Capítulo 10

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— ¿Molesto? —escucho que dicen a nuestro costado.

Dios, gracias, gracias.

Mi atención se vuelca en dirección al hombre que ha interrumpido nuestra extraña interacción. Nam, quién nos mira con una ceja alzada en especial al pelinegro, me da a entender que entre los dos hay una especie de complicidad.

¿Nunca les ha tocado estar en un grupo X y notar que sus integrantes hablan en código?

—Veo que ya se presentaron. —inquiere, sonando tranquilo, pero su vista está clavada en Yoongi.

El sujeto a mi lado replica —: Ya nos conocíamos, ¿verdad Yeseo? —me aclaro la garganta, asintiendo porque soy incapaz de confiar en mi voz y por fin, después de tantos esfuerzos fallidos, logro alejarme de él.

Segundos pasan. Segundos donde trato de recomponerme de la reciente respuesta del pelinegro.

—Traje varias ideas en el móvil, se las mostraré por orden y como las haremos. —intento sonreír, dando como resultado un mohín terrible. El mayor de nosotros nota el malestar que me ocasiona este suceso, y sonríe ladino enmascarando su regocijo.

Namjoon no tarda en contestar positivo, haciéndome un gesto con la cabeza indicando que entre. Obedezco al instante solo por una probada de paz indiscutible y con la sombra de esos dos hombres imponentes siguiéndome por detrás.

Al ingresar, no puedo evitar que la impresión me invada. La vivienda es bellísima, los muebles que decoran la estancia están estratégicamente colocados y cabe destacar que la limpieza le da un toque aún más pulcro.

Una duda llega a mí, ¿qué cargos tendrán sus padres?

O mejor aún, ¿los tendrá?

No veo ninguna fotografía familiar u individual, los espacio que antes las ocupaban están vacíos y desteñidos. Tampoco es correcto entrometerme en vidas ajenas, pero es algo ilógico que viva en tan buen barrio sin apoyo externo.

—Pasa a sentarte, yo iré a preparar un par de bocadillos antes de. —la voz ronca de Nam resuena a mi lado y me estremezco al imaginar que haya intuido sobre las especulaciones extraídas de mi loca cabeza.

Giro sobre mi eje para encararlo, rehuyendo los gélidos ojos del otro —: ¿Necesitas ayuda? —cuestiono cortés. Niega sonriente enmarcado unos hoyuelos privativos.

—Descuida, yo me ocupo de todo. Tú ve a sentarte. —responde sin problemas y procedo a acceder a su orden, encaminándome a la sala de estar.

Camino hasta donde me ha indicado, percibiendo el calor corporal que emana Yoongi, así que apresuro el paso. Noto a la castaña sentada, tecleando su teléfono distraída cuando entramos en la sala.

—Hola. —saludo, forzando una sonrisa. Llamo su atención de golpe, bloquea el aparato y me dirige una inspección no tan discreta.

—Hola. —repite. La amargura cubre sus facciones delicadas y envidiables, pero rápidamente cambia de actitud al dejar caer sus ojos en mi acompañante, sonriendo exageradamente —. Lindo, ¿dónde estabas? —dice emocionada.

Frunzo el ceño extrañada antes de sentarme en uno de los pequeños sillones esparcidos por la morada.

¿Ellos se conocen?

Oh no, ¿no se supone que este tiene novia?

El presumido de Yoongi sonríe galante, casi extasiado ante el apodo cursi que ella usa para dirigírsele. A continuación, se acomoda a su costado, rodeándola por los hombros para atraerla hacia sí mismo. Jihyo se mira de lo más feliz, apretándolo como si de un oso de peluche se tratase mientras hunde su cabeza en el pecho del pelinegro.

Monster | Min Yoongi | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora