Capitulo (20)

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No puedo creerlo... ¡ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO!.
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Desperté con un poco de pesadez, dando por primera impresión un techo blanco, el techo de mi habitación era un tono grisáceo, me senté y miré a mi alrededor, era una leve habitacion llena de personas que están murmurando, hablando y hasta gritando al mismo tiempo, así lastimando mis oídos, pero no me importaba en estos momentos, pase entre las personas que ni siquiera tenían rostro, esto es lo más extraño que me a pasado en toda mi vida.

Les miraba en un intento de encontrar a Frimost o alguna de las niñas, mi paciencia comenzaba a llegar a un límite al no encontrarles y al estar escuchando que hablan al mismo tiempo, me tape mis oídos con desesperación mientras que esta me está consumiendo, mis lágrimas amenazaban en salir, apretaba fuertemente mi cabeza en la parte nombrada en un intento fallido de querer dejar de escuchar aquellas voces de las personas sin rostro que están a mi alrededor.

─¡YA VASTA!─ grite lo más fuerte que pude, me inque en el suelo y me hice una bolita en ese lugar, el dolor era insoportable, lo único que logré fue de que las voces se intesifique a un mayor volumen.

Me estoy volviendo loco en este lugar, comencé a derramar lágrimas por el dolor y la impotencia que sentía, me volví a levantar a costa de todo, si no hallaba a alguno de los cuatro me rendiría definitivamente.

Comencé a caminar aún tratando de controlar el dolor, miré a todos lados, no encontraba a nadie, camine entre toda la habitación mientras que mi esperanza se caía a pedazos a cada minuto que pasaba, el no ver un rostro conocido me abrumaba sin ni siquiera pensar, me senté en el suelo dispuesto a rendirme, pero escuché la puerta abrirse aún con las voces hablando, pero no hice ningún esfuerzo, me dolía horriblemente la cabeza, escuché pasos, miré hacia donde parecía escucharlos, las personas desaparecían como si fuesen como polvo por ese lugar.

Me sentí confundido, trate de tocar a uno cerca de mi, pero no lograba el mismo efecto, volví a mirar hacia ese lugar y me encontré con una señora la cual parecía ser una enfermera, me extendió unas píldoras y un vaso con agua, me las tomé junto con el líquido sin color y mire a los alrededores, veía el como las personas sin rostro desaparecían, pero aún podía escuchar sus voces con un tono de volúmen menor, miré a la señora.

─Ven conmigo, tienes una visita.

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