Epílogo

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El rubio miraba el paisaje desde la ventana de su habitación. Su rostro estaba apoyado sobre una de las palmas de sus manos. Llevaba ya un rato así, con sus ojos grises fijos en el paisaje, con una expresión de aburrimiento total.

Ya habían pasado cuatro años desde que él decidió dejar su ciudad natal para vivir una vida lejos de sus pesadillas, tratando de guardar bajo llave sus más oscuros demonios.

Freddy llamó a una amiga suya, Abby, de su anterior instituto y él comenzó a vivir con ella. Era una chica muy amable, algo hiperactiva y que ahora se encontraba estudiando Bellas Artes, pues quería ser una dibujante de manga.

Él, por su parte, había comenzado sus estudios en una facultad de música. Le encantaba todo lo que estudiaba y de hecho, estudiaba con una beca por lo que debía mantener una buena nota.

En cuanto a su manager, dejó de buscarlo tras un tiempo. Cosa que le alivió. No sabía que había sido de él, y tampoco tenía ganas de ello.

Seguía manteniendo el contacto con Freddy, quien ya sabía por todo por lo que había pasado el rubio. El castaño trataba de llamarlo todas las semanas, para ver que tal se encontraba y ese tipo de cosas. El de ojos azules había entrado a una universidad de psicología, pues él siempre había estado interesado en este tema gracias a su condición, de la que Golden ya era consciente también.

Y de él... De él no sabía nada. Cuanto deseaba poder volver el tiempo atrás y poder hablar con él, poder explicárselo todo, contarle con detalle con su vida, explicarle cada una de sus heridas, cada uno de sus miedos, darle otro beso más, decirle todo lo que sentía por él. Pero no, Foxy era cosa del pasado y debía admitirlo.

–¡Golden! ¿Nos vamos ya?– la voz de la pelirroja resonó por toda la casa, llamando al rubio que hasta ahora había estado sumido en sus pensamientos.–

Él y su compañera habían quedado con unos amigos para ir a la piscina, pues el verano ya había llegado y los exámenes ya habían acabado, por lo que podían tomarse algo de tiempo libre.

Salió de su habitación con rapidez y corrió a grandes zancadas hacia la entrada, cogiendo su macuto por el camino. Ambos jóvenes salieron de la casa y se dirigieron al lugar donde habían quedado con sus amigos.
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Foxy dormía en su habitación. No podía estar más cansado después de los exámenes finales, pero, afortunadamente los había aprobado todos.

El timbre llevaba sonando incansable por unos quince minutos. El pelirrojo, harto de no poder conciliar el sueño por culpa del molesto sonido, se levantó algo enfadado de la cama y fue a abrir la puerta.

–¡Por fin nos abres!– exclamó con exasperación Meg.–

–Estabas demasiado cansado, ¿eh brother?– preguntó en cambio el alegre Springtrap.–

Foxy asintió con pesadez. Iba a volver a entrar a su casa, dejando la puerta abierta para que los otros dos entraran, pero la albina le cogió del brazo.

–¿No recuerdas que habíamos quedado hoy para la inauguración de la nueva pastelería? Me dijiste que iríamos.

El más alto abrió sus ojos ámbar como platos. Era cierto, habían quedado hace una semana para ir a esa pastelería que Meg tenía tantísimas ganas de ver. Pero él lo había olvidado por completo.

Cuando Golden se fue, Foxy quedó destrozado. Sintió como si hubieran cogido una parte de él y se la hubieran arrancado. Era como si llevarse al rubio conllevara llevarse algo de él también. Lo que más le dolió fue que él lo había decidido libremente.

Sálvame [Foxy X Golden] FNAFHS COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora