Podía ver a la gente pasando a mi alrededor mientras yo me mantenía como piedra en un mismo lugar, sin moverme, sin mirar a nadie... Solamente respirando.
Era solo una persona más, una persona más harta de no poder gritar lo que siento, de no poder ser libre, de vivir en la oscuridad.
Ahí estaba nuevamente mirando al mismo chico que solía quedarse como piedra, mientras las personas pasaban a su alrededor algunos lo empujaba otros lo miraban extrañados.
Pero yo, podía ver mucho más que eso, podía ver un mundo nuevo en él, podía ver mi vida resumida en él. Pero era estúpido, nunca le había hablado... Solo me dedicaba a observarlo.
Levante la mirada un poco más para ver como las nubes cubrían el sol y la baje nuevamente para ver que su cabello perdía ese brillo extraño.
El sol se había ocultado y era ahora donde la oscuridad se pronunciaba más y las personas empezaban a correr por la amenaza de lluvia.
Suspire sintiendo el aire frío entrar en mis pulmones y alze la cabeza, para dejar que las gotas que empezaban a caer llegaran directamente a mi rostro.
Era extraño que aun no se moviera apesar de que la lluvia empezaba a caer, quizá era por que traía una gabardina negra, el único movimiento que hizo fue alzar la cabeza hacia el cielo, logrando que las gotas de lluvia fueran directo a su rostro.
No voy a mentir, era demasiado hermoso para ser cierto, parecía un ángel bajo la lluvia y como cada vez que lo veía, ese cosquilleo comenzó podía sentirlo en cada parte de mi cuerpo, era una sensación exquisita.
Yo sabia exactamente que era esto, me había enamorado de un completo extraño, de uno que solo me dedicaba a ver cada día.
Derrepente me di cuenta que él me estaba observando, bajo su cabello mojado podía sentir sus ojos sobre mi.
No era real, yo sabia que no podía serlo... O quizá, si podría.
Era un haz de luz, que brillaba en medio de la lluvia era... Esa pequeña esperanza que estaba buscando.
Su piel blanca bajo esa camisa se veía reluciente y su cabello algo mojado lo hacia ver jodidamente apuesto.
Cuando noto que lo veía un color carmesí se adueño de sus mejillas que ahora más que nada deseaba acariciar, ese chico era mi rayo de sol.Y cuando menos lo había esperado ya estaba acercándome a él y su mirada seguía fija en mí, esa sensación que me producía la quería vivir el resto de mi vida.
Pero bajo la mirada hacia el reloj de su mano y se levantó, me quede quieto un momento pensando que hacer, pero... ¡No había en que pensar! Simplemente lo seguí.
Se me había hecho tarde, pero no quería irme no al saber que él se estaba acercando a mi.
Me levante de donde estaba y sin dirigirle la mirada, porque sabia lo que ocasionaría comencé a caminar. Pero apenas avance unos cuantos pasos, sentí una mano en mi hombro, di media vuelta y él estaba ahí, él me había detenido.— H-Hola —murmure con algo de timidez— disculpa que te haya detenido.
— n-no... No hay problema —sonrio, dios mio, nunca en mi vida había visto una sonrisa así, tan especial... Tan difícil de explicar.
— qu-queria yo, bueno, estas empapado —genial, parecía un tonto.
—¿ah? ¡ah! Si, tú... tú también —señalo mi cabello y ambos soltamos una risita tímida.
— t-te... ¿Te gustaría tomar un café? Claro si...
— por supuesto, pero antes soy Izzy —levanto su mano la estreche y duramos así un tiempo, solo mirándonos a los ojos, los suyos eran particularmente bellos no podía dejar de verlos.
Sus ojos eran los más hermosos que había visto, ese verde brillaba sin una pizca de sol, brillaban por nosotros... Estaba seguro.
— di-disculpa yo soy Michael, pe-pero dime Duff.
Después de ese pequeño momento, nos metimos a un café cercano que era muy bueno en realidad, él era una persona realmente interesante, sabía que no me equivoque él... Él era lo que necesitaba.
Y aunque suene cursi decir esto, cada vez que lo miraba me sentía completo había hallado mi luz en la oscuridad.
debía admitir que solo mirar sus ojos era un maldito martirio, no poder tocar sus mejillas, ni besar sus labios me estaba matando.
Y su sonrisa a cada cosa que decía, era mortal, realmente lo era.— Izz —murmure tomando su mano.
—¿Si...? —pregunto curioso, no respondí , simplemente me abalancé sobre él y uní nuestros labios.
Parecía una maldita conspiración, eran millones de emociones en una sola, que no podía explicar.
— gracias por detenerme —murmuro al alejarse un poco, pero después volvió a mis labios y no se por cuanto tiempo exactamente continuamos así.
Y es que no tenia vida antes de él, pero él se volvió mi vida y no importa cuantas veces deba detenerlo, lo haré.