Capítulo 41

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Hoy era un día luctuoso, lúgubre, triste...

Hoy era el funeral de Ethan. Andrea me había llamado para que fuera, y yo no había dudado ni un segundo en decir que iría.

Llevo tres días sin ver a Alexia. En esos tres días la policía ha tomado nota de mi testimonio mientras estaba secuestrada, también sobre la muerte de mi padre. Gracias a Alex y su abogado, se ha impedido que carguen algún delito contra mí. Porque en parte yo tuve la culpa de que mi padre saliera de prisión fingiendo su muerte.

Acomodo mi vestido negro y mis gafas de sol también negras para bajar del coche. Hay gente reunida en la entrada del cementerio, otros están dejando flores a sus difuntos familiares.

Resoplo.

Nadie debería morir, no como lo hizo Ethan. Cuando recuerdo la imagen de su cuerpo desangrado en el suelo y la navaja clavada en su pecho, se me revuelve el estómago. No quiero imaginar cómo debe sentirse la familia James.

Mis pensamientos se contestan solos en cuanto veo un Porsche Cayenne negro y la familia James bajando de él mientras una horda de Paparazzis intentan abrirse paso entre los guardaespaldas.

Alex sujeta fuertemente la mano de Andrea y ella toma fuertemente la de su hija. Andrea intenta cubrir su dolor con las gafas de sol oscuras, pero las lágrimas que se deslizan por sus mejillas y la comisura curvada hacia abajo de su boca, impiden ocultar cualquier sufrimiento.

No tardo en ir hacia ellos, mi mirada se clava en la castaña que se mantiene neutral junto a sus padres, solo Dios sabe lo que esconde su mirada tras sus gafas.

Ella no me ve llegar, y tomo su mano sorprendiéndola al instante. Su cabeza se eleva del suelo hacia mí, pero yo miro hacia el frente contemplando el cementerio e indicándole que no pienso soltarla.

De ese modo, los cuatro caminamos adentrándonos en esa oscuridad llena de dolor, y que para otros, supone un descanso de la vida.

Aprieto la mano de Alexia cuando proceden al entierro, el ataúd donde descansa Ethan se cubre de tierra y mientras lo hace, todos pensamos una despedida para él.

Ethan, siento haber sido tan egoísta, siento haberte dejado solo ahí, siento no haber podido corresponderte. Eras una persona maravillosa, un buen hombre que se metía en asuntos turbios para soportar el dolor que le producía la soledad y el vacío de un amor que no podía cumplirse. Y por ello te pido perdón. No debías acabar así, debías haber conocido a una chica que te amara, debías haberte casado, tener hijos, y ser feliz. Lo siento, Ethan.

Abro los ojos y las lágrimas se deslizan sin control por mis mejillas, pero no soy la única. Alex y Andrea están abrazados mientras lloran sin poder camuflar más el sufrimiento que padecen.

Sin embargo, la que me está empezando a preocupar es Alexia. Ella permanece igual de neutral que la última vez que la vi, no llora, no dice nada, se mantiene completamente inexpresiva. Es como si estuviera muerta en vida.

 Es como si estuviera muerta en vida

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CASANDRA © [POR EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora