Capitulo 9 - Confesiones

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El día anterior, había salido con diablo a conseguirme algún vestido, en el término de la tarde no hablamos de que ya había cumplido el mes, ni de lo del día anterior, ni de que había sucedido con aquel hombre, ni de nosotros. Simplemente nos limitamos a ir a comprar un vestido, consiguiendo uno, aquella noche diablo, no intento nada, incluso no intento besarme aquello me afligió, aunque tampoco era que mi estado físico me permitiera hacer algo. La mañana siguiente Diablo se había despedido y se había ido mientas aun seguía adormecida, lo único que había oído era que debía estar en un lugar que me dijo, pero no recordaba la dirección realmente estaba más concentrada en enrollarme en las sabanas que en lo que me decía. Solo recordaba que debía salir dos horas antes para poder llegar a la hora indicada. Porque al parecer era lejos.

Ahora....

Me hallaba en una camioneta negra directo a un lugar que no había oído en mi vida. El camino era largo silencioso la camioneta era manejada por uno de los calvos fornidos, empleados de diablo. Tenía una pequeña cartera de mano, donde tenía mi identificación, la invitación y mi teléfono que comenzaba a repicar.

-¿Aló?-. Conteste. Mirando por la ventana el bosque que me rodeaba.

-¡Por fin!-. Escuche la voz de mi madre algo preocupada- ¿Cómo puedes durar tanto sin llamarme?, que desconsiderada.

-Dios madre, discúlpame. Te extraño muchísimo. Mañana mismo paso por la casa. Te lo prometo-. Le musite con seguridad y es que era así, ya necesitaba verla si eso conllevaba tener que arrodillarme y pedirle disculpas por el trabajo que venía haciendo unos meses antes.

-Trae a ese marido, que tienes escondido de mí-. Ante aquello reí muy alto por su reprocho-. Ni que fuera a comérmelo.

-Es un bombón-. Dije divertida.

-A eso cambia las cosas-. Dijo está riendo y sentí la vista nublándoseme con lagrimas. Aguantándomelas-. ¿Vendrás?

-Prepárame algo rico-. Dije con voz baja para que se oyera con seguridad-. Nos vemos mañana.

-Dios te bendiga_ anuncio y colgué sonriente mirando el teléfono. Soltando un suspiro.

En el camino, no nos detuvimos, llegamos incluso campo abierto, estaba algo acalorada pero cómoda.

Luego de algunas horas entramos a una especie de finca, similar a la casa del diablo. De hermoso jardín a lo lejos se oía música clásica.

¡Ja!, yo era algo así como reggaetón y definitivamente diablo y su familia era muy a lo música clásica. No pegábamos ni con pega loca. Había una fila de autos, anfitriones esperaban que se colocaran en la entrada y ayudaban a los invitados a bajarse para que estos llegaran y caminaran por una alfombra roja. Hacia una inmensa mansión de dos pisos blanca adornada con listones dorados sin brillo.

¡Mierda!, que ostentosidad.

Me acomode el vestido con nervios.

-Oye-. Solté llamando la atención de aquel chofer que me había puesto el día de hoy diablo, tomando el inmenso sombrero blanco a un lado mío, súper elegante, colocándomelo cubriendo parte de mi frente y la herida.- ¿Me veo bien?-. Le pregunte y este me miro de reojo.

-Sra. Si le respondo, el Sr. Diablo me mataría-. Ante aquello estalle en risas altas viéndolo y guiñándole un ojo. Este sonrió dejándome ver unos blancos dientes. Ah es que el caballero tenía sonrisa.

-Sera nuestro pequeño secreto-. Le murmure divertida y este negó, sonriendo. Lo cual fue muy divertido.

-Creo que es lo más hermoso, que he visto en mi vida-. Dijo deteniendo la camioneta en aquella entrada aplaudí sonriéndole.

Diablo (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora