No sé cuánto tiempo llevo aquí arriba, pero ya debe ser algo, Chease está profundamente dormido en mis piernas y realmente estoy disfrutando de esta tranquilidad.
De pronto levanta la cabeza y mira hacia la salida, se incorpora alerta pero no gruñe. Entonces siento el peso de algo sobre mis hombros, no volteo, de reojo sólo veo un cuerpo sentarse a mi lado en silencio. Por el aroma que desprende la chaqueta sé quien es. Permanecemos en silencio, Chease se queda acostado frente a ambos, echado, sorprendentemente tranquilo. Es un silencio cómodo, oigo el sonido de su respiración acompasada.
—Es una linda noche ¿no es así? —dice de repente junto a mí.
—Lo es —respondo con tranquilidad—. Gracias por la chaqueta, no tenias porque Finnick.
Giro la cabeza para verlo, él trae puesta otra chaqueta. Me sonríe ampliamente.
—Suponía que de nuevo no traerías una, las dos noches anteriores no lo hiciste.
Le sonrió a modo de respuesta.
—También, supuse que vendrías aquí, parece que se ha convertido en tu lugar de paz —comenta—. Dudaba en venir de hecho.
—¿Por? —pregunto frunciendo el ceño.
—Bueno, acabo de decirlo, el tejado parece ser tu nuevo lugar favorito para descansar, y pensé que no sería correcto interrumpir tu tranquilidad —mira de reojo a Chease—. Y mucho menos poner de malas a tu guardián.
Río suavemente ante su cara de horror fingido.Él permanece viéndome fijamente sin borrar su sonrisa, sus ojos tienen un extraño brillo, no hay rastro del Finnick soberbio y egocéntrico que conocí y del que todo el Capitolio habla. Él Finnick junto a mí es otro, es más agradable y dulce, si no fuera porque lo he visto diría que es falso. Suspiro antes de desviar la vista de sus ojos, me he puesto y nerviosa y apuesto que en cualquier momento podría sonrojarme. ¿Por qué?
—¿Qué tienes ahí? —pregunta interrumpiendo mis pensamientos. Señala con la cabeza el cuaderno junto a Chease.
—Son mis dibujos.
—Te importaría si...
—Adelante —tomo el cuaderno y se lo entrego.
Lo toma con cuidado y lo abre. Examina el primer dibujo atentamente y después me mira.
—¿Quién es ella? —dice señalando el dibujo.
—Mi madre.
—Son muy parecidas.
—Es lo que mi padre y Cleant decían.
—Enserio, el cabello, las facciones, me atrevería decir que también el cuerpo —dice con una sonrisa pícara mientras guiña un ojo.
—¡Finnick! —chillo riendo.
—Es broma —ríe conmigo—. Pero enserio, te pareces mucho a ella, a excepción de los ojos —continua pasando las hojas y viendo los dibujos.
—¿Y él?
—Mi padre —respondo observando el dibujo en sus manos, Finnick sigue cambiando las páginas.
—Supongo que este es tu hermano ¿no?
—Sí —esbozo una leve sonrisa al ver el retrato—. Es Cleant.
—Lo extrañas ¿verdad? —pregunta mirándome.
—Todo el tiempo —respondo bajando la mirada—. Él fue mi padre después de todo, solamente tuve a mi papá por seis años, así que Cleant básicamente fue mi ejemplo.
—Al menos tuviste a alguien a tu lado —comenta con un tono de tristeza—. No tienes mala suerte.
Alzo la vista confusa, él la ha bajado y tiene una expresión afligida.
—¿Por qué lo dices?
—Mi historia no es tan diferente a la tuya Riley —dice aun con la mirada fija en el suelo—. Mi madre también murió cuando nací, viví solamente con mi padre, pero, él... murió cuando yo tenía ocho, en un accidente de barco, estaba pescando. Me quede sólo hasta que entré a la cosecha y pues... gané los juegos y mi vida cambio —sonríe amargamente—. Afortunadamente Mags, mi mentora, fue quien me ayudó, ella... ella es como mi madre, yo la veo como una —su sonrisa se vuelve cálida.Extiendo la mano buscando la suya y la aprieto con suavidad. Él alza la mirada, me sonríe y entrelaza sus dedos con los míos. Le sonrió para darle ánimo y él da un ligero apretón a mi mano.
—Gracias —dice.
—De nada Finnick.
Sin soltarme, continúa observando los dibujos, de vez en cuando me pregunta algo sobre las personas que tengo ahí, Katniss, Gale, Prim, Haymitch, Peeta, incluso de Chease. Pregunta sobre los lugares donde los dibuje, las cosas que hacían, porque los dibuje y dice que tengo una memoria fotográfica por poder plasmar todos esos detalles. El color de los ojos, la simetría de sus rostros, la forma del cabello.
—¿Por qué algunos están coloreados y otros no? —pregunta al comparar varios dibujos.
—No tengo muchos colores, algunos los he conseguido en el Quemador, pero no siempre encuentro distintos —respondo encogiendo los hombros—. Así que solamente resalto pequeños detalles en algunos y en otros a veces los pinto completos.
—Que talento —dice con voz seductora dando otro apretón a mi mano. Le sonrió riendo.
Entonces cambia la hoja y mis ojos se abren de la sorpresa, olvidé que tenía ahí su retrato. Él lo observa también sorprendido, entonces esboza una sonrisa pícara y se aclara la garganta.
—¡Vaya! ¿Pero quién es el hombre tan apuesto que aparece aquí? —dice con altanería volteando el cuaderno y alzándolo a la altura de su pecho, sin soltar mi mano.
—No lo sé —respondo fingiendo indiferencia—. Lo he visto una vez solamente, creo.
—Debo decir que es muy apuesto.
—Uff no —replico—. Conozco a alguien mucho más apuesto.
—¿Ah sí? —enarca una ceja—. Dime Distrito 12 ¿quién podría ser más guapo que yo?
No puedo evitar comenzar a reír, Finnick también ríe conmigo.
—Hablando enserio Distrito 12 —retoma—. Cuéntame ¿a qué se debe que me hayas dibujado? —pregunta con voz seductora—. ¿Me has extrañado a caso? Sé que soy irresistible.
—Si claro.
—Por supuesto —guiña un ojo—. Anda dime o tendré que sacarte la verdad.
—Me gustaría ver que lo intentarás, Odair.
—¿Es un reto? —pregunta en un ronroneo.
—Tómalo como quieras Finnick —respondo guiñando un ojo.

ESTÁS LEYENDO
Tributo del Distrito 12
Fiksi PenggemarGanar los Juegos del Hambre, obtener riquezas y empezar una nueva vida, rodeada de fama y fortuna. Así es como los habitantes del Capitolio ven a sus vencedores. Pero todo aquel que se vuelve uno, sabe que realmente no lo es. No son vencedores, sino...