"CAPITULO 18"

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En menos tiempo que Ámbar esperaba. Ya estaba a nada de la competencia. Era el día, ya no había otro más, era la ocasión...
Ámbar se levanto como de costumbre con mil planes en la cabeza, era ya la competencia. Ir al colegio, y después pasaría todo.

Se apresuró para no llegar tarde, cosa que no era por ella, sino por Luna, por Tino, y muchas cosas más. En fin, este era un día importante y tenía que estar preparada.

Bajando las escaleras, al llegar a la cocina se encontró con Luna hablando con su mamá. Como de costumbre antes de una competencia, Luna siempre hablaba con medio mundo de lo emocionada que estaba, que estaba nerviosa, y cosas así. Siempre era esa misma rutina por escuchar, pero ya estaba acostumbrada.

Aunque siempre me molestara, así era ella, hablando con medio mundo, mostrando siempre sus emociones, contando con todas las personas.

En fin, llegué a la cocina, y al parecer no soy una buena persona. Porque instantáneamente Luna dejó de hablar. Como siempre, se que obvio no le caigo bien, ni ella a mi. Pero que al menos haga el esfuerzo de no parecer tan obvia.

-Hola Señorita Ámbar, ¿como amaneció? ¿Quiere que le prepare algo?.- me preguntó Mónica  mirándome al igual que Luna.

-Bien, bien. Gracias Mónica, y no, comeré allá. Hoy quiero llegar temprano a la escuela.- conteste mientras revisaba mi celular.

Asi que, si podría. Lunita, ¿ya nos vamos por favor?.- le pregunte tratando ser amable.

-Si, ya voy Ámbar. Bye mamá, nos vemos luego.- contestó Luna mientras se despedía de su mamá.

-Claro Luna, mucha suerte, e igual a usted Señorita Ámbar. Hasta luego.- dijo Mónica con una sonrisa en su rostro.

-Gracias, hasta luego Monica.- dije tratando de regresar la sonrisa.

Salimos de la casa, en silencio total como siempre. Ella igual de incómoda como siempre conmigo.

-¡Lunita! Hey, quita esa cara. Parece que me odias. -digo en tono sarcástico.- Hoy es la competencia, deberías estar muy emocionada ¿no?. O será que estas muy nerviosa.-pregunto con una sonrisa.

- No, es solo que me levanté rápido, y las ideas de mi cabeza aún no se acomodan... Ya sabes, siempre me pasa algo así, porque cuando despierto pues sigo medio dormida y...

-Okey, okey... Entiendo Luna, no hace falta que me digas todo lo que piensas.- dije parandola. ¡En serio esta chica habla mucho y no para!

-Perdó Ámbar, es que si, si estoy un poco nerviosa... Bueno no, mucho.- dijo riendo nerviosa.

- Lo entiendo Luna, debe ser difícil aprender a patinar ya un nivel como hay el el roller. Pero ya te acostumbras, es muy fácil. Bueno, al menos para mí.- le dije sonriendo, a lo que ella me respondió con una sonrisa forzada.

- Bueno ya, no es para tanto Luna. Tranquila, te irá bien. A no ser que te caigas como la otra vez.- dije con un tono un poco serio.

-Eso no pasará.- dijo Luna seria.- Bueno, ya me voy, adiós.- dijo Luna, y en cuanto llegamos se bajó del coche para caminar rápido hacia la entrada.
¡Solo era un chiste! No era para que se lo tomara así. En fin, que amargada.

Bajé del auto y me dirigí hacia mis amigas, que estaban en la entrada con sus celulares en mano.

- Chicas, ya llegué. Muestren respeto por favor, ya dejen los celulares.- dije haciendo un ademán con las manos. A lo que me interrumpió alguien. 

- ¡Hola Ámbar! ¿Ya estás lista?.- me preguntó el chico que me había interrumpido. Simón. Con una linda sonrisa muy cinsera.

- Claro Simón. No por nada los ensayos.- conteste con una sonrisa.

- Si, de eso no hay duda. Gracias a ti, patinas súper bien.- me dijo con una sonrisa.- ¡Dios! Por alguna razón no podía dejar de sonreír. Sus palabras las sentía demasiado cinceras, y me daba la confianza, que otros no depositaban en mi.

-¡Gracias Simón!.- dije con un gesto amable. Iba a continuar, pero fue interrumpida por sus amigos.

- Bien Ámbar. Me tengo que ir, nos vemos al rato.- me contestó guiñando un ojo. A lo que después se fue.

El era un chico increíble. Lo poco que lo conocía, diría que es alguien especial. Te hace sentir de una manera diferente. Y con el no tengo que fingir ser alguien. Soy la verdadera Ámbar, y eso reglamente me gusta.

- ¡Hey! ¡Ámbar! ¿Que fue todo eso?.- cuestionó Delfi. Quien me veía con una sonrisa juguetona.

-¿Que fue eso de que?.- pregunté seria.

-Pues TODO. Las sonrisas, el guiño... ¡Todo!. Ámbar, ¿acaso empiezas a sentir cosas por el?.- preguntó Delfi con el ceño fruncido. A lo que Jazmín la siguió.

¿QUÉ? ¡Claro que no sentía cosas por Simon! Es un chico increíble, pero  no lo se. No sé lo que siento o pienso. Realmente, nunca me he puesto a pensar de esa forma, ¿cambiarían cosas si así  lo fuera? ¿El sentiría algo por mi? ¿Tenemos una amistad? Aún así, no somos nada parecidos. No podríamos llegar a algo.

-¿Que? Obvio no chicas. ¿Por qué lo dicen?.- pregunté confundida.

-Ámbar, ¡te gusta! Se nota cada vez que lo miras. Siempre le dedicas una sonrisa.- contestó Jazmín con palabras obvias.

Abrí la boca para contestar, pero tocaron el timbre. Y tuvimos que entrar al salón.

Las horas a mi parecer pasaban demasiado lentas. Cada minuto lo contaba, cada segundo que pasaba en el reloj. Todo pasaba demasiado lento.
Hasta que llegó la hora. La hora que tanto esperaba con ansias y nervios a la vez. Era hora. Saldría y daría todo lo mejor de mi. Y siempre lo hacía, solo que esta vez era diferente. Tenía a alguien que de cierto modo, lograba ponerme un poco nerviosa. Y no sé cómo, pero lo hacía.
Tal vez y de una forma, sentía algo por Simón. Pero no lo podía explicar simplemente así, solo ocurría algo que, nunca pasó con nadie más. El me hacía sentir bien. Y no quería que eso terminara.

Salimos todos del salón. Y me despedí de las chicas para ir por mi atuendo, tenía tiempo para ir casa. No quería traerlo aquí, quería cuidarlo bien, y que no se fuera a maltratar. Así que salí del Blake para llamar a Tino. Pero por una extraña razón, decidí no hacerlo. E irme caminando hacia casa.

El tiempo que pase caminando me ayudó a pensar en pasos e irlos perfeccionando en mi mente. Era como un rato libre.

Llegué a casa y subí a mi habitación para sacar mi traje. Fui por el, y ahora bajé para decirle a Tino que me llevará al roller.

-¡ Tino!.- grite desde la cocina, para ver si estaba por ahí.

-Aquí estoy Señorita Ámbar. ¿Que necesita?.- me preguntó.

- Necesito que me lleves al Roller por favor. Tengo una competencia, y necesito alistarme. -conteste con un ademán.

- Si Señorita Ámbar. Vamos allá. - me respondió, y se dirigió al coche.

Nos adentramos en el coche, y empezó el trayecto hacia el Roller. Esta vez, habían más personas de lo común. Estaban entrando y saliendo. Y era extraño que en una competencia se llenará tanto. Pero era bueno. Habría más audiencia disfrutando de la competencia.

Bajé del auto y me dirigí al vestidor con mi traje en la mano. Tenía que llegar a maquillarme y arreglar todo antes de la competencia. Jazmín me ayudaría a maquillarme, ya no había tanto problema. 

Me cambié con mi atuendo, me gustaban mucho los colores que traía. Solo faltaba el maquillaje y peinado.
Así que salí a buscar a Delfi y Jazmín que seguramente estaban por ahí.
Pero no pude hacerlo, me quedé parada, mirando a Simón. El se encontraba en una esquina del escenario sentado tocando su guitarra.
Estaba muy bien vestido a decir verdad. Y sin saber nada de moda, porque claramente no sabe. Algo lo hacía ver demasiado bien. Le daba un toque.
Me quedé contemplando como tocaba su guitarra, con ese toque que siempre le da, admirando como lo hacía y con una sonrisa en mi rostro.
Pero al parecer este acto mío no duró mucho, porque se dio cuenta. Y volteo a verme con una sonrisa. Esa misma sonrisa de todos los días. Que me hacía sentir demasiado bien...

MITADES PERFECTAS (SIMBAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora