Capítulo 8

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Nuestra vida es una historia, una historia en la que nosotros somos los autores y a la vez el actor principal. Sin embargo, muchas veces, dicho actor está movido por unos hilos, como una marioneta.

Esto era un simple resumen de la vida de Golden. Como pasar de ser un simple niño de nueve años a un demacrado cuerpo de dieciséis. Como comenzar a ver la vida cada vez con menos sentido, menos color. Caer en un pozo, profundo, oscuro, sin retorno.

¿Cuándo había aceptado ser usado de esa forma? ¿Cuándo había sido atrapado de esa manera?

El dolor era intenso, y no lo decía por las heridas de su cuerpo. Se sentía horrible, el remordimiento lo carcomía, sabía que lo que le estaban haciendo estaba muy mal, ¿por qué no lo detenía? ¿Eran tan serias esas amenazas, esas palabras de un degenerado?

Vaya, sí que lo eran, nunca había sentido ese pánico que ahora lo perseguía en su día a día.

La cortina se abre, pero él no ve nada, tan sólo unos focos apuntando a su rostro, haciendo que brille esa mentira.

–Ahora llega un solista que todos conocemos bien.– era distante, lejana, una voz que él apenas podía escuchar.–Nuestro invitado especial... ¡Gooolden toy!

Miraba como Cami le sonreía con sorna. Era consciente de que su música también estaba siendo mancillada, ensuciada, que estaba siendo usada al igual que él, y aún así, él seguía sin hacer nada. Era un total cobarde.

Dirigió esa opaca mirada al frente y comenzó a cantar. Sus manos cogían el micrófono con algo de fuerza. Su voz sonaba firme, aunque por dentro estuviera temblando.

La gente dejó su alegría y júbilo de lado, sustituyendo esas grandes sonrisas por una expresión de seriedad total.

Golden no quería estar ahí, no quería hacer que todos estuvieran mal anímicamente por su culpa. Ya le era suficiente con sufrir él como para que más personas también lo hicieran. Y tan sólo por una mala decisión en el pasado, por ser un imbécil necio. Un imbécil que nunca quiso tener ese destino.

Unas notas lo hicieron volver en sí, aterrizó de golpe en la tierra tras un viaje por sus pensamientos. Y entonces los vio.

Bonnie tocaba su guitarra, Chica lo animaba a seguir tocando y Foxy lo miraba fijamente. Observaba todos y cada uno de sus movimientos.

Entonces la voz se quedó atorada en su garganta. Chica subió al escenario y comenzó a cantar. Pero esa canción no eran unas simples frases sin significado, relataban una historia, SU historia.

Junto a la fémina, Foxy, Bonnie y Freddy, llegando este último más tarde, cantaron, unidos. Y pronto, ese nudo se deshizo, siendo sustituido por unas grandes ganas de cantar.

–¡Chicos! ¡Gracias!

–¡Golden! ¡Qué bien que estás bien!– alegre, Chica lo rodeó con sus brazos.– Pero, ¿qué es lo que te ocurría?

–Sh, dejémoslo, tendrá que recuperarse.– mencionó Foxy comprensivo a la vez que posaba su mano en el hombro del rubio.–

Pronto, el presentador anunció que era el turno de "Los Animatronicos". No dudaron ni un segundo en dar el espectáculo que ellos podían dar.

Fue una noche llena de risas, Golden se sentía a salvo, sentía que podría seguir así siempre.

Pero, no todo lo bueno dura para siempre, ¿verdad?

Golden cayó en la cuenta de esto cuando caminó con su grupo hasta las cabañas, a pasar su última noche en el campamento.

–Bueno Golden, nosotros nos vamos a dormir ya. Mañana nos tenemos que levantar temprano.– mencionó Freddy con una leve sonrisa, rascándose la nuca.–

–E-Eh, sí, claro. D-descansen chicos.– el rubio no podía ocultar el nerviosismo en su voz, haciendo que todos sus compañeros lo miraran con extrañeza. –

– Eh, ¿te encuentras bien?

–S-Sí claro, chicos. No se preocupen, jeje.

– Pues no lo parece.– entrecerró un ojo Bonnie, mirándolo con esos ojos rojos, tratando de ver a través de esa fachada.–

–No, ¡de verdad! Tan sólo estoy cansado, eso es todo. – insistió el rubio.–

Freddy y Bonnie se dieron por vencidos, aún no muy convencidos por la respuesta de su amigo.

– Yo me quedaré un rato afuera, ¿está bien?– dijo Foxy, dándole a entender con una simple mirada de esos ojos ámbar sus intenciones.–

Los dos adolescentes entraron a su cabaña con gran prisa, pero se quedaron en vela, despiertos, ansiosos de que el pelirrojo entrara contándole las nuevas noticias.

Foxy no apartaba su mirada de la figura del joven rubio. Sus ojos no se apartaban de los del contrario, realizando una batalla de miradas, viendo a ver quién cedería primero.

La curiosidad de Foxy se agolpaba en su cerebro. Desde que el efecto de esas bayas había pasado tan sólo tenía recuerdos vagos, borrosos, alguna idea de lo que había ocurrido, y ahora las maldecía.

Sin embargo, algo nítido quedó en su mente. Esa escena malditamente perturbadora, ese Golden impregnado en lágrimas. Esos ojos llenos de dolor. Y aún así, no era capaz de diferenciar entre la realidad y lo que su mente creó en esos momentos.

–Necesito saberlo, ¿que te ocurre?– el pelirrojo preguntó esto afligido.–

Golden bajó su mirada al suelo, muchas emociones se agolpaban en su pecho. Tristeza, vergüenza, furia, alegría... Todo esto apenas le dejaba pensar con claridad.

No supo en que momento su pulso se volvió débil y comenzó a temblar, de forma frenética. Foxy cogió sus muñecas, en un intento de calmar al joven.

–No puedo...– murmuró.– De verdad, no puedo...

Su voz comenzó a romperse a la vez que separaba sus brazos del ojiambar y corrió hacia la cabaña maldita. Su necesidad de estar solo ganaba a las ganas de no entrar allí.

Cerró las puerta tras de sí, encontrándose con un ceño fruncido, una sonrisa ladeada y unos brazos cruzados sobre su pecho.

El hombre tiró de su cabello,sin cuidado alguno, deslizando el débil cuerpo de Golden por el suelo, ganándose unos quejiditos de dolor por parte del chico.

Entró a la tan famosa habitación y cerró la cortina, como quien corre un tupido velo.

Golden se acurrucó en una esquina. El miedo recorría todo su ser. Él buscaba cobijo en esa fría esquina de madera. El malicioso hombre no tardó en acercarse de nuevo a él, se agachó hasta estar a su altura y lo miró por unos segundos. Tras eso, un golpe seco impactó contra la mejilla del joven.

–¿¡Qué estabas pensando que hacías en ese escenario!? ¡Responde, mierda!– el hombre no detenía sus golpes.–

Pronto sintió como lo cogía del cuello y lo estampaba contra la pared, dificultándole respirar y por supuesto, no era capaz de pedir clemencia como siempre lo hacía.

Su cuerpo estaba a punto de colapsar. Apenas podía soportar ya los golpes. Sus débiles brazos trataban de cubrirlo a como cupiera lugar.

Finalmente, quedó inconsciente en el frío suelo, siendo víctima de brutales golpes. Puñetazos recaían sobre sus brazos a la vez que el color violáceo se abría paso en esa blanquecina tez. Sus mejillas comenzaron a recibir golpes también y pronto todo su cuerpo quedó cubierto en horribles marcas.

Golden, ¿como se siente el dolor?

Sálvame [Foxy X Golden] FNAFHS COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora