Capítulo 21

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Cogió su teléfono y con rapidez inmediata llamó a su mayor confidente.

–¿Golden?– la voz de un extrañado Freddy resonó desde la otra línea.–¿Qué ocurre?

–Necesito salir de esta ciudad. Y rápido.– la voz seria de Golden le dejó muy claro al castaño que eso no era ningún tipo de broma.–

–¿¡Qué!? ¿Pero de qué estás hablando? ¿Cómo que quieres irte de aquí?– había tantas incógnitas en la cabeza del de ojos celestes que eso era lo mínimo que podía preguntar.–

–Ni idea, pero tengo que hacerlo y muy rápido.

–Está bien, creo que podré ayudarte en eso.– suspiró con resignación el castaño.– Cuando vuelva a casa podremos hablar de esto más tranquilamente.

–Gracias.– agradeció el rubio en un murmuro apenas audible.– No le digas nada a Foxy, por favor. Yo buscaré el momento.– añadió el rubio.–

Tras un "vale" y otro "gracias" del rubio, la llamada se terminó. Golden decidió volver a dormir. Ya no recordaba desde hace cuanto no se sentía tan descansado.
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–¡Golden!

Sentía como lo llamaban una y otra vez, pero él no quería abrir los ojos. Notó como lo zarandeaban repetidas veces, haciéndole apretar sus ojos. Los abrió con algo de trabajo, encontrándose a un Freddy con los brazos cruzados mirándole fijamente.

–¡Al fin logro despertarte! – exclamó con alivio.–Ha sido una tarea difícil.

Golden sonrió con algo de timidez ante el comentario del castaño y éste tan sólo le sonrió de vuelta.

–Le he tenido que dar un millón de excusas a Foxy para que no viniera aquí. Se ve que de verdad le importas.– mencionó el castaño. Golden sabía muy bien la intención con la que había lanzado esa frase, Freddy no quería que Foxy saliera dañado de ninguna forma.–

El rubio dirigió su mirada a un lado, con algo de incomodidad. No podía negarlo, por supuesto que él sentía algo por el pelirrojo, pero sabía que si quería mantener todo por lo que había estado luchando estos días, no tenía otra opción, por mucho que doliera, por mucho que quisiera.

Freddy le explicó su plan y Golden estuvo en total acuerdo con el castaño. Tenía los nervios a flor de piel. Estaba nervioso por la incertidumbre, por no saber qué pasaría ahora, por no saber que era exactamente lo que le esperaba en un futuro.

Marchó a casa de Foxy, pensativo, no sabiendo enlazar las palabras correctas para decirle a Foxy su plan, para decirle que lo quería y que no se preocupara, que iba a ser sólo para él. Pero sabía que esas palabras no podían salir de su boca, no ahora, no tan pronto.

La puerta de madera se alzaba frente a él, esa puerta que conocía a la perfección, que lo había recibido tantas veces, que lo había visto llorar, que lo había visto sonreír, que lo había visto abrazarse con Foxy...

Entró a adentro, Foxy estaba echado en el sofá, estaba medio dormido, con algo de baba cayendo por la comisura de sus labios.

–¡Ya estás aquí!– exclamó el pelirrojo al darse cuenta de que Golden había llegado.–

Se levantó de un salto y fue hacia él, con una pequeña sonrisa. Posó una de sus grandes manos en su hombro y tan sólo dijo.

–¿Cómo estás?– apartó su mirada algo incómodo del rostro del rubio.–

–Bien, gracias.– un ligero rubor apareció en las pálidas mejillas del de hebras doradas a la vez que ponía su mano sobre la del de cabellos cobrizos.–

El de ojos ámbar sonrió levemente y siguió mirando hacia un lado, sin saber muy bien que decir ahora.

–Y bien.– el pelirrojo se aclaró la garganta, llamando de nuevo la atención del de ojos grises tras unos segundos de silencio.– Debemos hacer algo respecto a lo de ayer...

Golden clavó su mirada al suelo a la vez que comenzó a jugar con sus pies. Mantuvo su mirada fija ahí, como si fuera lo más interesante de todo el mundo.

–Y-Yo, aún no sé qué hacer.– esta frase salió como un susurro de sus labios. No podía, aún no estaba preparado para contarle nada a él.–

–No te preocupes, en lo que sea que pienses hacer, yo te voy a ayudar. Debes saber eso.–Foxy le dedicó una cálida sonrisa.–

Él sonrió con algo de timidez. Se estaba sintiendo realmente culpable. Pero no se sentía capaz de decirle lo que tenía planeado a Foxy.

La tarde pasó para ambos y el chico seguía sin saber como decírselo al pelirrojo. Llegó la hora de dormir en menos tiempo del esperado.

Los dos estaban en la habitación, recostados en la cama, frente a frente.

–Bueno Golden.– bostezó el más alto.–Buenas noches, duerme bien.– dicho esto, acercó sus labios a la frente del rubio y le dio un beso lleno de cariño.–

–Sí, tu también.

Una vez escuchó los ronquidos de Foxy a su lado, comenzó a llorar. Le dolía, le dolía bastante lo que iba a hacer, pero ahora no tenía alternativa. Se levantó con sigilo de la cama y puso en marcha su plan, aún con lágrimas en sus ojos.
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La molesta alarma hizo que Foxy despertara de su profundo sueño. Se frotó los ojos con algo de pereza, hasta que se dio cuenta de algo.

Miró a su lado, con un nudo formándose en su garganta, encontrándose con las sábanas medio quitadas. Se levantó con rapidez y comenzó a mirar por toda la casa, con lágrimas resbalando por sus mejillas, chillando el nombre del rubio, con desespero, con angustia.

Se sentó en una de las sillas de la mesa en la que tantas veces habían comido, encontrándose con una carta, con esa impecable letra que él ya reconocía tan bien.

La abrió, aún llorando.

Recuerda haberla leído al completo. Recuerda su vista nublada leyendo con cuidado cada frase que él rubio había escrito en esa carta, cada una de esas frases que mantenían la esencia del de ojos grises.

Pero, tan sólo registró una de estas frases, la que le dejó marcado.

"Lo siento, pero me voy de la ciudad."

Sálvame [Foxy X Golden] FNAFHS COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora