Espero unos minutos para ver si no ha sido una equivocación por parte de los sirvientes, pero no, los toques en la puerta siguen martillando mis oídos y poniéndome más nerviosa ¿qué debo de hacer? ¿Actual como si nada pasara? ¿Esconder a Vicente? Me decanto por la segunda opción y le indico con señas que se esconda en mi ropero, al principio se ve renuente, pero no le queda de otra más que aceptar, sabe que no pueden vernos juntos.
Espero a que se esconda y aclaro mi garganta para poder hablar con naturalidad:
—Pase —Aprieto mis dientes al darme cuenta de la persona que estaba al otro lado de la puerta, el estupido de Rodrigo Salvatore— ¿Qué haces aquí?
—Tu hermana me dejó pasar —¿Enserio puede ser tan cínico?
—No es correcto que nos veamos antes de la cena y mucho menos solos —hago hincapié en eso último con la esperanza de que se vaya sin hacer escándalo.
Él recorre mi habitación como buscando algo, pero parece que no lo encuentra ¿habrá escuchado a Vicente? Estoy casi segura de que no, hablábamos en tono muy bajo.
—¿Qué es lo que quieres? Todavía no es hora de la cena —trato de mantener mi porte de dama, lo que menos necesito es alterarme y darle armas con las cuales atacarme frente a mis padres.
—Me pareció escuchar una voz masculina también ¿estabas con alguien? —¡Mierda! Cuando dijo eso estaba muy cerca del armario, sentía mi corazón latir muy fuerte, tenía que inventarme una excusa ¡pero ya!
—Estaba escuchando la radio —digo lo más tranquila que puedo— ¿Te parece si bajamos ya? Entre más pronto terminemos con esto mejor —Ruego para que Salvatore tenga tan pocas ganas de esta cena de compromiso como yo.
Asiente no muy convencido, pero deja de husmear mi cuarto y me tiende su brazo, a lo que yo lo veo confundida.
—Tenemos que guardar apariencias ¿no? Será mejor comenzar.
Trato de ver en sus ojos alguna pizca de maldad, pero solo encuentro unos ojos tan apagados como los míos, solo por eso acepto su ofrecimiento, ambos estamos envueltos en esta mentira y por nuestro bien debemos hacerla creíble a los demás.
(...)
Bajamos a paso lento, tratando de retrasar lo inevitable, yo sigo pensando en Vicente, en lo que debió haber sentido al verme con otro hombre, un hombre que se supone "está a mi altura", que no me haría pasar carencias y que sería el padre de mis hijos.
Trato de ver la cara de Rodrigo, saber si él también tiene a su persona especial, quizá así podríamos llegar a un trato, pero solo me encuentro con un rostro lleno de indiferencia y seriedad, lo cual me hace preguntarme ¿amará a alguien?
—¡Te ves espléndida! —Elena alaga mi vestido verde y como no hacerlo si fue hecho en "Le Rose"— Fue uno de los últimos vestidos hechos por Alejandra —La miró sin expresión, habla de ella como si estuviera muerta ¡solo está viviendo su vida con el hombre que ama!
—Muchas gracias señora Salvatore —Sonrió lo más cortes que puedo y me deshago del brazo de mi prometido para abrazar a su madre, todo es una farsa, pero en esta sociedad ¿quién no miente?
—¡Elena! Pero si estás espléndida —Mamá sale de la cocina ataviada con un vestido color vino que resalta su cabello negro y maquillaje a juego, siempre he querido tener la misma presencia que ella, la de una gran señora.
—Tu no te quedas atrás querida Julia ¿y Francisco? —Veo como mamá hace una mueca, pero contesta lo más animada posible para que sus invitados no noten el cambio de ánimo.
¿Cómo lo hace? A mi se me notan todas las expresiones que hago y se que Juliette es igual que yo ¿mi mamá habrá sido antes igual?
Quizá este mundo podrido la hizo ser como es.—No tardará en llegar, hoy tenia una reunión, pero prometió estar para la cena.
—Debe ser un poco estresante estar al mando de todo, mas ahora que Héctor ha estado ausente por la enfermedad de María ¿Cómo está por cierto? —Damián, el padre de Alexander y Rodrigo se mete a la conversación entre mi mamá y su esposa, quizá para saber cómo abordar a papá frente a ese tema tan delicado o solo está fingiendo.
—Mucho mejor, Paula ha venido de Salamanca y Victoria junto conmigo nos turnamos para cuidarla, ella es fuerte y saldrá de esto.
Veo como mi "suegro" asiente y mejor se va a buscar a su hijo mayor en lugar de seguir interrumpiendo charlas de mujeres, como dije, pura apariencia.
—Cariño —Mi ojos voltean a ver a Rodrigo igual que mi madre y su madre, como no creyendo lo qué pasa, yo estoy igual— Iré con mi padre y mi hermano, no quiero incomodar —me da un beso en la mejilla y se va.
¿Qué le pasa? ¿Ahora lo aceptará con resignación?
Veo como Elena respira aliviada.
—Temía que jamás se hiciera a la idea, pero parece que va cambiando de parecer ¿No crees, Anita?
Me quedo muda sin saber que decir ¿existe algo que decir en estas circunstancias? Observó su espalda ancha y fornida salir por la puerta hacia el vestíbulo y no puedo dejar de repetirme.
"Todos mienten Ana María, nunca lo olvides"
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Amor y Deber #LatinoAwards2020
Literatura FemininaSegundo libro de la saga amores. Ana María y Rodrigo han vivido siempre a la sombra de sus hermanos mayores, los chicos perfectos... hasta este momento. Para su desgracia, el único error que sus hermanos cometieron los ha condenado para siempre. ¿Po...