Estoy muy nerviosa, lo sé, pues no he dejado de jugar con mis manos desde que las entrevistas comenzaron. Chease está a mi lado intentado comunicarme con la mirada que debo estar tranquila y que todo saldrá bien.
Nos han sentado en semicírculo alrededor del escenario. Seré la penúltima, pues aquí la tributo femenino pasa antes. Los Vigilantes y equipos de televisión tienen un palco asignado para cada uno, y han colocado muchas gradas para el resto del público. Oigo sus gritos de emoción y chillidos, no puedo evitar sentir náuseas, estas personas se emocionan a sabiendas que dentro de poco veintitrés de nosotros morirán, o moriremos.
Todo el público está emocionado con los tributos que aparecen, el Distrito 1 ya ha terminado su turno y ahora está el 2. Caesar Flickerman, el eterno presentador de los juegos ha estado bromeando mucho y sacando a flote las actitudes de los tributos. Este año lleva el cabello pintado de anaranjado, así como los párpados y los labios.Están transmitiendo las entrevistas a todo Panem por lo que no habrá ninguna interrupción. Me pregunto como estarán Katniss y los demás, que es lo que pensarán cuando me vean mostrando mi enfoque.
No pongo atención a ninguna de las entrevistas, sólo oigo pequeñas partes. Me la paso acariciando la cabeza de Chease o mirando hacia el techo. Hasta que me doy cuenta que la tributo del 11 ha sido llamada.
—¿Estás bien Riley?
—Sí, lo estoy Jason.
—Te noto nerviosa.
Me volteo y le sonrío levemente.
—Estoy ansiosa —digo con sarcasmo.
Él ríe ligeramente mientras niega, el turno de la chica termina y llaman al tributo.
—Lo harás bien, además, tienes a Chease contigo —señala.
—Creo que él será la estrella —replico mirando a mi amigo. Unos minutos después oigo el zumbido que indica que el tiempo se acabo y el tributo del 11 sale, me pongo de pie y alejo los nervios de mi, lista para salir, Chease está a mi lado, también preparado para lo que viene.—No sé ustedes pero he estado esperando este momento toda la noche —dice Caesar al público—. ¡Estoy tan emocionado! —chilla—. Damas y caballeros, recibamos con fuertes aplausos a ¡Riley Storm, la Chica del Can!
Tomo una bocanada de aire y esbozo mi mejor sonrisa antes de entrar al escenario, oigo los gritos de la multitud. Camino con seguridad hasta Caesar.
—¡Dios mio! —exclama fingiendo un desmayo—. Creo que mi corazón está por dejar de latir ¡Pero que hermosa te ves Riley!
—Gracias, tu te ves mejor —guiño un ojo en complicidad.
—¡Oh! ¡No puede ser! —se abanica el rostro con la mano—. Por favor muéstranos más, gira para nosotros.
—Claro —sonrío coqueta mientras doy un paso al frente y doy un par de giros.
Oigo los chillidos de varias personas así como varios chiflidos.
—Bien, bien —dice Caesar—. Ven a sentarte conmigo.
Me acomodo junto a él y doy un vistazo rápido a la multitud, entonces me topo con un par de ojos verde mar que me miran con un brillo en ellos. Finnick está en las primeras filas, cuando se da cuenta que lo miro me guiña un ojo, pero inmediatamente desvío la vista hacia Caesar.
—Bueno ha quedado más que claro que te ves espectacular esta noche —comienza.
—Gracias a Blakely, me ha encantado su elección.
—A nosotros también ¿o no? —dice al público—. Bien, pasemos a lo siguiente, la puntuación —se inclina ligeramente y baja la voz un poco—. Dime, como conseguiste ese nueve —el público también guarda silencio.
Entonces sonrió con malicia y me enderezó en el asiento.
—Soy una caja de sorpresas —digo mientras le guiño un ojo y hago un gesto para apartarme el pelo.
—¡Vaya que lo eres! —rie—. Pues como no quieres contarnos, entonces háblanos sobre tu can.
—Por supuesto —respondo acariciando la cabeza de Chease.
—¿Cómo se llama?
—Chease.
—¡Damas y caballeros, Chease Storm!
El público aplaude emocionado.
—Se ve encantador y adorable, cuéntame más sobre él y tu ¿Desde cuando lo tienes?
—Desde que tenía seis.
—Llevan mucho tiempo juntos.
—Demasiado sí, pero ha válido la pena.
—Se nota que ese tiempo ha rendido frutos entre ustedes, pues por lo que pudimos ver en la cosecha no quiso separarse de ti. A puesto que tu familia lo extraña en casa.
Muerdo mi labio antes de responder y alzo la mirada, me topo con Haymitch, quien asiente.
—No lo creo realmente —respondo con naturalidad.
—¡Oh! ¿Por qué no? —replica Caesar fingiendo desánimo—. ¿Quien no extrañaría a esta encantadora mascota?
—Pues, al menos estoy segura que en la Veta lo extrañan, es el guardián después de todo —digo con tono orgulloso.
—¿Y por qué tu familia no lo extrañaría? —pregunta con confusión fingida.
—Porque él es lo único que queda de ella —respondo tratando de sonar normal y creo que lo he conseguido. El público se queda en silencio, miro hacia Finnick y él me sonríe mientras asiente con la cabeza en señal de que lo estoy haciendo bien.
—Ya veo —Caesar borra un momento su sonrisa, pero la repone—. Eso explica su lazo tan fuerte.
—Exacto.
—Dime ¿cómo vives en el 12?
Busco a Haymitch con la mirada, veo que suspira pero asiente.
—La gente de mi distrito me ayuda, mi familia perteneció a la Veta, donde viven los mineros. Y varias familias de ahí me ayudaron después de que mi hermano murió —hago una pausa—. Me han apoyado mucho desde entonces.
—Eso es bueno —dice Caesar.
—Lo es —contesto con una sonrisa.
—¿Quién se despidió de ti entonces?
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Tributo del Distrito 12
Fiksi PenggemarGanar los Juegos del Hambre, obtener riquezas y empezar una nueva vida, rodeada de fama y fortuna. Así es como los habitantes del Capitolio ven a sus vencedores. Pero todo aquel que se vuelve uno, sabe que realmente no lo es. No son vencedores, sino...