Un tridente. Nunca había sostenido en mis manos uno y la curiosidad siempre ha sido más fuerte que yo. Así que me acerco y lo tomo, es más pesado que una lanza, pero logro balancear su peso. Sonrió como boba al ver que no es tan difícil sostenerlo, pero al instante mi sonrisa se borra, no creo que sea igual de fácil lanzarlo.
Giro la cabeza hacia Jason, que sigue intentado con la lanza, de reojo veo que el chico tributo del 1 me observa. Camino hasta situarme junto a mi compañero, quién se da cuenta del arma que llevo en la mano y me ve con sorpresa.
—¿Sabes usarlo?
—No, pero, siempre hay una primera vez para todo —me encojo de hombros.
—Supongo que si —responde.
—Sigue intentando con la lanza, yo intentaré aprender a usar esto.
—De acuerdo —vuelve a posicionarse y continúa lanzando.
Respiro profundamente, sujeto con fuerza el mango del tridente con ambas manos y me posiciono. Oigo los murmullos de los Vigilantes y puedo distinguir entre ellos las palabras: tributo, distrito 12, Riley Storm, tridente. Muevo los hombros tratando de relajarme, miro fijamente a la diana y me preparo, sostengo el tridente con la mano derecha y lo balanceo para equilibrar su peso, Jason me mira de reojo mientras continúa practicando, suspiro y entonces me decido, tomo impulso y muevo el brazo lanzando el tridente. Desgraciadamente como esperaba, no da en el blanco, pero queda a unos cuarenta centímetros sobre la diana. Oigo las risas burlonas de los profesionales estallar y me doy cuenta de que habían guardado silencio, el murmullo de los Vigilantes continúa también.
—Fue un buen tiro —me anima Jason.
—Supongo que si —respondo mientras voy por el tridente—. No es mi fuerte pero al menos quedó cerca.
—Inténtalo de nuevo Riley —dice con una sonrisa.
—Lo haré, pero más tarde, es hora de comer.
Dejo el tridente en su lugar y me giro para ver a varios tributos acercarse al comedor del gimnasio. Supongo que quieren que comamos todos juntos.Camino con Jason al comedor, la comida está distribuida en carros alrededor, me acerco y tomo una bandeja para empezar a servirme, observo atentamente cada una de las delicias del Capitolio que hay. Sirvo un caldo de carne y verduras, un trozo de chuleta con papas y agua de frutas, me siento en una mesa vacía, alejada lo más posible de los profesionales quienes han juntado dos mesas y comenzado a hacer bulla para llamar la atención. Jason se sienta frente a mi y comemos en silencio. A una mesa de distancia, los dos tributos del 7 comen, son los dos hermanos. Dos mesas después, están los del 8, el chico come como si no hubiera un mañana, aunque en estos momentos, para nosotros, no creo que lo haya. Al menos la comida transcurre con normalidad, exceptuando el alboroto de los profesionales. Al terminar, Jason y yo volvemos a la zona de armas, le digo que dejaremos para mañana el entrenamiento con las lanzas y ahora le enseñaré a manejar los cuchillos.
Él no replica, y me sigue hasta donde se encuentran los cuchillos. Tomo uno y veo que el material del mango es más pesado, la cuchilla es más larga, no son como los que suelo usar. Lo tiro hacia la diana pero sucede lo mismo que con las lanzas, erro el tiro aunque no por mucho, pero aún así el cuchillo queda fuera de la diana.
—¿Fue a propósito? —susurra Jason.
Niego con la cabeza.
—Estaba más pesado —respondo tomando otro y examinándolo, al igual que el otro, su peso es mayor. Se lo tiendo a Jason—. Inténtalo.
Lo toma no muy seguro y se coloca frente a la diana.
—Ahora calibra el peso del cuchillo en tu mano, así como las lanzas
—Listo.
Cojo otro cuchillo y hago lo mismo que él.
—Bien, concéntrate en la diana, en el punto donde quieres tirar. ¿Lo tienes?
Asiente.
—Bien, entonces, apunta y lanza.
Toma una bocanada de aire, echa los hombros hacia atrás y se decide. El cuchillo queda en el extremo de la diana que está en un maniquí.
—Nada mal eh —le digo con media sonrisa.
Lanzo el cuchillo hacia la diana procurando que no dé en el centro. Jason continúa intentando con los cuchillos, es bueno, su puntería mejora. Es probable que ahora pueda defenderse en la arena, si sobrevive al baño de sangre.

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Tributo del Distrito 12
Fiksi PenggemarGanar los Juegos del Hambre, obtener riquezas y empezar una nueva vida, rodeada de fama y fortuna. Así es como los habitantes del Capitolio ven a sus vencedores. Pero todo aquel que se vuelve uno, sabe que realmente no lo es. No son vencedores, sino...