Capítulo 12

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Sobre la cama descansa mi cuerpo andrajoso hecho un calvario. El rostro me duele producto del llanto incesante que tiene cero intenciones de disminuir. Tengo sueño, pero a pesar de todo el esfuerzo que impongo para dormir resulta ser muy complicado.

La noche se hizo eterna. Aún no logro asumir el fallecimiento de mi primo, simplemente fue una noticia impactante y bastante dolorosa.

— ¿Hija?, ¿puedo pasar? —la voz de mamá acompañada de un leve golpe en la puerta son motivación suficiente para que de forma rápida me incorpore, sentándome al borde de la amplia cama.

—Sí. —digo lo suficientemente alto para que pueda oírme. Noto una cabeza femenina asomarse a un lado de la puerta para luego dejarse ver.

— ¿No irás a la escuela? Jimin te espera abajo. —anuncia, dirigiéndose a mi lado y verificando con su vista el estado catastrófico en el que yazco sumida. Concentro toda la atención en otro lugar que no sea ella, tragando el nudo atorado en mi garganta.

—No tengo ganas. 

—Está bien, pero tienes que estar tranquila amor. —consuela en un familiar tono suave y siento el lado izquierdo de la cama hundirse.

—Lo voy a echar de menos.

—Toda la familia está conmovida por la noticia linda, yo también. —me giro para mirarla, apretando los puños.

—Lo único que anhelo es que encuentren al maldito que le hizo esto. —me dejo llevar por las emociones. Dejo que las palabras venenosas se escapen de mi boca sin remordimiento.

—No te preocupes, la jefatura de policía ya está en eso. Solo queda esperar. —argumenta serena. Sé que mamá finge estar bien, está intentando ser fuerte. La posibilidad de que solo lo haga por mí no es menor, o tal vez quiera mitigar su malestar pues la pérdida resulta ser irreparable —. Ven. —llama, extendiéndome los brazos.

Me acerco sin meditarlo demasiado, aceptando su gesto. La aprieto con euforia, mostrándole inconscientemente lo decaída que estoy. Trataba de poner un esfuerzo sobrehumano para no lloriquear, así que solo cierro los párpados, descansando mi cabeza en su hombro.

Luego de esa acción nos separamos, mirándonos a los ojos. Ella acaricia mi mejilla, depositándome un cálido beso en la frente.

—Le diré a tu amigo que se vaya a la escuela. Puedes dormir, pareces cansada. —aconseja con calma, y asiento.

—Gracias mamá, te quiero. Y dile a Jimin que se cuide.

—De tu parte, nos vemos. —se despide aproximándose a la puerta, despareciendo segundos después.

—Adiós.

Barro todo el perímetro que compone mi cuarto con la vista y lanzo un suspiro. Creo que a pesar de la circunstancia mamá tiene razón. No puedo quedarme todo el día, la semana e incluso el año lamentando su muerte aunque quisiera. Por lo que, estando ya levantada, se me ocurre salir un momento, al menos hasta que me sienta aliviada.

En honor al tiempo, busco algo de ropa limpia para poder cambiarme después de una merecida ducha. Entro al baño pasando de ver mi reflejo en el espejo, me despojo del pijama e ingreso a la bañera, abro el grifo y el agua tibia es una caricia segregada que baja por todo mi cuerpo.

Unos minutos más dentro del cubículo son suficientes, salgo de allí y con la toalla a mi alrededor camino hasta la ropa que he elegido anteriormente. Seco los restos húmedos de cada recoveco y después me coloco la vestimenta.

El aire frío de la mañana golpea con brusquedad mi rostro contrariado y antes de cerrar la puerta de casa me aseguro de tener las llaves de la misma en el bolsillo junto con mi teléfono por cualquier emergencia. Una vez tengo todo en orden, puedo salir.

Monster | Min Yoongi | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora