Interrogatorio

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Hola humanos :) hoy continuamos con este fic que apenas comienza ;D

-Largo- ordené a los troopers. Cerraron la puerta tras de sí.
-¿Eso es todo lo que tienes, Ren? Creí que el lado oscuro los volvía más fuertes. Ah, ahhh- intensifiqué la presión ejercida pero ella volvió a reír. La puse sobre sus pies de nuevo, la empujé hacia la camilla y le até yo mismo las correas de tobillos, cintura y muñecas. Ella seguía sonriendo -. Cuidado, eso está muy ajustado.
-¿Qué te parece tan gracioso?
-Tú, creyendo que algo como esto me pondrá nerviosa y me hará suplicar por mi vida.
-Debería ser así.
-Al final saldré de aquí.
-¿Crees que te dejaré con vida?
-Necesitas algo de mí, por eso me mantuvieron con vida. A otros les hubieran disparado antes de dejarlos salir de un nivel. Tus troopers de pacotilla no iban con la intensión de dañarme, por eso fue tan sencillo acabar con ellos.
-Los hiciste ver peor que un montón de niños jugando. Y lo del ascensor, debo admitir que me impresionaste. Reconozco que los burlaste de una manera que jamás habría imaginado siquiera. ¿Eres una Jedi?
-No- dijo con tono sombrío.
-No me explico entonces cómo lograste eso.
-¿Me vieron usando la Fuerza para mover cosas a mi antojo y estrangular gente con un movimiento de mi mano? Hay más habilidades en los rebeldes que eso.
-Los Jedi son una progenie en extinción, no queda nadie excepto la aprendiz de Jedi Rey.
-¿Me dejaste vivir sólo para matarme de aburrimiento con tu cátedra?- había caminado hasta estar junto a ella y le cubrí la boca con la mano enguantada.
-Cállate- mascullé mientras me inclinaba sobre su rostro. Sus ojos verdes profundos me observaban y unos mechones de cabello azabache caían a los lados y en su frente, aparté la mano despacio -. Vas decirme cuál era tu misión.
-Jamás- la tomé por el cuello y con la otra mano saqué el sable de luz. Lo apoyé sobre su pecho -. No vas a asesinarme, Ren. Crees que puedo ser de utilidad, por eso me mantienes con vida.
-No puedes saberlo.
-No eres bueno mintiendo.
-Te asesinaré.
-Quiero verlo. Al asesino en tus ojos. Mírame- nuestras miradas se cruzaron. Apreté la mordida al darme cuenta que ella no reflejaba el más mínimo miedo, en cambio yo debía lucir desesperado. ¿Cómo podía estar tan tranquila con su vida siendo amenazada? -. ¿Vas a asesinarme o no, Ren?- mi respiración se aceleró, ella me retaba a acabar con su vida como si no importara lo que hiciera. Al final solté su cuello y aparté el sable -. ¿Lo ves? No eres un asesino. Sólo eres un niño tratando de probarse a sí mismo y a los otros que es un hombre.
-Vas a decirme lo que quiero, así tenga que torturarte.
-Pensé que a estas alturas ya habrías comenzado a hacerlo.

PDV: Ayden
La camilla en donde me atara se elevó hasta tenerme en vertical frente a él. Acercó su rostro al mío y susurró.
-Veremos si sigues siendo tan cínica cuando empiece el dolor- por un momento su boca estuvo cerca de la mía y luego inclinó la cabeza un poco.

-Veremos si sigues siendo tan cínica cuando empiece el dolor- por un momento su boca estuvo cerca de la mía y luego inclinó la cabeza un poco

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-Deja de hablar y aleja tu cara de la mía o voy a morderte la nariz.
-¿Quieres jugar, niña rebelde? Juguemos, con mis condiciones- murmuró él con un dejo de arrogancia en su voz.

***

-¡Ahhhhh!- grité sin remedio cuando sentí un nuevo choque eléctrico en alguna de mis extremidades, recorriendo mi cuerpo por la columna y hasta la cabeza. Para ese momento ya había recibido intentos fallidos de golpes mentales empleando la Fuerza, lasceraciones por diferentes torturas y ahora los choques eléctricos. Era muy grande el dolor que estaba soportando pero no iba a ceder, nunca ante una marioneta del Imperio. Ren acercó su cara de nuevo a la mía, quizá así pensara que podía amedrentarme pero si con tantas torturas el resultado era mi silencio, también lo sería con su mirada.
-¿Aún no quieres decirme cuál era tu propósito? Sé que inhabilitaste los cañones y el sistema, pero no lo que pensaban obtener con ello. ¿Querían atacar la base o lograr filtrar nuestros secretos?
-Nunca... Te lo diré...
-¿De dónde saliste, maldita sea?
-Normalmente diría algo referente a tu madre pero respeto de sobremanera a la General Leia- él bufó y la camilla se colocó horizontalmente.
-Conque no quieres hablar. Encontraré la manera entonces- luego de liberar las correas de mis tobillos y de mis manos, mi primer impulso fue alzarme de donde estaba pero Ren se abalanzó sobre mí, tomó con ambas manos el borde del cuello de mi remera y tiró de la tela hasta desgarrarla. Separó mis piernas con sus rodillas, con una mano tomó mis dos muñecas y las inmovilizó contra la camilla por encima de mi cabeza, mientras que con la otra mano me apresó el cuello.

El Gran Secreto: Una historia de Star Wars --- Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora