Monster | Min Yoongi | 1

Capítulo 38

Puedo jurar que toda la sangre se ha drenado de mi cuerpo en el instante que escucho esas palabras. Es como si todo fuese a cámara lenta a partir de ese fatídico instante en el que mi mundo interno colisiona súbitamente, aquel que una vez creí jamás volver a ver caer.

Mis entrañas se aprietan con brusquedad a tal punto que me provocan ganas de vomitar, y de pronto, algo invisible me corta la respiración. Mi anatomía es sumergida en la más profunda de las ansiedades, cuyo fondo está repleto de enormes cuchillos que atraviesan mi piel sin compasión. No estoy sangrando, pero se siente como si pudiera hacerlo a través de las lágrimas que me dificultan la visión. 

—Mi-mientes. —mi voz sale en un susurro ronco y tembloroso —. Es imposible. —niego con la cabeza repetidamente mientras seco sin cuidado el chorro tibio que recorre ambas de mis mejillas. Soy consciente de que mi auto control está por irse a la mierda, sin embargo, no puedo mantener a raya el huracán de emociones desbordantes que me invaden.

Una risa satírica brota de sus labios y niega al igual que yo —: ¿Quieres apostar? —cuestiona, con aire despreocupado, pero detecto un pequeño atisbo de burla en su tono —. Considero preferible el hecho de que sea yo quién te haya informado esta noticia de semejante magnitud. —la frialdad de su tono me produce escalofríos. Tiemblo e irradio aturdimiento, mis músculos se sienten tensos y tan solo me limito a adoptar un bajo perfil —. Supongo que necesitarás terapia para sobrellevar todo esto, ¿no estás de acuerdo?—suena más allá de lo socarrón y entusiasta por verme romper en millones de fragmentos que me enferma. 

— ¡Eres tú el único que necesita eso, maldito mentiroso! —escupo con irritación. El dolor que estruja mi pecho se vuelve insoportable con el pasar del tiempo. La sensación de querer huir es abrumadora y el sudor frío que recorre mi cuerpo solo es un recordatorio del pánico que me traga viva.

Las cejas de Yoongi se disparan al cielo, en un gesto de fingida impresión —: Maldito sí, mentiroso nunca. —afirma, tratando de usar su jodido humor negro en un momento tan inoportuno como este —. Taehyung es tu hermano. —repite.

Suelto una risa amarga, bordeando la histeria y me abrazo en busca del inexistente consuelo que necesito desesperadamente —: No tienes pruebas. —renovadas lágrimas se agolpan en mis ojos. Sueno patética, pero no puedo aceptar algo así. No puedo siquiera pensar en la posibilidad de que mamá abandonara a un hijo. De que gracias a ella ese niño se haya aunado con el temible pelirubio. De que los dos acabaran metidos en aparentes negocios de dudosa procedencia. De que el castaño de sonrisa tan particular terminara relacionándose conmigo.

De que yo haya comenzado a desarrollar sentimientos por él.

—Tengo bajo mi posesión los papeles de adopción donde tu bastarda madre figuraba como única tutora legal de Taehyung. —el horror no tarda en demoler los muros que había tardado en construir con esmero desde mi llegada aquí. Siento asco, rabia, impotencia, culpa y desasosiego. Lo único que anhelo es morir en este preciso instante —. Así que noy hay truco. Es la pura verdad. —cierro los ojos, cubriendo mi boca para evitar que cualquier tipo de sonido escape de mi garganta. 

Ignorando por completo la mirada penetrante del rubio, me deshago en el suelo a raíz de mis débiles extremidades inferiores que no soportan mi propio peso. Caigo de rodillas, negando con la cabeza mientras nuevas lágrimas hacen un camino salado desde su nacimiento hasta mi barbilla. 

Soy su hermana. Soy su maldita hermana. 

De pronto, todo aquello acaba siendo más que evidente. Esa foto, donde la protagonista me parecía de lo más familiar resultó no ser una completa ilusión. El secuestro. Sus intentos por acercarse a mí desde el inicio. Las palabras dichas por Moyeon. El dichoso plan. Todo cuadra, todo estuvo frente a mí y yo no pude predecirlo con anterioridad, ¿acaso Taehyung tuvo las agallas para estar conmigo aún sabiendo quién soy?, ¿y si sólo fingió actuar de esa forma por Yoongi? —: ¿Todo lo que me hicieron fue por venganza? —suelto casi sin aliento.