Capítulo (14)

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Se me volvió a declarar, yo esta vez no lo quise rechazar

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Unos minutos después de gran silencio y de apreciar el paisaje, sus brazos y el sentimiento especial que sentía al estar rodeado de estos, él se decidió a hablar.

–Lo he estado pensando– le mire confundido y el suspiro –y he estado equivocado todo este tiempo– dijo, sin llegar a mirarme.

Al escuchar eso, lo único que llego a mi mente fueron sus sentimientos hacia mí, baje mi mirada y sentí mis ojos humedecerse, tenía un nudo en la garganta, sentía que mi corazón estaba a punto de romperse, me recargue en su pecho y sin darme cuenta una lagrima cayo, él no dijo ninguna palabra al igual que yo, no quería hablar, en cualquier momento soltaría en llanto si lo llegara a hacer.

–Pensé...– comenzó –que estaría bien tan siquiera estar un día sin ti– rio levemente –pero he estado equivocado todo este tiempo– me abrazo más fuerte, sin llegar a lastimarme –con eso me di cuenta de que en verdaderamente no puedo vivir sin ti, de que siempre te adueñas de mi mente, de que a pesar de todo– me miro –siempre te amare– y sonrió.

Levanto mi mirada pero su sonrisa despareció al ver las lágrimas, supongo.

–¿Por qué lloras?– me pregunto preocupado –¿dije algo malo?

–No– negué –todo lo que dijiste fue lindo, solo me asustaste– le fui honesto.

–¿Asustarte?– me pregunto dudoso.

–Sí, pensé que te habías equivocado con tus sentimientos– empecé a jugar con mis dedos –y que no...– pensé bien lo que iba a decir –de que ya no me amabas– el sonrió y rio un poco para después besar mis parpados y secar las lágrimas.

–oh, tienes miedo de que deje de amarte– rio un poco – así que ya sientes algo por mí.

Sin contestarle desvíe mi mirada hacia al lago escuchando de nuevo su risa.

–Matt– le mire –¿te puedo besar?

Al escucharle mis mejillas empezaron a arder de una manera inexplicable, asentí y el empezó a acercarse, así juntando nuestros labios creando un tierno beso, al cual, ahora si correspondí. Nos separamos en busca de aire mientras nos mirábamos a los ojos y sonreíamos tontamente.

–¿Me das una oportunidad?– asentí y me abrazo.

Creo que me estoy empezando a enamorar.

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