Capítulo 12

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Me siento en la cama para secar mi pelo. Sonrío al ver sobre la mesita el dibujo que Zayn y yo hemos hecho esta tarde. “Antes de entrar conmigo a esa clase necesitas mejorar algunas cosas, así no te resultará tan difícil” recuerdo a Zayn con su sonrisa, diciéndome cosas así todo el rato. Alargo un poco el brazo que me queda libre para cogerlo. El resultado de mi primera clase de dibujo.

Mis dedos comienzan a acariciar el papel una y otra vez, y momentáneamente olvido que estaba secándome el pelo.

Esa noche caigo en la cama rendida, y no tardo nada en dormirme.

Me despierto temprano, sin sueño. Esta es una de esas veces en las que aunque quiera quedarme dormida de nuevo, no lo voy a conseguir, así que ni lo intento.

Envuelta en mi querida bata, bajo las escaleras para hacerme un café. Una ola de mal humor me invade cuando veo que no hay, pero se me pasa al recordar que tengo magdalenas. Cojo varias bolsas de dulces y, con ellas entre los brazos, salgo fuera.

-  ¡Buenos días Bella! – adiós tranquilidad. Eleanor se ha levantado.

-  ¡Buenos días!

- ¿Dónde está el café? – pregunta. Ella ya se ha acostumbrado a verme siempre con la taza en la mano.

- No hay.

- ¿Y sigues viva? ¡No puede ser!

- Lo estoy pasando mal, no me hables – no sueno muy creíble, y las dos comenzamos a reír.      

- ¿Sabes qué?

- ¿Qué? – pregunto, temiéndome lo peor.

-  ¡Hoy hay fiesta! – pues eso, lo peor.

- Eleanor no. No pienso ir.

- ¿Pero por qué? – recuerdo que ella no sabe todo lo que pasó la última vez.

- No soy de fiestas y nunca lo seré – hace una mueca al oír esas palabras - y además siempre acabo sola vagando por allí.

- Tienes razón – dice, pensativa – pero no puedes encerrarte aquí siempre que haya una fiesta. Hacemos muchas, Bella.

- Sí puedo.

- No. No todas las fiestas tienen que ser iguales.

Dejo escapar un suspiro ante su cabezonería innata.

- Y esta vez no te voy a dejar sola, lo prometo.

Por alguna razón comienzo a pensar que tal vez esté en lo cierto. Bueno, que no me haya ido muy bien no quiere decir que deba ser así siempre. Muerdo mi gran magdalena de chocolate, y con ella aún en la boca, murmuro:

- Está bien.

Eleanor salta al oírme y da un pequeño grito. Después me da un fugaz abrazo y se sienta en la otra hamaca, frente a mí. Saca un dulce de la bolsa y comienza a mordisquearlo.

- Y… ¿Vendrás a organizarlo todo conmigo? Créeme, es más divertido que la fiesta.

- ¿Tú y yo? – pregunto. Dudo que sirva de gran ayuda, pero como no tenía nada planeado para hoy, estaría bien.

- Todos.

- ¿Qué todos?

- A ver, allí no hay mucha gente, pero de nosotros, nuestro… grupo, vamos todos. Diana, Zayn, Liam, Mary, Harry… todos.

- ¿Y qué hay que hacer?

- Bueno, a parte de preparar las mesas y la comida, tenemos que terminar el decorado y la música.

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