Nunca pensé que existieran tantos tipos de flores y colores ¿a quién le importa la diferencia entre el azul verdoso y el azul marino? Ciertamente a mi no, pero decir eso frente a mi madre es suicidio, así que estuve callado la mayor parte del tiempo, para cuando llegamos a probar lo que sería el banquete de bodas yo estaba harto, así que comencé a planear mi escape.
Tanto mi madre como yo éramos alérgicos a las nueces, de modo que discretamente le pedí a quien nos atendía que si le podía poner nuez triturada a la ensalada de mi madre.
Fue un caos, casi sentí pena por mi mamá, porque no podía dejar de rascarse, pero logré mi cometido, la señora Julia, preocupada por mi madre, pospuso la prueba de comida y prefirió ir a un hospital a que le dieran algo para la alergia, yo las acompañé para no verme sospechoso, pero después fui libre.
Lo primero que hice fue ir al cuartel, necesitaba ponerme al día con mis obligaciones.
Pasó por el control obligatorio, saludó a unas cuantas personas, nadie muy conocido para mi buena suerte y me encaminó hacia mi despacho.
—¿Rodrigo? —Anna se me quedó viendo extrañada— Tu padre, digo, el general de brigada nos dijo que hoy estarías ausente.
—Para mi fortuna pude librarme antes —sonreí y me senté, era sumamente gratificante poder estar en un lugar donde yo era el amo y señor— ¿Cuáles son los pendientes?
—Ninguno.
—¿Qué? —Por lo general siempre teníamos algún que otro trabajo de oficina ¡hasta guardias!
—¿Nada?
—Tu padre le ha asignado a Alexander tus pendientes —Dijo con cautela.
Al notar mis dientes apretados me doy cuenta de porque dudo en decirme, sabe lo poco que me gusta que Alexander se meta en mis asuntos, aunque supongo que padre lo pensó de esa manera porque yo le estuve ayudando a mi hermano cuando pasó todo el asunto de Juliette.
—Puedes retirarte Anna, segura estás impaciente por ver a Daniel ¿Dónde está?
Observe cómo se removió incómoda.
—Está con tu padre, no se para que lo mando llamar —Así que eso la tenía preocupada, por más que tratara de ocultármelo, yo sabía leer bien a mi subordinada.
—Seguro le propondrá un acenso —Trate de darle ánimo, pero al parecer la palabra "ascenso" era la que la tenía tan nerviosa— ¿No quieres que lo asciendan? Sería una gran oportunidad para Dan.
—Sabes que me alegro por los logros de Dan, lo amo, pero...también me amo a mi y si le dan ese ascenso, nuestras familias comenzarán a presionar con el asunto de la descendencia y claro que quiero darle hijos, pero no quiero perder mi trabajo, me costo mucho llegar hasta aquí.
Trataba de comprenderla, pero nuestras realidades eran muy diferentes, por mucho que yo sea el segundo hijo, tengo una mejor posición de que si fuera mujer, eso me hizo pensar a Ana María ¿Estaría pasando por lo mismo que Anna? No creo que sus padres la obliguen a renunciar a su trabajo, de momento al menos.
—¡Rodrigo! —rezongó— Yo aquí contándote mis preocupaciones y tu en las nubes —refunfuña.
Quise darle mi opinión, pero todo lo que pensaba me sonaba muy inapropiado y Anna ya estaba lo suficientemente cabreada.
—Entonces cada quien a lo suyo —Termine por decir— No vas a perder tu trabajo, te lo prometo, pero si a Daniel le dan ese ascenso, vas a tener que aceptarlo con buena cara.
Ella no me respondió con palabras, pero su silencio me bastó para entenderla.
(...)
Después de la incómoda pero profunda charla con Anna y de que ella se fuera buscar a Daniel, decidí dar un paseo por el cuartel.
Estaba dividido en tres partes: Los salones de juntas, las oficinas y los sectores para entrenar con el rifle o para ejercitarnos, la parte médica esta un poco más alejada así que yo, al menos, no la tomo en cuenta.
Justo pasaba por la oficina que le pertenecía a mi padre, cuando me encuentro con mi hermano.
—Hey —Me saluda levantando una mano— Me he enterado de lo de mamá ¿Cómo está? Papá salió vuelto loco y me ha dejado a cargo.
—Cuando me fui estaba bien, solo fue una reacción alérgica al parecer los cocineros no fueron informados de que madre y yo somos alérgicos a las nueces, de pura mala suerte le a tocado a ella y no a mi —Mentí y lo peor era que no me sentía mal, se estaba tornando una costumbre, una muy mala por cierto.
—Iré a verla junto con Juliette cuando termine mis pendientes aquí ¿Por qué no te has quedado con ella?
Lo vi con fastidio.
—Lo menos que necesita mamá en este momento son personas molestando a su alrededor, necesita descansar.
Alexander me vio con sospecha casi como si pudiera leer mi mente, pero no dijo nada.
—¿Ya acabó el interrogatorio? —pregunté con sarcasmo—Por cierto ¿Dónde esta Massimo?
Mi hermano se encoge de hombros.
—No tengo la más mínima idea, debe de estar borracho porque Roy sigue en casa de los padres de Juliette.
—Pobre niño, su madre prófuga y el padre tirado en su propio vomito.
—Es una suerte que los León se hayan ofrecido a cuidarlo, aunque de todos modos Juliette pretendía entregárselo a Massimo a menos de que estuviera completamente sobrio. ¡Ah! Antes de que se me olvide —Me extiende un papel que tomo con recelo.
—¿Y esto? ¿Qué es?
—La señora Julia y madre piensan que sería una buena idea que se conozcan más a fondo antes de casarse y les han reservado una mesa en un restaurante lujoso para una velada romántica, en un mes.
Me quedo estático y solo puedo gritar:
—¡¿Que?!
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Amor y Deber #LatinoAwards2020
ChickLitSegundo libro de la saga amores. Ana María y Rodrigo han vivido siempre a la sombra de sus hermanos mayores, los chicos perfectos... hasta este momento. Para su desgracia, el único error que sus hermanos cometieron los ha condenado para siempre. ¿Po...