Capitulo 1 - La Ama

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No me importo su nombre, su edad, su procedencia, su color de piel o su sexualidad.

No me importo el color de aquellos ojos cansados, entristecidos y apagados, que al parecer volvían a la vida cada vez que me miraban, no me importo lo rosado de sus labios que temblaban de placer. No me importaba si lo amaban o querían en algún lado. En ese momento, su cuerpo era más mío que suyo, sus latidos eran escandalizados por mis caderas y su piel era erizada por mí, y aquí entre nos todo el mundo sabe que...

La piel es de quien la eriza.

Solo importaba que en ese segundo aquel caballero, se zumbaba en un vai ven de caderas conmigo, mientras observaba la vista de mis pechos sobre él, de mis caderas balanceándose de adelante hacia atrás sobre su masculinidad, luego en saltos sobre el mismo. De mis carnosos labios recorriendo su piel, su cuello, su clavícula, el buscaba su propio placer y yo deseaba proporcionárselo, me gustaba ver a los hombres enloquecidos, desesperados por mí, porque los complaciera, los hiciera mío por solo ese segundo. Su placer era mi placer.

Y aunque no existiera hombre sobre que la tierra que haya podido dominarme, quise que él sintiera ese placer de...

Verme sobre él, en plena luna llena con los rayos lunares marcaban mi silueta en aquel oscuro lugar, con mis carnosos labios probando de él, mi aliento cosquilleándolo y erizándole la carne, con mi cabello rojizo en sus hombros, mientras mi boca en su pecho se abría paso como una expedición, en un paisaje como solo un adonis como él podía proporcionarme. Mientras el morbo crecía, mientras el silencio era interrumpió por nuestras respiraciones entrecortadas, hiperactivas, nuestros alientos fugaces, como lo era aquel encuentro casual. Y aunque no había amor era inevitable no crear sentimientos, las conexiones son inevitables al igual que aquellas ansias de buscar amor donde solo había pasión y sabanas mojadas de sudor.

Pues porque quien se haga llamar amo de ti, no es aquel que logre arrancarte gemidos u orgasmos, cualquiera puede lograrlo, esa persona será quien logre ver tu desnuda alma, arrancarte suspiros, lágrimas, celos y afectos...

Es muy fácil desnudar una mujer, pero complicado desnudar su alma y arropar el corazón de una.

Como dicen por ahí personas que te enseñan lo que es el amor sin tener que quitarte la ropa, que contradictorio porque en esta época todo se definía en sexo era lo que movía el mercado. El sexo y el dinero.

Aquella noche término en una tanda de tres orgasmos, nada de besos en la boca, chupadas y mordidas para la memoria y los recuerdos de cada una de las partes que allí estuvieron.

Jamás supe su nombre, su edad ni lo que pensaba, pero si pude saber entre gemidos que lo había hecho sentir un dios, un hombre, que le había hecho perder la cordura.

Y así desaparecí de su vista. Transcurrió una noche más al llegar a mis propias sabanas limpias, sin rastros de sexo, de brusquedad en mi propia casa, así mismo transcurrió otro día de semana, tranquilo, aburrido y sin sentido, mientras dejaba que la monotonía del desempleo, sexo desprevenido y mentiras siguieran su paso, arrollándome como era costumbre.

Alcohol, sexo y libertad...

Una mezcla hermosa de vicio, sentimientos y engaño.

El despertador sonaba y sonaba, lo apague de golpe, rindiéndome y levantándome otro día mas, era viernes, un hermoso viernes.

Ya dicen que los viernes son de aroma, donde las mujeres se activan y los hombres se alborotan, mejor decirlo así que en términos populares y vulgares.

Sin mucho afán camine al baño, tome el cepillo y lo llene de crema llevándolo a mi boca y nuevamente como cada mañana al realizar un gesto tuve un rápido cine de recuerdos.

Diablo (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora