Razón para amarlo #10

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El incesante sonido de una llamada entrante hizo el papel de despertador ese día, sacándolo de su ensueño.

Yoongi sacó perezosamente sus brazos de su mullida cama y tomó el aparato en manos, bostezando.

Llamada entrante: Yuncuc.

Colgó.

Ya había vuelto a apoyar su mejilla en su almohada cuando nuevamente fue interrumpido por el sonido de su celular.

Se vio obligado a contestar, aunque lo hizo de mala gana.

— No requiero sus servicios ahora, señorita. Ahora si me...

— ¡Hyung, no vuelva a cortarme! — la chillona voz del menor se hizo oír y Yoongi bufó molesto.

— Dime que tienes una explicación para haberme despertado a esta hora, de no ser así, ve despidiéndote de tu... — habló, intentando causar miedo.

— Hoy es el día, hyung. — la alegría en su voz era notoria, podría apostar a que había dicho eso con una sonrisa. — ¡Usted siempre olvida las cosas importantes!

Silencio.

— ¿Sigue ahí? ¿Yoongi?

El mayor había lanzado su celular a su cama a la velocidad de la luz, únicamente para salir disparado en dirección al baño, sin haber cortado la llamada antes.

— ¿Hyung?

Nada se oía.

— ¡Lo llamaré de vuelta en unos minutos, espero que esté listo! — y la llamada se cortó.

Yoongi estaba muy ocupado tomando una ducha rápida cuando eso pasó.

Jesús, él en serio lo había olvidado.

El baño no duró mucho, se había apresurado tanto en terminar que puede que haya quedado algo de jabón en su piel, a Yoongi no le importaba.

Terminó en un tiempo récord de secarse, cambiarse y peinar sus desordenados cabellos para que quedaran uniformes y presentables para una ocasión especial, como lo era ese día.

Y sí que lo iba a ser.

[...]

Desde pequeño, le habían encantado los parques de diversiones. Eran simplemente maravillosos, la cantidad de juegos y dulces que podía encontrar era infinita, el alegre sonido de niños riendo y correteando por todos lados era para Jimin la combinación perfecta.

Él amaba a los niños, más de lo que le gustaría admitir.

Le gustaba ir allí con su mamá, subir al carrusel y pasear en los carritos chocones. El sentimiento que llegaba cuando el viento caía en su rostro, moviendo sus cabellos y despeinándolo era extrañamente embriagador.

La mayoría de recuerdos de su niñez estaban estrechamente ligados con el parque de diversiones, funciones de circo y juegos mecánicos. Él atesoraba aquellas memorias, su alma de niño no le permitía dejarlas en el olvido.

Sin embargo, ahora que estaba con Taehyung, sentado en una banca del gran parque de diversiones que hace poco había llegado a su ciudad, mientras que el otro tenía la boca llena de algodón de azúcar, empezaba a replantearse el por qué estaba allí.

10 razones para amar a Min Yoongi » Yoonmin [#2].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora