Razón para amarlo #2

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El receso había iniciado hace unos minutos y era poco decir el gran ajetreo que se había creado en los pasillos.

Yoongi tuvo que luchar para poder hacerse paso entre la multitud, hombros chocando y el sonido de conversaciones ajenas llenando el ambiente. Ya había alcanzado lograr un espacio para que pudiera avanzar sin problemas cuando una voz llamó su nombre.

—¡Yoongi oppa!—esa voz, de hecho recordaba esa voz a la perfección.

—¿Rosé?—musitó algo fastidiado. La chica venía tras de él y cargaba algo en manos.

—¡Olvidaste esto, lo recogí para entregártelo!—Rosé le mostró el cuaderno de Jimin y lo único que pudo hacer fue quitárselo sin pensarlos dos veces.

—¿Cómo es que siempre olvido todo? Gracias, Rosé.—ella sonrió y cuando estaba a punto de hablar, Yoongi observó la figura de Jimin dirigiéndose a la cafetería.—Debo irme ahora, adiós.

Empezó a caminar cuando sintió un jalón en su muñeca que lo hizo voltear. La pequeña mano de la chica rodeaba su pálida mano y lo sujetaba con algo de fuerza.

—N-no se vaya aún, tengo que pedirle algo...—soltó el agarre que tenía en la mano del mayor y acomodó un mechón de su cabello castaño detrás de su oreja.

—¿Qué cosa?

—Me preguntaba si...usted podría darme clases de piano, todos saben lo bien que toca usted ese instrumento...—Yoongi abrió su boca para negarse ante eso, ella fue más rápida y volvió a retomar la palabra.—¡Le pagaré, por favor, diga que sí!—a Yoongi no le gustaba ver a personas rogando o pidiéndole algo.

Si él no quería aceptar no era por el dinero, eso no era menester para él; era el simple hecho de que ya tenía alguien a quien enseñarle, Jimin.

¿O también dejaría de ir a su casa por sus clases después de todo lo que había pasado?

Pensar en eso hizo que su corazón diera un vuelco, ¿tanto había malogrado lo que tenían para que Jimin quisiera hacer eso?

No tenía respuesta para ello.

Fue cuando vio a Taemin dirigirse a la cafetería con su mochila en los hombros, que recordó lo que había oído cuando despertó y su cerebro empezó a formular miles de teorías.

Si Jimin le daba clases a Taemin, no tendría tiempo para sus clases de piano ¿cierto? Entonces podría darle clases a Rosé, nada cambiaría.

Ese tonto e irracional pensamiento lo impulsó a decir algo que solo arruinaría más la situación que tenía con Jimin.

—Yo...supongo que puedo, claro.—ojos abiertos y llenos de emoción fueron la respuesta a su afirmativa y Yoongi se sintió mal por ello, estaba seguro que ella lo veía como algo más que un amigo; lástima que nunca podría corresponderle.

—¡Muchas gracias, oppa!—la castaña dio saltitos de emoción y le entregó un papel con su número de teléfono, para que pudieran coordinar los días de las clases y demás.

Luego de eso se despidieron y Yoongi pudo, por fin, ir a la cafetería.

No habían muchas personas allí, lo que lo sorprendió al inicio.

Dicha sorpresa no tuvo ni un ápice de comparación como cuando vio a Jimin conversar tranquilamente con Taemin sentados en una mesa.

Había llegado demasiado tarde, tendría que esperar a que Jimin estuviese solo. Sin embargo, podría oír de lo que estaban hablando.

Sigilosamente avanzó hacia su mesa y tomó asiento en la mesa de atrás, dándole la espalda a Jimin.

Simuló estar usando su celular, para que nadie sospechara, y se dispuso a oír.

—Soy tan malo en los números, Jimin. No creo que puedas enseñarme algo, soy un caso perdido.

—No digas eso, Taemin. Solo necesitas practicar y podrás mejorar, te lo aseguro.—la suave voz de Jimin hizo sonreír a Yoongi, no lo diría nunca, pero extrañaba la calidez y paz que le transmitía la presencia del menor.

Bueno, era una de las muchas cosas que extrañaba de él.

—No me creo que vayas a enseñarme, creí que podrías estar ocupado...—Yoongi intentó agudizar su capacidad auditiva para oír lo que el pelinaranja respondería.

—Y-yo creo que tendré esta semana libre, no habrá problemas.—dijo Jimin y Yoongi sintió su corazón romperse un poquito más.

Cuando Yoongi había accedido darle clases a Rosé lo hizo teniendo en mente la idea de que Jimin luego podría decirle que iría con él a su casa para practicar, que quizá no lo había perdonado del todo pero que no por eso dejaría sus clases, pensaba que cuando eso ocurriera él fácilmente podría cancelar las clases de Rosé; porque nadie podría reemplazar a Jimin o incluso superarlo.

Pero, otra vez, nada salió como él quería.

Dejó de lado el plan de espiar la conversación del menor y se puso de pie para luego avanzar hasta la salida haciendo sonar la suela de sus zapatos de tanta fuerza que ponía.

Jimin se sobresaltó en su sitio cuando oyó la bulla que había creado aquella persona al levantarse. Cuando vio que era Yoongi quien lo había asustado, se sintió confundido.

¿Ahora qué había ocurrido para que el mayor estuviese así?

—Jiminie, ¿me das tu teléfono un momento? El mío no tiene saldo.—Taemin lo sacó de sus pensamientos y asintió algo distraído, dándole su celular.

—Wow, no sabía que jugabas "Piano Tiles", creí que eras muy nervioso para jugar esto.—volvió a hablar el pelinegro y Jimin se sintió ruborizar.

Taemin estaba en lo cierto, él era muy nervioso con ese tipo de juegos y por lo usual nunca los descargaba.

Pero cuando se enteró de que Yoongi tocaba el piano, quiso aprender por él.

Tanto así qué pasó una noche entera viendo videos de YouTube, sin lograr un cambio. Por eso que decidió buscar algo más que pueda ayudarlo y terminó descargando ese juego.

No hace falta decir que si Taemin ingresaba al juego se daría cuenta lo muy malo que era Jimin en eso, pero como siempre, Jimin lo había hecho por Yoongi y eso era lo único que importaba.

El castaño no lo sabía, pero Taehyung le había mandado un video suyo tocando el piano.

Cuando Yoongi tocaba cerraba sus ojos de pura concentración y movía su cabeza al sentir la música, era un momento en el cual podía dejar de lado todo y olvidarse del mundo por unos segundos.

Jimin no dudó ni un momento en guardar ese video como uno de sus favoritos y escribir la segunda razón en su lista luego de verlo.

2.—Decían que nadie podía ser perfecto, pero entonces lo conocí. Min Yoongi toca el piano, ¡eso es tan genial! Quizá sí aprendo a tocar el piano él podría notarme, me esforzaré para que eso suceda.

—¡Gracias, Jimin!—interrumpió Taemin, tendiéndole su celular y esperando a que lo tomara.—Entonces, ¿en la tarde voy a tu casa?

Pensó que bien pudo haberse negado a darle clases y en su lugar, podría ir a sus clases con Yoongi.

Pero ya era demasiado tarde para ponerse a pensar en eso, había tomado una decisión.

—Sí, te veo allí.—respondió con una tímida sonrisa que fue correspondida por el otro.

A lo lejos Taehyung veía la escena boquiabierto, ¿en qué momento Jimin había empezado a hablar con Taemin?

Y una más importante, ¿Dónde estaba Yoongi en esos momentos?

Sin duda, tendría que encontrarlo y enseñarle lo que tenía que hacer para recuperar a Jimin. Ya que por lo visto Yoongi era muy lento para eso, quizá su ayuda podría ser necesaria.

10 razones para amar a Min Yoongi » Yoonmin [#2].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora