Capítulo 20

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Golden miraba a Foxy con un terror creciente en su interior. Ya lo sabía, ya no había vuelta a atrás. Sus manos temblaban frenéticamente. El pelirrojo frente a él parecía haber entrado en trance.

No sabía que hacer. ¿Trataba de llamar a Foxy y calmarlo? ¿Se tranquilizaba él primero?

Pasó su brazo por sus mejillas, limpiando el rastro de lágrimas que salían incesantes de sus ojos. Comenzó a caminar hacia el pelirrojo y una vez estuvo a unos cuantos milímetros de él se agachó a su altura, aún sollozando un poco.

–Foxy, lo siento, yo...– las palabras se quedaron atoradas en su garganta.–

Los ojos ámbar de Foxy estaban inundados en lágrimas. Recordaba haber llorado de esa forma una sola vez en su vida, cuando sus padres murieron.

–Dime que es una jodida broma.– murmuró Foxy entre sollozos.–Todo es una puta broma, ¿verdad? ¡No puede ser verdad!

Golden negó con suavidad, haciendo resbalar algunas lágrimas a su vez.

Foxy abrazó al rubio y se aferró a su cuerpo, llorando desconsoladamente, hipando, mordiendo su labio inferior en un intento de contenerse. Sentía como si los chupetones que estaban en el cuerpo del contrario, los golpes, absolutamente todo, ardía en su piel.

Tan sólo de imaginar a otra persona besando al rubio, mordiendo su cuello, abusando de él sus puños ardían y la cabeza le comenzaba a doler.

Tras unos quince minutos llorando desconsoladamente sobre el hombro del contrario, se separó un poco de él , haciendo que sus ojos chocaran, ambos rojos e hinchados.

El pelirrojo, sin separar el abrazo, se levanto del suelo junto a el de ojos grises y lo echó en la cama junto a él.

La lluvia se comenzó a hacer lejana para los oídos de los dos chicos. Sus respiraciones tenían mayor importancia ahora. Las manos de Foxy envolvieron en un abrazo al menor y él tan sólo apoyó su cabeza en el cuello del chico.

–Cuando me digas quien fue el maldito que te hizo todo eso, que sepas que lo va a pagar muy caro.– escupió esa frase con una rabia contenida, tratando de retener las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.–

Golden se acerco más a él, ignorando la frase del pelirrojo. Quería descansar, tan sólo eso. No sentía que tuviera suficiente energía como para pensar que es lo que iba a ocurrir ahora, ni que pensaba Foxy hacer al respecto, tampoco había pensado en que debería hacer él.

Y mientras su mente se transportaba lejos de ahí, hundiéndose con lentitud en sus pensamientos, en la del contrario tan sólo resonaban las palabras que le había dicho Golden antes.

"Pienso arreglarlo todo. Van a pagar, no te preocupes."
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La lluvia aún resonaba en los cristales aunque ya había amanecido. Las nubes opacaban el sol, sin dejar pasar ni un rayo.

Bajo las sábanas de Freddy descansaban Golden y Foxy. La respiración de ambos iba al compás, tranquila, relajada. Parecía como si lo que había pasado hace unas horas, en la noche, tan sólo había sido parte de una horrible pesadilla.

Sin embargo, para Foxy, esos gritos fueron tan desgarradores, tan reales que dejaron marca. Sabía que le sería imposible olvidarse de ellos.

Notó como su hombro se movía levemente. Él pelirrojo abrió los ojos con confusión, encontrándose con la mirada azulada de Freddy.

–Debemos ir a la escuela.– susurró el castaño, tratando de no despertar al rubio.—

Foxy asintió y se apartó del cuerpo del rubio. Freddy no preguntó si Golden vendría a la escuela, él ya sabía la respuesta de sobra.

El pelirrojo corrió a su casa a cambiarse para luego irse junto a su amigo a la escuela.

–¿Y bien?– preguntó el de ojos azules tratando de sonar casual.–

–Mal...– suspiró el de hebras cobrizas sin querer entrar en detalles.–

Freddy calló, decidiendo dejarle algo de espacio a su amigo. Pronto, llegaron al gran edificio, la escuela.

–¡Foxy!– una voz dulce y femenina con un pronunciado acento se escuchó a las espaldas de los chicos.–

Los dos jóvenes se dieron la vuelta, encarando a la de cabello verde.

–¿Cami?– preguntó Freddy extrañado.–

–¡Oh Foxy!– exclamó afligida ella, ignorando por completo al castaño.– ¡Necesito tú ayuda! ¡Estoy tan preocupada por Golden! ¡Tiene que volver a casa! ¡No dormimos pensando en él!

El pelirrojo sintió un escalofrío recorriéndole de arriba a abajo.

"¿A casa?"

Y pronto lo entendió. Y fue en ese justo momento que sintió muchas ganas de golpear a esa chica llorosa frente a él, haciendo toda una actuación con tal de que la gente se tragara su cuento de pacotilla.

Apretó los puños a sus costados al igual que su mandíbula, pero se contuvo como pudo y con una media vuelta se dirigió al instituto, dejando a la dramática Cami atrás, llorando como una desquiciada.

Entró al edificio, respirando de forma agitada, sintiendo como le daban punzadas de dolor en la cabeza con cada paso que daba. Aún no procesaba la información de la noche anterior, había sido demasiado para él.

Notó como una mano se posó en su hombro y lo apretó con suavidad. Miró hacia atrás, viendo a Freddy con una mirada compasiva, tratando de darle todo el apoyo que tenía.

Foxy nunca había sido un chico de llorar mucho. Nunca había sido sentimental o de lagrima fácil, pero ahora, en esos momentos, podía sentir como su garganta se cerraba poco a poco. Sentía las lágrimas acumularse en sus ojos, dispuestas a salir en cualquier momento.

–Fox...– ese diminutivo de su nombre fue suficiente para sentir como se desmoronaba poco a poco.–

Al ver como algunas lágrimas asomaban de sus ojos ámbar, el de ojos azules lo cogió del brazo y lo guió hasta el baño, queriendo hablar con él tranquilamente o aunque sea consolarlo.
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Golden despertó con un gran dolor de cabeza. Levantó su espalda con algo de pereza de la cama y se frotó los ojos con trabajo.

Vio su móvil sobre la mesita de noche, lo abrió para ver la hora y se encontró con un mensaje de Freddy.

¡Buenos días!

Espero que hayas dormido bien. Te mando un mensaje para no despertarte. Mi madre no estará en casa así que puedes ir a por algo para desayunar. Puedes hacer lo que quieras, tranquilo.

Golden sonrió al leer el mensaje de su amigo. Decidió ver la televisión que había en la habitación de Freddy así que cogió el mando y encendió el aparato.

Se sentó en la cama, apoyando su espalda en la pared y tratando de relajarse.

–Hoy os traemos una de las noticias que más preocupados nos tiene a todos en el mundo. La desaparición del joven cantante que ha arrasado con diferentes éxitos no tiene a nadie indiferente. Se trata de nada más y menos que "The Golden Boy". Veamos que nos dice su manager y tutor legal.

Los ojos de Golden se abrieron como platos, prestando más atención a lo que sea que fueran a decir en la televisión.

En la pantalla apareció la reportera junto a ese hombre. Su cabello negro que normalmente iba repeinado ahora estaba desordenado. Bajo sus ojos descansaban dos profundas y grandes ojeras, dándole un aspecto demacrado.

–Lleva unos cuantos días desaparecido ya. No sé que ha podido pasar. Tan sólo espero que vuelva pronto a casa. Si está viendo esto que sepa que vamos a buscarlo sin descansar y que pronto volverá a estar junto a nosotros.

Golden sentía como el aire se le escapaba de los pulmones, pegó un puñetazo a la cama, con rabia, rabia por esa impotencia que sentía. Tenía que buscar una solución y rápido.

Sálvame [Foxy X Golden] FNAFHS COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora