella, sólo necesitaba…
- ¿Ayuda Harry? – comienzo a sonar molesta. Estoy molesta.
- Recordar por qué tenía que dejarla.
- Genial, entonces soy una zorra – cruzo mis brazos a la altura del estómago.
- ¿Qué dices? Ni siquiera ha pasado algo entre nosotros. Somos amigos – suspira – No, Bella, no. No eres una zorra, ni mucho menos – la desesperación se nota en las palabras de Harry.
- Es lo que pensarán todos.
- ¿Quién? ¿Lola? ¿Las amigas de Lola?
- Sí.
- ¿Qué importa? No lo pienso yo, no lo piensa nadie que debiera importarte.
Miro al suelo, mientras repito sus palabras mentalmente. Harry continúa hablando.
- ¿Podemos olvidar esto? Con cada cosa que digo lo estropeo más y más y estás a punto de levantarte e irte… – hace una pausa y frota sus manos contra su cara –… y no quiero.
- Supongo que enfadarse por esto sería ridículo – susurro, más para mí que para él. Levanto la mirada para encontrar sus ojos – Bueno, estoy acostumbrada a que la gente me odie, no está tan mal – una pequeña sonrisa tranquilizadora aparece en mi cara, y los hoyuelos de Harry se dejan ver de nuevo.
Cojo una galleta del paquete que hay sobre la mesa. Tienen pepitas de chocolate y están riquísimas.
Harry y yo llevamos juntos desde que me desperté esta mañana, y es como si no hubiera nada más. Este chico me hace desconectar de tal forma que tengo que recordarme a mí misma que existe el tiempo.
Me relajo sobre la hamaca. Harry observa pensativo la hoja que hasta el momento de la pequeña discusión nos absorbía por completo.
- Quiero ver como suena – le digo.
Harry frunce el ceño, pero el rubor crece en sus mejillas y me doy cuenta de lo que realmente pasa por su cabeza.
- Vamos – junto las palmas de las manos, y suplico – Por favor.
Él no dice nada, sigue mirando el papel, como si no me hubiera oído.
Comienzo a golpear la mesa, marcando un improvisado ritmo que le hace reír.
Segundos después comienza a sonar un ligero tarareo que acaba convirtiéndose en una bonita melodía, en un tono grave y ronco.
Anochece, y no me importa. Comienza a hacer frío, y no me importa. Estoy demasiado a gusto aquí como para moverme.
Algo hace que me despierte. Totalmente adormecida, me giro sobre mí misma y me hago un ovillo de nuevo, esperando volver a ese sueño tan… tan indescriptible. Pero eso no es lo que ocurre.
Sobre mi frente siento una fuerte respiración. Estiro mi brazo, convencida de que no hay nada, y que sigo soñando. Choca. Mi mano choca con algo.
Mis ojos se abren inmediatamente en la oscuridad y no puedo contener el grito que sale de mi boca. Me incorporo lo más rápido que puedo.
- Eh… - oigo una voz ronca - ¡Bella! ¡Bella! – mi pecho sube y baja descontrolado – Bella soy yo…
De pronto la luz de la lamparita ilumina tenuemente la habitación. En ese instante alcanzo a ver la silueta de un chico, con el torso desnudo, un torso lleno de tatuajes.
- Shh... shh…Soy Harry – dice, mientras acaricia mis brazos.
Dejo escapar un suspiro. Esa terrible sensación de miedo que me invadía desaparece cuando mis ojos se posan en su rostro.
- ¿Harry? – sus labios se curvan ligeramente. Qué pregunta tan estúpida.
- Sí – sigo sintiendo cómo una de sus manos recorre mi brazo una y otra vez, aunque de una forma mucho más lenta.
- ¿Pero qué…
- Te dormiste… te quedaste dormida cuando, bueno, cuando estábamos fuera, y… pensé que mi habitación estaba más cerca de la tuya… - por un segundo parece estar escogiendo las palabras adecuadas – no quería despertarte – su tono es mucho más bajo.
Me quedo callada, recomponiendo todas las piezas en mi cabeza.
- ¿Bella? – sus palabras suenan unidas a una suave carcajada. Miro las sábanas, la almohada, y después a él.
- Esto es… ¿incómodo?
Harry se recuesta de nuevo, colocando sus brazos bajo su cabeza.
- No, claro que no. Quiero decir, al menos no para mí – su mano vuela a la mesita y agarra su móvil – son las cinco y media. Solo duerme.
Noto cómo una pequeña sonrisa se me forma en el rostro. De nuevo apoyo mi cabeza sobre la almohada, ligeramente desplazada hacia el borde, ahora que soy consciente de la presencia de Harry. Él apaga la luz y la habitación se vuelve oscura.
Divertida, busco a tientas su brazo, y lo pellizco.
- ¡Ay! - al oírle comienzo a reír - ¿Por qué has hecho eso?
- Por que me has asustado – digo, intentando parecer seria.
Sus carcajadas suenan entre las sábanas, y ese sonido es lo último que escucho.
Oigo mi nombre varias veces, cada vez más cercano a mí.
- ¿Bella?
La voz de Harry me hace abrir los ojos.
- Mmm – no estoy segura de qué iba a decir, pero era más que eso. Mis párpados luchan para volver a cerrarse. Me tapo la cara con la sábana.
- Eh… Bella – oigo de nuevo. Sé que está sonriendo.
Sus manos agarran el filo de la tela y comienza a descubrirme la cara, lentamente.
- Eleanor me ha preguntado por ti.
Eleanor. Escuchar ese nombre hace que me despierte por completo, y recomponga los hechos, de nuevo. Esta no es la cabaña 69, es la 68. Esta no es mi cama, es la de Harry. No me ha despertado la alarma del móvil, ha sido Harry.
Me incorporo ágilmente y, como si fuera un muelle, salto de la cama. Harry agarra mis brazos, riendo.
- Em... Yo... Creo… - Hago una mueca, una mueca que acaba en sonrisa – Creo que me voy.
Me deshago de su agarre y echo a correr. Desde el pasillo oigo como me grita un “¡Adiós!” entre risas.
Por suerte la cabaña debe estar vacía, no encuentro a nadie en mi carrera por ella. Agradezco haber dormido con mi ropa puesta, o esto no podría ser posible. Llego a mi cabaña jadeando, y abro la puerta. Eleanor comienza a reír cuando me ve.
- ¿Qué ha pasado? – pregunta.
- Yo… Me quedé dormida, creo.
- Ajá.
Ella se sienta en el sofá, y yo hago lo mismo. Cuando mi respiración se calma, y ya puedo decir una frase entera, añado:
- Su cama es mucho más cómoda que la mía.
Carcajadas llenan la habitación.
- Bella, todas las camas son iguales.
- No, no se sentía igual – mi tono alcanza un matiz un tanto serio.
- A lo mejor no era la cama. A lo mejor era Harry.
Tras eso, sube a su habitación.
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Our song
FanficMi piel se eriza cada vez que recuerdo esto. Cada vez que recuerdo aquel lugar, mis amigos, aquellas noches, lo que reí, lo que lloré… cada vez que lo recuerdo a él. Pensé que sería un verano perfecto, pero sin duda fue más que eso. A veces, a mi me...