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Los agentes de la Paz nos conducen dentro del Edificio de Justicia, a unas habitaciones donde se supone nos despediremos de nuestros familiares.

En mi caso, supongo que solamente esperare a que sea hora de irse. Extrañamente no me siento mal, supongo que es porque sé, que nadie llorara mi muerte, nadie tendrá que cargar con el dolor de verme morir. Nadie habrá perdido una hija o una hermana, porque yo ya perdí a mis padres y a mi hermano. Ahora lo único que me preocupa es saber que pasara con Haymitch, le he tomado cariño al viejo vencedor, me ha ayudado mucho, me dolerá cuando muera y sepa que él también se quedará solo, también me preocupa saber donde se quedará Chease ¿Quién cuidará de él? ¿Quién disfrutará de la compañía del Can de la Veta?

Me siento en uno de los sofás de la arreglada habitación, al estilo del Capitolio. La puerta se abre, las caras tristes de Katniss y Gale aparecen, acompañados de la señora Everdeen. Sonrió para demostrarles que no deben preocuparse. Katniss es la primera en acercarse.
—Hey Katniss.
Inesperadamente me abraza, lo cual me toma por sorpresa, pues ella no es de las personas que demuestran cariño tan fácilmente.
—Yo sé que puedes ganar —me dice—. Eres buena con el arco y los cuchillos, sabes moverte y cazar, no les será tan fácil contigo.
—Bueno, a lo menos aumentará mi probabilidad de vivir ahí dentro.
—Katniss tiene razón —interviene Gale—. Riley, tu tienes probabilidades de salir de ahí con la victoria. No puedes rendirte tan fácilmente, tu no eres así.
—Es cierto —está vez es la señora Everdeen quien interviene—. Por primera vez en años, el Distrito 12 tiene posibilidades —se acerca y me sonríe—. Tienes la fortaleza y capacidad para lograrlo Riley, no puedes rendirte sin pelear.
—Lo haré, si muero ahí dentro, no será sin haber peleado antes.
—Riley, promete que regresarás al doce —pide Katniss—. Aun nos falta mucho por explorar.
—Yo, lo prometo —contesto.
—Toma —me extiende el bolso—. Supongo que querrás llevarlo.
—Gracias.
Un agente de la Paz entra y dice que es tiempo de que se marchen, la señora Everdeen me abraza y sale con Katniss. Antes de que Gale se vaya le entregó la bolsita con dinero que guarde en la mañana.
—Esto les alcanzará para las dos semanas que vienen, tanto para tu familia como la de Katniss.
—Riley no...
—Gale escucha —lo corto—. Al menos deja que me vaya con la seguridad de que estarán bien hasta que esto pase, hasta que, si lo logro, pueda volver ¿Podrás?
—De acuerdo.
—Cuídate mucho —lo abrazo—. Y cuida de tu familia y la de Katniss.
—Lo juro.
Finalmente se va. Suspiro frustrada y me dejo caer en el sofá, Chease, que había entrado conmigo, se acerca y trata de animarme lamiendo mi mano. Nuevamente la puerta se abre, y esta vez es Peeta y el señor Mellark quienes entran.

—¡Riley! —Peeta se acerca de inmediato a mi.
—Hola pequeño —sonrio.
En su rostro veo la tristeza, sus ojos lucen brillosos, su cabello rubio le cae en pequeños mechones sobre la frente Trae una bolsa chica de papel en sus manos.
—Sabemos que tu podrás lograrlo Riley —dice el señor Mellark—. Eres muy hábil.
—Yo sé que tu volverás Riley, confío en ti —Peeta se acerca y me da un abrazo, lo rodeo con uno de mis brazos mientras le doy unas cuantas palmadas en su espalda.
Es increíble lo tranquila que estoy. Es como si lo hubiese estado esperando, como si hubiese dicho: ¡Hey Effie! ¡Elígeme a mi! ¡No tengo nadie a quien le importe que muera!

Peeta se separa y me entrega la bolsa, le echo un vistazo y esta llena de un surtido de galletas echas por ellos. Sonrio agradecida por el regalo. El señor Mellark se acerca y aprieta con suavidad mi hombro.
—No te preocupes por ellos —frunzo el ceño confundida—. Me encargaré de que haya pan en su mesa al menos —agrega dándome a entender que cuidará de la familia de Gale y de Katniss.
—Si Chease se queda... ¿Podemos cuidarlo nosotros? —pregunta Peeta.
—Claro, si no vuelvo... Me gustaría que dejaran a Chease ser el Can de la Veta —miro a mi amigo junto a mí—. Estoy segura que él lo seguirá siendo.
—Tranquila Riley, todos veremos por él —contesta el señor Mellark—. Pero estoy seguro de que tendrás éxito —sonríe dándome ánimo.
Luego de eso ellos se van pues un Agente de la Paz dice que su turno se acabo. Nadie entra después de ellos y agradezco mentalmente que así sea, pues prefiero estar a solas.

Tributo del Distrito 12Donde viven las historias. Descúbrelo ahora