18- La carta

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América

El silencio de mi habitación fue interrumpido por el sonido de alguien que llamaba a la puerta. Me levanté con cuidado, rogando por que Mary apareciera y le dijera a quien fuese que no me encontraba allí, pero entonces un murmullo me llamó por mi nombre.

-Lady America, soy yo - insistia Paige.

Me levanté entonces y abrí la puerta despacio.

-¿Ha pasado algo? - le pregunté.

-Nada grave su...eh, Lady América - se corrigió - le he traído estas que se ha dejado en el cajon de su cama en la enfermería.

Me tendio una de sus manos, que sostenía dos sobres blancos idénticos. Los tomé y reconocí el primero al instante: era el que Maxon me había enviado aquella misma mañana, junto con todas aquéllas flores. El segundo parecía intacto, y al darle la vuelta comprobé que estaba sellado. ¿Que rayos había dentro y por qué no lo recordaba?

Antes de que la confusión que se me notaba en el rostro diera pie a las preguntas, levanté la vista y miré agradecida a Paige.

-Se me olvidó por completo, te lo agradezco mucho - ella me sonrió, y antes de que pudiera decir algo añadí - ¿Sabes en dónde puedo encontrar a Mary?

-No se preocupe Lady América, yo misma puedo pedirle que venga con usted -señaló sobre su hombro hacia el vacío corredor - lo haré antes de volver con Susan.

-Me ayudaría mucho que lo hicieras - admití. La chica me sonrió con amabilidad una vez más antes de prometer que Mary no tardaría y se fue.

Cerré la puerta, aliviada de que me hubiera ayudado a buscarla. Mi herida al parecer ya había cerrado, pero aún me cansaba demasiado fácil, y sería complicado ocultarme o correr de un ataque rebelde después de haber pasado la tarde buscando a Mary.

Me dirigí al cajón de la cómoda, donde guardé la carta de más temprano junto a las demás que me había escrito Maxon. Después, me acerqué temerosa al banquillo del piano y me senté sobre él, sosteniendo en el regazo la segunda carta que había traído Paige.

No sabía qué sentir. Aún dolía recordar todo lo que había pasado a raíz del malentendido con Maxon sobre Aspen, pero también estaba sumamente molesta de que el primero creyera que podría verme la cara y casarse conmigo sólo por la culpa o el deber. Y encima de todo eso, había algo de curiosidad: ¿cómo era que ambos se hablaban tan bien ahora, a pesar de lo que había en mis recuerdos recién recuperados? ¿Y qué había en el sobre que sostenía aún? ¿Por qué, si estaba dirigido a mí, no recordaba haberlo recibido?

Quise levantarme y arrojar aquél condenado sobre, y todo su contenido, a lo más profundo del cajón de la cómoda. Pero decidí que prefería saber. Estaba cansada de enterarme de las cosas a través de los demás, y de no poder completar tantas en mi memoria. Quizá al leerla incluso lograra recordar algo más.

Abrí el sobre con cuidado, observando a detalle cómo se separaba el papel. Sabía que la caligrafía que formaba mi nombre en la parte de afuera era de Maxon, pero eso de ninguna manera me preparó para la sorpresa que contenía en su interior.

Queridísima América

He sido un tonto. He sido algo mucho peor que eso, y no sabes cómo lo lamento ahora que sé la verdad.

Cuando volviste aquí, tras el funeral de tu padre, pensé mucho para recibirte de la mejor manera posible. Quería que, a pesar de tu tristeza, te sintieras como si en vez de haber dejado de nuevo tu casa, estuvieras volviendo a ella. Quería que te sintieras como si este fuera tu hogar, aquí conmigo, porque eso era y sigue siendo todo lo que yo más deseo.

Nunca había sentido algo así, quizá haya sido por eso que me dejé llevar por tantos otros nuevos sentimientos y traté de alejarte de mí. Sé que eso no es excusa, por eso quiero pedirte perdón. Perdóname América, por haberte hecho daño y por no creerte cuando dijiste que me querías.

Aspen me ha contado la verdad. Ahora esta con Lucy ¿sabes? Él parece muy feliz, y ella mucho más serena. Quizá si hubiera estado más al tanto de las personas que me rodean, como tú, habría notado la diferencia. Pero aquél día sólo pude ver que, justo cuando decidí que no me importaba lo que había visto, y que te pediría matrimonio a ti y no a Kriss, tus ojos estaban puestos sobre él, y ni siquiera notaste que los míos seguían eligiéndote a ti, sin importar cuántas veces me rompieras el corazón.

Fui idiota, y ninguna disculpa parece compensarlo. Aún así, me gustaría seguir intentando hallar un modo lo suficientemente bueno para que me perdones. Si tú me lo permites, lo haría cada día de nuestras vidas. Preferiría que me rompieras el corazón otras mil veces antes que aceptar que te vayas y te lo lleves contigo.

Te quiero, América Singer, con cada parte de mi.

Maxon

Para cuando llegué al final de la carta, mi corazón latía desbocado a la altura de mi cuello. ¿Dónde había dejado Maxon esta carta y por qué no había llegado antes a mi?

Por segunda vez, el llamado de alguien a la puerta interrumpió el torrente de pensamientos que había en mi cabeza. Paige habia sido rápida para hallar a Mary, así que esta vez me levanté sin pensarlo, todavía con la carta en la mano y abrí con rapidez.

Pero no era Mary, ni Paige.

Frente a mi, agitado como si hubiera recorrido a toda velocidad cada centimetro de los jardines del castillo antes de venir a encontrarse conmigo, se encontraba Maxon.

***

Ni se me da esto del suspenso jajajaja
Los amo con todo mi pequeño y torpe ser, lo saben 💙👑 déjenme sus opiniones sobre la carta y la historia en general, me encantan sus comentarios bonitos 💖 ¡Hasta mañana! 🎉

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