Capítulo 32

2.8K 256 37
                                    

El nudo en mi garganta no ha cesado, estoy recostada sobre la cama hecha un ovillo mientras sollozo en silencio, ahogándome con mis propios lamentos.

Lo odio. Lo detesto. 

Recuerdos del magullado y herido cuerpo de Junmyeon se agolpan en mi mente como una ola de recuerdos dolorosos. La cabeza me palpita y siento el rostro hinchado, sin embargo, por muy fatigada que esté, no podré dormir.

Los pasos provenientes del exterior me obligan a volver a la realidad. Vuelco mi atención hacia la puerta tratando de recomponerme al darme cuenta de una silueta asomándose por la misma. Desde mi posición apenas tengo una vista de lo que trae en sus brazos. El miedo entremezclado con ira inconmensurable me aborda nuevamente y me incorporo de la cama, limpiando mis mejillas lo más rápido que puedo.

Ya está aquí y junto a él, lo acompaña una expresión tranquila, sosegada. Camina a paso ligero, produciendo en mí una enorme molestia. Sé que no sabe que yo me he enterado de su atroz crimen, pero se lo permito saber a través de mis claras expresiones porque es la única forma que tengo de reflejar el asco que me produce tan solo respirar su mismo aire.

—Te traje la cena. Lo siento por tardar tanto, prácticamente tuve que correr a esos idiotas de la casa. —comenta entretenido mientras lo observo inclinarse para dejar la bandeja con comida sobre la pequeña mesa a un lado. Mi mandíbula se aprieta en el instante en que lo veo directamente a los ojos, él frunce el entrecejo ingresando en alguna una especie de trance hasta caer en cuenta — ¿Qué rayos te ha pasado? —cierro los puños con fuerza, provocando un dolor agudo localizado en mis palmas. Un nudo característico quema en la parte posterior de mi garganta y quiero llorar otra vez.

—Eres la peor escoria que he conocido y lo más porquería que pueda existir. —musito enrabiada hasta la médula. Puedo sentir las pulsaciones de mi sangre bombear detrás de mis orejas enrojecidas por la adrenalina que me embarga. Su rostro relajado se torna iracundo, furioso y junto a su mandíbula apretada le dan un toque más atemorizante.

— ¿Cómo te atre... ?

— ¡Cállate! —lanzo un grito entrecortado, interrumpiéndolo y sacándole un sobresalto que disimula a la perfección — ¡Ahora vas a tragarte todo lo que tengo que decir! —el tono de mi voz se eleva. Acorto la distancia entre nosotros quedando a escasos centímetros, reprimiendo las enormes ganas que tengo de propinarle una cachetada para mermar este sentimiento negativo.

— ¿¡Por qué tienes que hacerme la vida miserable!?, ¿¡por qué jodida mierda no me matas de una vez!? —escupo medio dolida, medio enojada. Ya no pretendo seguir siendo su sumisa obediente, sólo quiero desahogarme con él, con el causante de que mi vida se haya convertido en una pesadilla lúcida. A penas puedo ver el semblante de su cara, pues las lágrimas nublan mi vista. Siento como si estuviera volviéndome loca, sin embargo, no puedo detenerme —. Yo sé porqué... Porque eres un cobarde. Un idiota que no es capaz de terminar su propio trabajo y tiene que mandar a otros a ensuciarse las manos por él. —mi voz suena inestable y ronca, y espero que haya comprendido la referencia. Entonces, en un arrebato de cólera y valentía, le propino incesantes golpes con los puños cerrados tratando de hacerle algún daño, pero él yace quieto, ni siquiera se inmuta y eso me enfurece más.

—Para. —ordena tomándome de los brazos, tratando de detener mis movimientos rudos. Forcejeo un momento, intentando soltarme de su agarre hasta que lo consigo y seguidamente me restriego los ojos, alejando toda evidencia de derrota y sufrimiento.

— ¡Eres un monstruo! —chillo, señalándolo— ¿¡Por qué lo asesinaste!? —cada vez se me es más difícil respirar, pero a pesar de la agitación y de lo terrible que luzco, lo miro con todo el resentimiento del universo. El rubio calla unos segundos, extendiendo el silencio hasta encontrar una respuesta — ¡Era mi familia, Yoongi!

Monster | Min Yoongi | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora