Prólogo

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Para entender este libro es necesario leer la primera parte, que también está en mi perfil.💕

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La primera vez que lo había visto, supo que su búsqueda había terminado.

Jimin era un romántico empedernido, demasiado para el gusto de los demás. Él creía firmemente en que algún día llegaría su tan deseado príncipe azul y serían felices por siempre y para siempre.

Desde pequeño su madre lo había criado para ser alguien educado, respetuoso y era un chico sumamente inteligente. Lo había criado haciéndolo pensar que el verdadero amor existía y que cuando lo encuentre, sería muy feliz.

Ella no lo había preparado lo suficiente para cuando le rompieran el corazón.

Había sido el primer día de clase en su universidad cuando todo empezó, despertó sumamente temprano y estaba listo para ir a su primera clase cuando un chico pálido se cruzó en su camino.

—¡Diablos, llegaré tarde!—Eso fue lo primero que había escuchado de los labios del castaño. Jimin creyó que se trataba de un chico despistado y decidió pasar de largo.—Lo siento, niño, no te vi.

El otro chico lo miraba con una sonrisa tímida y parecía avergonzado por haber chocado con él. Jimin, por otro lado, estaba a punto de armar una fiesta de la emoción que lo embargaba.

No fue como en las películas lo dicen, ninguna frase o escena haría honor a la felicidad que sintió cuando sus miradas se chocaron. Ni cuando las piernas de Jimin flaquearon ante la cercanía con el otro chico.

—Niño, ¿estás bien?—preguntó el sujeto. Jimin no sabía si debía quejarse porque él ya no era un niño, ¡ya iba a la universidad! o si debía presentarse para que pudiera conocer el nombre del chico.

Optó por la segunda opción.

—Estoy bien, soy Jimin.—tendió su mano hacia el otro, que lo miró extrañado al verlo así. Estaban en el siglo XXI, ¿quién aún saludaba con apretones en la mano? Yoongi creía que personas que hacían eso ya se habían extinguido junto con los dinosaurios.

—Yoongi, un gusto.—ligeramente rozó la mano del menor con la suya y se dispuso a continuar su camino.—Adiós, niño.

Jimin no pudo protestar cuando Yoongi ya había salido disparado en dirección al aula de Biología, donde curiosamente también tenía clase a primera hora.

Casi grita de emoción al saber que ambos estarían en el mismo curso, ya que podría tener la oportunidad de conocer mejor a Yoongi y quizá luego puedan llegar a ser buenos amigos o algo más.

Jimin no se oponía ante la idea de imaginarse a Yoongi a su lado cuando estuviese triste para que así pudiera reconfortarlo o que cuando Yoongi estuviera enfermo, Jimin sería el primero en acudir en su búsqueda solo para verificar que todo estaba bien con él.

Es por eso que luego de unos meses de haber compartido algunas clases con el mayor, fue cayendo más y más por él.

Fue tan rápido, que ni siquiera lo notó y Yoongi tampoco lo hizo.

Cada acción, cada palabra, cada insignificante detalle para cualquier persona que Yoongi hacía, para Jimin significaba el mundo entero.

Taehyung y Jungkook sabían de su enamoramiento con el mayor y siempre lo alentaban a declararse.

Claro que nadie sabía de la existencia de ninguna lista, ni la de Yoongi ni la de Jimin.

Por eso, cuando Jimin llegó completamente destrozado y con el rostro bañado en lágrimas a la casa de Taehyung, éste no supo cómo reaccionar.

Jimin solo repetía una y otra vez lo mismo.

"¡Él me odia!" "¡Duele, Tae!" "¿Por qué me odia?"

Taehyung solo pudo abrazarlo y decirle que todo estaría bien, incluso si no fuera así, le dolía ver al chico así.

Ese día, Jimin durmió en casa de su amigo, abrazado a un peluche de oso que tenía por ahí.

Se durmió tan pronto había cesado su llanto, por lo que no estuvo despierto cuando Yoongi llegó a la casa de Taehyung casi derribando la puerta.

Jimin no oyó los gritos de Yoongi clamando su nombre, pidiéndole disculpas. No escuchó cuando Taehyung no dejó pasar a su mejor amigo, pues lo conocía bien y estaba seguro de que si lo dejaba pasar, algunas cosas podrían ponerse peor y todo terminaría mal.

O al menos, eso creía Taehyung.

Porque Jimin si había oído todo, cada uno de los gritos del mayor. Pero en un acto de cobardía solo pudo abrazar fuerte su almohada y esconder su cabeza en ella.

Ignoró el martilleo constante de sus latidos al saber que, la persona que amaba en secreto, se encontraba buscándolo totalmente desesperado.

Jimin ya había cumplido con entregarle su cuaderno a Yoongi, ese había sido su objetivo principal. Sin embargo, aunque ese no era su único objetivo, pensó que no podía rebajarse más y debería tener algo de dignidad.

Si Yoongi lo odiaba, no había remedio para eso. Por más que le doliera entender, debía hacerlo.

Desde ahora tendría que ignorar a Yoongi en la universidad, cuando sus amigos se reúnan tendría que evitar posar su mirada en el chico pálido, tratando de no quedar perdido en su indudable belleza.

Deberá dejar sus clases de piano, ignorar sus llamadas y cualquier cosa relacionada con Yoongi.

Debería olvidarse de Yoongi.

Solo esperaba tener la fuerza de voluntad necesaria para eso.

Ah, Min Yoongi, ¿qué me has hecho?—se preguntó, mientras que el mencionado también se hacía la misma pregunta, solo que con un nombre diferente y en una habitación distinta.

10 razones para amar a Min Yoongi » Yoonmin [#2].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora