Capitulo 11: Roy

78 10 8
                                    

Jamás imaginé que la cita con Salvatore terminaría con ambos en el hospital por una reacción alérgica, aunque debo admitir que saber que Rodrigo era alérgico a las nueces era una información muy valiosa, al menos en caso de que quiera mandarlo al ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jamás imaginé que la cita con Salvatore terminaría con ambos en el hospital por una reacción alérgica, aunque debo admitir que saber que Rodrigo era alérgico a las nueces era una información muy valiosa, al menos en caso de que quiera mandarlo al hospital, de nuevo.

—¿Familiares de Rodrigo Salvatore? —Al escuchar a la enfermera me levantó.

—Soy su prometida ¿está bien? —Me retorció decir esas palabras, pero para mi desgracia eran tan ciertas como decir que mi hermana estaba embarazada.

La enfermera me escaneo de arriba hacia abajo, yo le devolví la mirada irritada ¿Acaso pensaba que era poco para Rodrigo? ¡Ja! Él es el que es poca cosa para mi, ella pareció darse cuenta por lo que solo respondió:

—Le hemos administrado algo para su alergia y debería estar bien en unas horas.

—¿Puedo verlo?

Puedo ver su ceño fruncido a kilómetros y me regocijo, soy un alma malvada, lo se.

—Si, por aquí —me deja entrar al pasillo de habitaciones y me conduce hasta la puerta marcada con el 205—. Le sugiero que no lo altere.

Como si ella pudiera decirme que hacer o no con mi prometido.

—Dios ¿qué castigo he cometido para que tú te aparezcas aquí? —Fue lo primero que dijo Rodrigo al verme entrar, yo le respondí con mi lengua bien afilada:

—¿Acaso quieres más nueces?

—Chistosa —respondió con el ceño fruncido— ¿Vienes a burlarte? Esto debe ser alguna especie de karma.

—Deja de ser dramático, agradece que no te paso nada malo aparte de que terminarás aquí.

—Y tú deja de estar jodiendo, mejor vete —Le hice un gesto y me fui de ahí, de mejores lugares me han corrido.

Llegue un poco tarde a casa aunque tenía la excusa de que estaba cenando con Rodrigo y aparte podría decir que terminamos en el hospital por su alergia, seguro eso me salvaría de un posible castigo.

Nada de eso fue necesario ya que cuando llegué a casa todo estaba patas arriba y los llantos de Roy se escuchaban casi hasta la entrada, parecía que estaba sufriendo.

—¿Qué le pasa a Roy? —tuve que alzar mi voz para que una de las chicas de servicio que mecía de un lado a otro al pequeño, me escuchara— ¿Y mis padres?

—Sus padres fueron a una cena y el señorito Roy lleva casi desde que se fueron llorando, hemos intentado de todo pero nada parece funcionar ¿debemos hablarle al médico?

Negué y estiré mis brazos para que me lo entregaran, lo revisé y no tenía nada, por lo cual solo pude concluir en que extrañaba el calor de su madre que le fue arrebatada de forma muy prematura, lo mecí hasta que dejó de llorar, aunque sentía que era más por el cansancio después de pasar casi toda la tarde llorando que porque quisiera.

No quise devolvérselos a las chicas, sentía un apego especial por este pequeño que tenía una madre ausente y un padre borracho, quizá proyectaba en él la soledad que viví de niña a la sombra de Juliette, después pensé de nuevo en el plan de Valentina y ahora con Roy lo veía todo claro, ya no podía estar más aquí.

E iba a aprovechar la ausencia de mis padres para llevarlo acabo.

Tomé algunas de mis pertenencias, lo más esencial, igual que las cosas de Roy, me asegure de que las chicas del servicio estuvieran ocupadas en diferentes tareas y lejos de la puerta, lo primero que tenía que hacer era ver a Valentina, ella me ayudaría con lo demás.

Corrí con el niño en brazos y dos mochilas hasta llegar a la casa de Valentina y su madre, para mi mala suerte, el tío Marcos iba saliendo.

—¿Qué haces aquí, mocosa?

No dije nada, él solo hizo un gesto y se fue, menos mal que nada le importa y por lo mismo se que no dirá nada.

Toque la puerta y Valentina me abrió, aunque su cara era de fastidio total.

—¿Vengo en mal momento? —Solo faltaba que gracias a mi tío, Valentina no estuviera dispuesta a ayudarme, por estar de mal humor.

Ella niega con la cabeza y me deja pasar, no veo a Carolina por ningún lado.

Pasamos a la habitación y dejo a un dormido Roy en la cama de mi prima rodeándolo de almohadas.

—¿Vienes por nuestro plan?

—Así es.

—Pensé que no estabas convencida —me dijo con indiferencia— ¿Es por el crío este?

—Se llama Roy —corrijo.

—Como se llame.

—Pues si, es por él, no puedo dejar que siga sufriendo por la falta de su madre.

—Y de paso tú te libras del horrendo compromiso con Rodrigo ¿no?

—Un plus —añado con una sonrisa— Pronto Francia será mi nuevo hogar.

(...)

No se en que momento Valentina consiguió contactos para darme papeles falsos y un poco de dinero, también logró registrar a Roy como mi hijo para pasarlo por la frontera, estoy impresionada, ella es digna sucesora del abuelo en sacar de problemas a las personas.

—Recuerda, una vez en Toulouse será tu responsabilidad lo que les pase a ti y a ese niño,  no vas a poder comunicarte con nadie de España sino quieres que sepan en donde estás ¿de acuerdo? Tu misma sabes el poder que tiene el abuelo y contra eso no puedo hacer nada.

—¿Por qué haces esto por mi?

—Porque se lo que se siente vivir en la sombra, Ana.

Tome una de sus manos y la apreté, ella era un ser increíble y no merecía nada de lo que le estaba pasando.

—¿No quieres venir conmigo?

Valentina negó.

—No puedo dejar a mi madre sola, pero te deseo suerte, Ana María León Cortes.

Amor y Deber #LatinoAwards2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora