Sus jadeos bajo la lluvia. Sus pies chocando contra el mojado suelo, haciendo ruido. Sus cabellos rubios y húmedos tapándole la vista, chocando con su rostro. Sus ojos fuertemente cerrados. Sus músculos entumecidos por el frío y el agua.
Todo fue bonito por unos momentos. Él mismo había deseado un beso de esa persona durante mucho tiempo. Él mismo era el que había querido que Foxy se enamorara de él. Y, ¿por qué...?
¿Por qué había huido después de ese beso?
Su mente ahora solo procesaba una cosa. El beso y el recuerdo que vino justo después de eso. El tacto de los labios de Foxy y sus ojos cerrados y después, esa imagen. Ese manager, besándolo a la fuerza, esas lágrimas escapando de sus ojos.
Se separó de Foxy temblando frenéticamente, con un terror creciente en esos ojos grises. Recuerda haber salido corriendo ante la mirada de extrañeza de Foxy. Recuerda haber ignorado sus súplicas para que se quedara.
Y ahora, corría perdido por las solitarias calles de su ciudad, bajo la fría lluvia.
El rubio comenzó a caminar después de que el cansancio se apoderara de él.
Tras unos cinco minutos de caminata, una casa se le hizo familiar. Las tejas eran de un color cobrizo y las paredes del lugar estaban pintadas de un color crema. Tenía varias ventanas, todas cerradas y con la persiana echada, sin permitir que vieras el interior.
–Freddy...– murmuró débilmente el rubio a la vez que caminaba hacia la casa.–
Reconoció la ventana que le pertenecía a su amigo y sin tiempo que perder, cogió una piedra del suelo, lanzándola a la ventana, haciendo una pequeña grieta en ésta.
Inmediatamente, la persiana se levantó, dejando ver a un adormilado Freddy.
–¿G-Golden...?
El rubio asintió suavemente a su amigo.
–¡Espera un momento! ¡Voy a abrir la puerta!
En menos de un segundo la puerta estaba abierta, con un preocupado a Freddy tras ésta, cogiéndolo del brazo y entrándolo a su casa.
–¡Dios mío Golden! ¡¿Pero qué haces aquí?! ¡Y más a estas horas!– le reprendió Freddy con el ceño fruncido, hablando lo más bajo que podía.–
–Y-Yo...
–Ahora me lo explicas.– lo interrumpió el castaño.– Primero, vamos a secarte.
Subieron al cuarto del joven y Freddy rebuscó entre sus cajones encontrando algunas toallas. Se las entregó al contrario y puso la calefacción, con tal de que el rubio se calentara.
Buscó también algo de ropa en su armario, pues la de Golden estaba pegada a su cuerpo de lo mojada que estaba.
–Y bien...– comenzó a decir Freddy.– ¿Qué es lo que te trae por aquí?– trató de sonar casual el de ojos azules.–
–F-Foxy, él me besó y yo...– las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos grises del rubio.–Y-Yo...
Freddy lo abrazó, tratando de consolarlo. Notó como el joven sollozaba en su hombro, agarrándose con fuerza a su camiseta.
–Golden...– suspiró su nombre el castaño.–
–Y-Yo n-no sé...– hipaba el muchacho.–
–Cálmate.– ordenó Freddy con voz severa cogiéndole de los hombros.– Necesitas estar más calmado. Venga, respira.
Golden obedeció a su amigo tratando de inspirar y espirar. Tardó unos cinco minutos en estar un poco más tranquilo y fue entonces cuando Freddy se decidió a hacerle unas preguntas.
–A ver, Foxy te ha besado. Pero tú, ¿qué es lo que sientes por él?– le preguntó Freddy al contrario.–
–A-a mí me gusta.– murmuró el rubio bajando su mirada al suelo.–
–Entonces, ¿cuál es el problema?– dijo extrañado el de ojos azules.–
No podía decirlo. No podía decir que cada vez que pensaba en besar a alguien se le venía a la mente su manager. Apretó los puños sobre sus rodillas.
–Ey, si es algo que no puedes contarme, está bien. Tan sólo ten en cuenta que es lo que quieres con él.–Freddy posó una mano en el hombro de su amigo comprensivo.–
Golden le dio una pequeña sonrisa. Estuvieron unos segundos en silencio hasta que el sonido de un teléfono móvil interrumpió ese momento de paz.
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Foxy comenzó a correr por la calle. La lluvia mojaba sus cabellos rojos. Gritaba el nombre de Golden una y otra vez. Comenzó a correr a lo loco, sin saber muy bien adonde se dirigía.Notó en su bolsillo trasero su teléfono móvil. Una idea se le vino a la mente. Dirigió sus manos hasta su pantalón con suma rapidez y cogió su celular.
Las gotas comenzaron a mojar la pantalla del aparato. Sus dedos se deslizaron hábilmente buscando en su agenda de contactos al integrante de su grupo que vivía más cerca.
–Freddy...– murmuró el pelirrojo su nombre a la vez que pulsó el botón de llamar.–
Comenzó a correr en dirección a casa del castaño mientras el teléfono comunicaba.
–¿Diga?– escuchó la voz de su amigo al otro lado de la línea.–
–¡Freddy! Golden, él...– empezó a decir jadeante Foxy.–
–Está aquí.– dijo en tono tranquilizador el castaño.–
Solo bastó eso para que Foxy colgara y comenzara a correr con más ímpetu. No tardó más de cinco minutos en llegar a casa de su amigo, el cual lo esperaba tras la puerta.
–Entra anda.
Abrió la puerta en su totalidad, invitando al pelirrojo a pasar. Se dirigieron a las escaleras, para así llegar a la habitación de Freddy.
Con cada peldaño que subía, los nervios de Foxy incrementaban. El sonido de la lluvia se hizo un eco lejano, y sus pensamientos ocuparon su mente.
"No siente lo mismo por ti."
Quedaban tan sólo tres peldaños para llegar a la anteriormente mencionada habitación. Las piernas del pelirrojo comenzaron a fallarle, haciendo que tropezara en uno de los peldaños.
–¡Ey! ¡Cuidado!– susurró Freddy.–
Pero Foxy no contestó, mantuvo la vista fija en el frente y siguió caminando. Pronto, estuvieron frente a la puerta del castaño.
Acercó su mano temblorosa al pomo de la puerta. Tragó saliva y suspiró, tratando de liberar el estrés. Sus dedos sudaban y el trataba de inspirar y espirar, con lentitud, tratando de ahogar sus nervios con el aire que entraba a sus pulmones.
Por fin pudo mover sus dedos y abrir la puerta. Y justo allí se encontraba él.
Sobre la cama de Freddy, apoyando su espalda en la azul pared, estaba él. Con esa caracteristica mirada grisácea suya, perdida en algún punto de la habitación. Su cabello rubio caía desordenado sobre su rostro, aún húmedo. Giró su rostro al escuchar el chirriar de la puerta, con suma calma y lentitud, chocando su mirada con la del contrario.
Foxy se quedó estático, sin quitar ni un segundo sus ojos de los del chico. Golden tampoco estaba dispuesto a apartar la mirada.
Tanto el pelirrojo como el rubio tenían un lío de palabras en su cabeza. Ninguno de los dos sabía como comenzar.
Golden, ¿puedes volver a amar?
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Sálvame [Foxy X Golden] FNAFHS COMPLETADA
Fanfic-Ya lo verás, yo lograré hacer sanar tus heridas, sin importar su profundidad ni tamaño. La vida de Golden está rodeada de sucesos desdichados, trágicos, hirientes... Al acudir al instituto FNAFHS conocerá a muchas personas que tendrán en su mano e...