Capítulo 18

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No puedo sentir más que un dolor inmenso en la parte posterior del cráneo, mis extremidades permanecen inmóviles, los párpados me pesan y mantengo los ojos cerrados, ignorando el pequeño susurro que mis oídos son capaces de escuchar.

—Ya despierta. —la voz familiar y masculina que atraviesa mis tímpanos me mantiene alerta pues lo percibo peligrosamente cerca.

—Kim, detente. —una voz aguda se une a la conversación, reprimiendo al chico.

— ¿Qué le pasa? Tampoco fue para tanto el golpe, ¿o sí? —pregunta irritado aquel sujeto. No deseo abrir los párpados, pero estoy haciendo un gran esfuerzo para cumplirlo.

— ¿Por qué no mejor haces algo útil y te vas de aquí? —oigo como alguien se traslada por los alrededores, apresuradamente. Y en respuesta, se escucha un gruñido profundo.

—Está ensuciando mis sábanas con su sangre y juro que la voy a matar si no se despierta ahora mismo.

Entreabro los ojos un poco perturbada por lo anterior, más no lo suficiente para dejarme en descubierto. Noto, a pesar de mi vista nublada dos siluetas, una más alta que la otra.

—No jodas con tus mierdas, necesito hablar con ella. —la larga cabellera roja de la chica se ladea como indicando una cosa con la cabeza.

— ¿Por qué rayos la trajo aquí? —se queja el otro, casi con una rabia mayúscula.

—Oye Tae, ¿por qué no mejor vas y le preparas algo a él? —ofrece la muchacha en un falso tono amigable y este enseguida asiente reiteradas veces —. Bien, sal entonces.

¿Qué diablos pasa?

—Voy enseguida Moyeon. —contesta radiante antes de salir inmediatamente de la habitación. Su repentino cambio de humor me extraña a sobremanera, raya en lo absurdo y mi intuición dice que aquello no es una simple bipolaridad adolescente.

—Imbécil. —musita para sí misma antes de girarse y posar su despectiva mirada sobre mí —. Vaya, vaya... Por fin nos conocemos Yeseo.

— ¿Qué rayos hago aquí?, ¿quién eres? —las palabras salen apresuradas de mi garganta mientras me sacudo, tratando de soltarme.

—Primero que todo, a mí me hablas bien porque yo sería capaz de cortarte en trocitos. —la violencia en sus palabras mezclada con la tranquilidad de su expresión me provoca escalofríos—. No eres la gran cosa, no se porqué está tan encaprichado contigo. —rueda los ojos, haciendo una mueca de disgusto.

—No entiendo nada, por favor déjame ir, te prometo que no diré nada, te lo suplico. —pido exasperada, sintiéndome miserable al percatarme de que probablemente no saldría con vida de este lugar. La pelirroja dibuja una sonrisa en sus labios hasta soltar una carcajada llena de mofa.

—Ay, que patética eres. —se seca una lágrima falsa, aproximándose a mí sin dejar de observarme —. No sé si reír o llorar por tu situación, pero lo único que te pido es que te comportes, no querrás verme enojada ni mucho menos a... —la estrepitosa entrada de alguien la obliga a callarse repentinamente.

Moyeon, que al parecer es su nombre, se sobresalta al igual que yo y de inmediato dirijo toda mi atención a la persona que ha irrumpido en el cuarto. Alterada hasta el cansancio, me dedico a observar la figura delgada de un segundo chico aún con su máscara puesta.

—Sal de aquí. —ordena impasible, pero luciendo sereno y distante. La muchacha aprieta los labios.

—Pero si aún no le ex... —antes de que pueda excusarse vuelve a ser interrumpida.

— ¡Lárgate! —clama furibundo, dejando entrever su poca paciencia. Trago saliva al verla asentir silenciosa y salir obediente por la puerta, dejándome completamente sola con ese hombre incógnito.

Monster | Min Yoongi | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora