"CAPITULO 13"

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[Bueno, tendría que buscar una solución. «Soy Ámbar Smith y yo puedo hacer todo». Okey, ya se me ocurrió una idea... ¡Soy brillante!. Okey, eso es obvio. Mire por todas partes tratando de encontrar alguna cosa que pudiera lanzar. No encontraba nada hasta que vi un balón de volleiboll. ¿Un balón?. ¿Qué rayos hace un balón ahí? ¿No hay algo mejor?. Bueno. ¡Espero que esto me salve...Okey. Claro que hay cosas mejores. Pero son de cristal y si mi madrina me descubre que fui yo la que los tire aun así siendo "accidentalmente" me haría pagarlo o me castigaría por eso. Así que un balón no es dañino. ¿No?. Okey. Lo agarre con mis manos y lo lance lo  mejor que pude haciendo tirar unas cosas que habían dos metros mas allá. ¡Solo espero que no hayan sido de vidrio!. En eso escuche voces de los Valente preguntando "que fue eso" vi que se aproximaban hacia la sala viendo que era lo que se había caído.
Así que me escondí hasta que vi que ellos ya estaban ahí; corrí silenciosamente hacia la puerta trasera intentando no hacer ruido. Y al salir... Segui corriendo hasta llegar a la entrada de la casa de Simón y a verlo a él].

-¡Ámbar!.- exclamó Simón sonriendo.

-¡Simón!.- exclamó Ámbar agitada por correr tanto.

-Ámbar... ¿Qué te pasó?. ¿Por qué tardaste tanto en venir?. ¿Por qué estas agitada?... ¿Corriste un maratón o qué?.- preguntó Simón riendo.

-Si, corrí un maratón.- dijo Ámbar casi sin aire... Ya un poco mas tranquila le respondió.
-Es una larga historia... Pues fue un lío salir de mi casa, ¡solo espero no haber causado problemas!. Y aparte no te escuchaba nada de lo que me decias. ¡Enserio que hablas muy bajo!.- exclamó Ámbar riendo mientras recordaba todo lo que había hecho hace apenas unos minutos. La verdad que fue algo que nunca olvidará.

-¿Hablar bajo... Yo?. Ámbar. Pues no se que tengas tu pero te has afectado los oídos... ¡Estaba casi gritando para que pudieras escucharme pero ni así. Así que tuve que escribirte. Y...
¡Ámbar!. Si no te dejaban salir me hubieras dicho y lo posponiamos para otra ocasión.- dijo Simón rodando los ojos mientras reía a carcajadas.

-¡Simón, es que a veces tu te complicas la vida. Enserio no se entendía nada  lo que decía en la hoja... ¡Estaba a punto de caerme solo para leerla!. ¡Casi muero!. Eso de remarcarle muchísimas veces hizo que se viera peor. Simón. Tal vez estoy sorda. ¡Pero no estoy ciega!. Tengo buena vista y no hacia falta remarcarle muchisimas veces. Y...
No, Simón. Ya estoy aquí. Y al parecer parece que es algo urgente lo que tienes que decirme.- exclamó Ámbar usando esas palabras para tratar de defenderse.

-Bueno Ámbar, ¡uno nunca sabe!. Okey, para la próxima no le remarcare tanto. Ahh, y te comprare un aparato para los oidos.- exclamó Simón riendo burlón...
¡Ay Ámbar!.- dijo Simón riendo.- ¿No quieres regresar a tu casa?. ¡Creo que no fue bueno que vinieras!.- comentó Simón sonriendo.

-Simón. ¡Todo esto no hubiera pasado si hubieras pensado una mejor idea para que los dos pudieramos entendernos bien. Porque tal vez tu si me entendías a mi. Pero yo a ti no. Y...
¡Simón!. ¿Me estas cargando?. Obvio no... Me costó trabajo salir para que fuera en vano.-dijo Ámbar cruzandose de brazos.

-Ahhh. ¡Si!. ¿Y como de que forma!.- preguntó Simón sonriendo.

-Simón. ¡Hay muchisimas formas!. Una de ellas era mandarme un mensaje.- exclamó Ámbar riendo burlona.

-¿Enserio?. En ¿un mensaje?. ¡Ambar, si ni me contestaste él que te mande, no era una buena opción mandarte otro mensaje.- contestó Simón rodando los ojos mientras sonreía.

-Bueno. Tu que ibas a saber si te contestaba  o no. Uno nunca sabe.- contestó Ámbar tratando de defender sus argumentos.

-Okey Ámbar. Como tu digas... Bueno. Entonces si estas en cierto peligro,  vámonos antes de que alguien te vea.- dijo Simón cediéndole él paso a Ámbar.

MITADES PERFECTAS (SIMBAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora