Razón para amarlo #7

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Las tardes eran la parte favorita del día para Jimin, llegaba temprano a su casa y tomaba un baño relajante para luego hacer algunos deberes y así tener la noche completamente libre para hacer lo que se le venga en gana.

Él amaba ese momento del día, pues podía permitirse descansar de todo lo que le había sucedido y únicamente debía preocuparse de si debía dormir o no.

Ninguna de las tardes que había pasado en su casa, leyendo o escribiendo en su habitación, se compararía a una tarde en compañía de Yoongi.

No había pedido explicaciones sobre su canción y solo se limitó a caminar pegado al mayor para que los audífonos no se extendieran mucho y así no se rompieran.

En el fondo, Jimin agradecía ese pequeño detalle, pues sentir la cercanía del otro era reconfortante y el aroma que desprendía era tan sublime que podría embriagarse de tan solo inspirar un poco de este.

Ambos estaban sumidos en un silencio, pero uno agradable, no de los típicos silencios incómodos que ponían a las personas nerviosas y con ganas de querer que la tierra los tragase.

Era un silencio ameno, solamente se oían los latidos constantes de Yoongi y cómo Jimin tarareaba bajito las canciones que se iban reproduciendo en el celular.

La mente de Jimin volaba lejos, muy lejos de donde ellos se encontraban. Su cerebro jugándole una mala pasada al crear escenarios distintos donde disfrutaba plenamente de la presencia de Yoongi.

Como por ejemplo, si es que las cosas fueran diferentes, ellos podrían estar juntos en una relación, una muy linda.

Jimin podía imaginarse a él mismo diciéndole al mayor lo mucho que le gustaba su sonrisa, dejando ver sus encías al hacerlo y provocándole un severo ataque de ternura.

Diciéndole que las pequeñas arrugas que se formaban en los lados de sus ojos solo lo hacían enamorarse más de él.

Le diría a cada segundo, y sin falta alguna, lo perfecto que era ante sus ojos. Y se encargaría de besarlo cada vez que lo haga, solamente para dejarle en claro cuánto era el amor y cariño que podía caber en su corazoncito.

Él amaba con vehemencia su imaginación, lo hacía sentir feliz pensar en cosas como esa, incluso si no llegaban a cumplirse; soñar no costaba nada.

— Jimin, ¿podemos hablar un rato? — el volumen en los auriculares había disminuido hasta el punto de no escucharse ninguna melodía, el pelinaranja procedió a quitarse los audífonos y dárselos a Yoongi en sus manos para que pudiera guardarlos en su bolsillo.

— Claro, ¿de qué quiere hablar? — dijo con una sonrisa y su mirada en el suelo. Oyó un suspiro proveniente del mayor y ladeó su cabeza, esperando una respuesta a su pregunta planteada.

— Primero, tengo que explicarte muchas cosas. No sé si pueda decirlo todo ahora, solo que... — empezó a hablar, prácticamente atropellándose con sus propias palabras.

— Tranquilo, no iré a ningún lado. — y lo que decía Jimin era cierto, él nunca se alejaría del mayor a voluntad propia y esperaba que Yoongi comprendiera la indirecta.

— ¿Por dónde puedo empezar? — se preguntó para sí mismo, luciendo confundido.

"Empieza por la lista, inteligente" recordó su conciencia.

— ¡Ah, claro! — habló sonriente y Jimin no comprendió a qué se refería. — ¿Puedo preguntarte algo?

— Claro, hyung.

— ¿Tú, realmente crees que soy lindo? — dijo sin rodeos y Jimin sintió cómo dejaba de ser una persona para convertirse en un tomate.

— ¿P-por qué pregunta? — titubeó al hablar y eso a Yoongi lo hizo sonreír.

10 razones para amar a Min Yoongi » Yoonmin [#2].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora