—¿Podrías alegrar esa cara, cariño? —mi madre me observaba con severidad—. No vamos a ningún funeral.
—¿Acaso no me están mandando a la tumba casándome con esa chica? —escupo con acidez— Solo les ha faltado decirme cuantos hijos debo de tener ¡oh cierto! No hace falta porque su querido hijo Alexander les dará un nieto.
—Hijo... —Mi padre hace el amargo de intervenir pero, no lo dejo, estoy demasiado enojado para dejarme convencer con su palabrería barata ¡Ya no era un cabo! ¿Tan difícil era que lo entendieran? Puede que no porte tantas insignias como mi hermano, pero eso no me hace menos Salvatore que él.
—Hacemos esto por tu bien, es hora que dejes de andar detrás de las mujeres y sientes cabeza y quien mejor que la cuñada de tu hermano para ello.
Daba gracias a dios de que mi padre había parado el auto hacia pocos minutos, por que se lo contrario no hubiera sido capaz de controlarme y quizá hasta hubiera dicho cosas que no sentía (o que mi madre no se merecía).
Por eso solo salí del coche echo una fiera, no espere a nadie y entre a la casa de Francisco León como si fuera mi casa, que al fin de cuentas algún día lo sería o era lo mínimo que yo esperaba, después de semejante atentado en contra de nuestros derechos humanos, ya se que no debería salir con esto, siendo yo militar. ¡Pero es injusto!
Si mi hermano hubiera tenido la decencia de hacer las cosas como se le ordenan como un buen soldado yo podría estar follando como conejo con mi puta de turno, que últimamente no había variado, Carmen Maria tenía manos y lengua de oro, al menos en lo referente al sexo, porque si le hablabas de otro tema, la pobre parecía pez fuera del agua.
No siento amor por ella ni por nadie a decir verdad, la única mujer a la que quiero y respeto aparte de mi mamá es a mi querida nana.
Alexander puede decir que mamá ha sido cariñosa y devota, pero yo sé que eso solo era con su precioso primogénito, yo siempre estuve a la sombra de todo, hasta que una joven llegó a buscar trabajo, Alex y yo éramos muy pequeños y mi madre tenía que sacar adelante la empresa familiar que había pertenecido a mi abuela Lilian, de modo que la contrataron como nuestra nana.
Ella se presentó como Eugenia, pero la verdad es que desde que llegó a nuestras vidas para mi es mi nana, si, solo mía, por mucho que Alexander diga lo contrario ¿por qué?
Mamá en su tiempo libre comenzó a pasar tiempo con Alex y papá lo comenzó a entrenar para ser soldado por órdenes del abuelo, me fui quedando solo, de no ser por mi nana.
La quiero como si fuera mi madre y haría lo que fuera por ella, de hecho, si había aceptado ir a la condenada cena había sido por ella, todavía recuerdo sus palabras:
"—Mi niño, quiero verte feliz, con una mujer que te quiera tanto como yo, no seré eterna y antes de irme quiero dejarte con una buena mujer"
Solo yo lo sé, se que está enferma, pero no quiere dejar de trabajar, dice que yo soy lo único que le queda, nunca tuvo hijos ni marido, su vida ha girado en torno a mi, fue por eso que decidí aceptar.
—Hermano —Lo que me faltaba— ¿y nuestros padres? —Quiero a mi hermano, pero hoy no estoy de humor.
—Están en el coche, seguro no tardan en entrar —digo con pesadez, solo quiero que esto acabe, de alguna u otra manera, parece que mi hermano lo detecta porque me pone una mano en el hombro.
—Todo saldrá bien Rodrigo, estaré contigo ¿recuerdas? En las buenas y en las malas.
Sonrió de forma irónica, yo nunca lo he ayudado de esa manera, lo que hice por el hace poco no cuenta, pero él siempre tiene que ser el "hermano perfecto", lo que me consuela es que ahora ya no es un "humano perfecto" y sé que hasta él comete errores.
Aunque bueno, por amor se hace de todo, algo que sinceramente no entiendo ni espero entender.
—¿Y tú esposa? —quise cambiar de tema, no me sentía muy a gusto contándole mis intimidades a mi hermano, menos demostrando mis sentimientos, eso se lo dejaba a él.
—Está con tu futura esposa ¿te gustaría ir a verla? —No se si ignora o pretende ignorar, pero hasta parece feliz de mi futuro casamiento.
—No, muchas gracias, no quiero interrumpir conversaciones entre mujeres.
—Puedes ir a verla —Juliette hace su aparición frente a nosotros, bajando las escaleras a paso lento por su embarazo de riesgo, Alexander la ayuda y yo hago una mueca de hastío, pero termino por sonreír.
—Claro, volveré en un momento.
Todos estamos mintiendo, yo no quiero ir a verla, se que Ana no me quiere ver y se que nuestros hermanos fingen por el bien de todos ¿Acaso se creen los únicos con derechos para hacer lo que se les venga en gana?
Subo las escaleras antes de darme cuenta que ni quisiera se donde está el cuarto de Ana María, pero tampoco quiero bajar y ver la estampa de familia feliz que tratan de aparentar todos, para eso ya estará la cena.
Sigo vagando hasta que escucho dos voces a los lejos una masculina y otra femenina, al principio pienso que serán los padres de las chicas León, pero se me hacen muy...¿jóvenes? No se cual es la palabra, de todos modos llego hasta la puerta de los murmullos y todo, quizá ellos sepan donde está Ana María.
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Amor y Deber #LatinoAwards2020
ChickLitSegundo libro de la saga amores. Ana María y Rodrigo han vivido siempre a la sombra de sus hermanos mayores, los chicos perfectos... hasta este momento. Para su desgracia, el único error que sus hermanos cometieron los ha condenado para siempre. ¿Po...