Capítulo 18

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Harry

- Otra vez – susurro. Mi voz es ronca, mi garganta está seca.

Canta como un ángel. Ella lleva la música en su sangre, y es algo natural en ella. Es increíble ver cómo se avergüenza de algo como comer delante de la gente, y de repente, un día, se sienta a tu lado y comienza a cantar. Sin conocerte de nada, y sin miedo a ser juzgada.

Nunca le he dicho que adoro su voz.

Aunque, pensándolo bien, hay muchas otras cosas que nunca le he dicho. Y debería hacerlo.

- Me has escuchado – dice Bella, con una gran sonrisa – Esta vez sí. Lo sé. Su poco habitual expresión de vanidad me hace reír.

- Sí. Y me ha dejado con ganas de más – confieso, sabiendo que mis palabras harán crecer esa sonrisa que estoy viendo ahora mismo.

Un par de minutos después, hace una pregunta que hace girar por completo nuestra conversación.

- ¿Qué estabas haciendo por aquí?

- Em… Venía a... por un par de botellas de coca-cola… para… venía con Louis – frunzo el ceño al recordar cómo se ha ido – Llevamos toda la tarde jugando al fútbol.

- ¡Odias el fútbol!

- Lo sé – río.

- Bueno… ¿dónde está la coca-cola? ¿Y Louis?

- No tengo ni idea de dónde se ha metido Louis – una idea cruza mi mente - ¿Vienes a tomar una coca-cola?

- Estaría bien.

Tras el asentimiento de Bella, la ayudo a recoger las partituras, y meto la guitarra en el estuche. Antes de que ella pueda decir nada, yo ya estoy andando con el estuche en la mano. Ella no va a cargar con él.

- No he visto a los demás en todo el día – comenta, caminando a mi lado.

- Qué día tan maravilloso habrás pasado – bromeo. Bella golpea mi brazo.

- En el fondo los quieres – afirma, melosa.

- No es necesario llegar hasta el fondo – continúo con la metáfora – claro que los quiero.

- Me dais envidia – susurra – no todas las amistades son tan fuertes como para superar nueve meses de… mínimo contacto, año tras año.

- Bueno, ese contacto no es tan mínimo – recuerdo las cartas con Eleanor, las conversaciones telefónicas con Louis.

- Igualmente, yo sé a qué me refiero. Yo no tengo grandes amistades.

Que esas palabras salgan del interior de Bella hacen que la saliva obstruya mi garganta, y me atragante. Tras una pequeña tos, hablo:

- Tal vez lo que ocurre es que no eres consciente de ellas.

No vuelve a hablar tras eso. Su ceño está fruncido, como si reflexionara acerca de ello. Eso me hace sonreír.

Nuestros pies nos llevan hasta lo de Kelly, a pesar de que está a diez minutos a pie. Ignoramos las nubes que cubren el cielo y decidimos que es un buen momento para sentarse en los merenderos de fuera.

- ¿Qué te pido? – pregunto.

- Un helado de nata con galleta y chocolate blanco, por favor. ¡Con trocitos de fresa! – añade, antes de que entre al interior del establecimiento.

Dentro, el ambiente es tranquilo. Me acerco a la barra, donde de repente aparece Niall.

- Hey – saluda, con una sonrisa.

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