Capítulo 15

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La fiesta estaba siendo un éxito, todos nuestros amigos habían venido, y yo no paraba de beber junto a Tania y otras compañeras del hospital.

-¡Por nosotras! -dice Tania elevando su chupito de tequila.

Todas brindamos y nos bebemos ese líquido ardiente.

Creo que tengo que parar de beber, porque ahora mismo veo a Tania y no la veo a la vez.

-¡Cielo! -escucho gritar a Ian -¡Ven, quiero presentarte a mi amigo de la infancia!

-Joder, y a mí qué carajos me importa el amigo de su infancia -pienso.

Todas se quedan mirándome.

-Espera, ¿lo he dicho en voz alta, verdad? -digo borracha -Mierda, bueno, bebed, así lo olvidáis.

Les sirvo más copas algo torpe y me voy hacia Ian tambaleándome un poco.

-Alexia, te presento a Ian -escucho de golpe.

El alcohol abandona mi cuerpo en cuanto veo a Alexia con Daniel e Ian.

¡¿Pero qué coño...?!

-Ya que estamos, te presento a mi chica, Casandra, Daniel -dice Ian y tengo que darle dos besos a ese idiota.

Miro a Alexia de reojo y me quedo fascinada de lo bien que le sienta el vestido violeta que lleva.

¡¿Pero qué hago fijándome en su ropa?! ¡Está aquí! ¡Yo quería pasarlo bien! ¡Y ahora no puedo!

-A ti te he visto antes -me reconoce Daniel -Eres la vecina de Alexia, ¿cierto? Has ido con ella al Starbucks ahora que lo recuerdo.

Bien, idiota, dale más información a Ian.

-Voy al aseo -dice de golpe Alexia.

Frunzo el ceño cuando veo que se va echa una furia, Daniel me está diciendo algo, pero mis ojos no se pueden apartar de la chica que cierra de un golpe la puerta del aseo.

-Ahora vengo -digo cortando a Daniel y dejándolos ahí a los dos.

Me encamino al aseo con paso firme, y cuando llego veo que está cerrada con pestillo, así que no me queda opción que tocar a la puerta.

Espero junto a la puerta a que Alexia abra, pero pasan los segundos y no lo hace.

Vuelvo a tocar con más fuerza y me sorprendo al ver que Alexia abre la puerta bruscamente dejándome ver sus ojos enrojecidos por haber llorado.

Eso me enfurece a mí.

Entro en el aseo y cierro la puerta sin dejar que ella salga, echo el pestillo y entonces la miro fijamente.

-¿Has llorado? -pregunto seria.

Ella aprieta la mandíbula y frunce el ceño, veo cómo sus ojos se tornan oscuros de lo cabreada que está, pero no pienso dejar que se sienta así porque haya visto que tengo novio.

Vale, no se lo dije, tampoco me lo ha preguntado, y...¿por qué iba a decírselo?

-Eso no te importa -responde borde.

Se acabó, basta de tonterías, basta de parecer niñas, esto lo soluciono aquí y ahora.

-¿Qué esperabas Alexia? -digo cabreada, muy cabreada -¡¿Esperabas que te esperara toda mi vida hasta que aparecieras?! ¡No puedes cabrearte conmigo porque tenga novio! -gruño.

-¡No esperaba nada! -grita furiosa -¡Ni si quiera esperaba volver a verte! ¡Ni mucho menos tenerte como vecina!

Eso ha dolido.

CASANDRA © [POR EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora