Capitulo 8 - Circunstancia conflictivas

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Al despertar el sol, me golpeaba la cara, intente moverme, pero estaba boca abajo contra las sabanas, gemí de dolor cuando las sabanas me rozaron las nalgas. Me dolía el cuerpo, como si me hubieran dado una paliza. Apenas pude musitar, sentía un ardor en la garganta. Pase una mano por mi cabello. Moví la cabeza de un lado a otro, estaba en la cama sola, al percatarme estaba desnuda. ¿Había hecho algo anoche?, de repente me llegaron los recuerdos fugaces de Diablo azotándome, de mis lágrimas, de las pastillas. Mire al suelo sentándome en la cama tapándome con las sabanas quejándome, sentí que tenia crema en las nalgas cuando estas se sintieron pegajosa contra las sabanas. El piso estaba limpio no había rastro las pastillas. Tome un gran suspiro, pasando una mano por las sabanas, sintiendo las lágrimas en los ojos. ¿Qué diablos hice?, ¿Como pude ponerme así ayer?, estaba sintiendo cosas por diablo y no debía ser así. No era hombre de una sola mujer, no era bueno para mí y yo así rota como estaba mucho menos para él.

Pase varias veces mis manos por mi rostro, apartando el cabello de mi cara.

-pareces desconcertada.- alce mi vista cuando vi a Diablo, entrar con el cabello húmedo, el pecho descubierto y unos monos azules claro, al parecer le gustaba andar así en su casa- tal vez asustada.- murmuro y trague saliva. Este traía una bandeja en su mano dejándola frente a mí, este coloco el jugo al lado de mi mesa de noche para no botarlo y empujo hacia mí un plato de frutas, también había huevos, pan y tocineta en aquella bandeja, en distintos platos. Tome un cubierto bajando la mirada ni siquiera podía verlo. Estaba atando cabos y era entendible explicaba y me llevaba un pedazo de melón a la boca masticando con suavidad.

-Estoy bien diablo...-. Murmure bajo sintiendo su mirada sobre mí, mientras comía. Sintiéndome tan incómoda. Todo esto estaba tornándose mal.

-¿Quieres que hablemos sobre lo de ayer?-. Trague fuerte al oírlo, tosiendo y agarrando el vaso de jugo tomando calmando el sosiego. Habíamos llegado a la parte que no quería. Negué varias veces con la cabeza, aunque estaba percatándome que estaba hablando con suma amabilidad. - Yo quiero que me aclares algunas cosas.

-Yo quiero decirte unas cosas también- murmure alzando la vista mirándolo fijo, dejando de masticar.

-Dímelas...

-no me gusta que me controles, no me gusta tu manera de querer mantenerme encerrada aquí como si fuera tu esclava. No me gusta que vengan mujeres a buscarte, si me pides que no esté con nadie, mientras este contigo. Quiero tener el derecho de exigirte lo mismo- dije desviando mi vista- llámalo celos, egoísmo, posesión como gustes. Ni yo sé que es, no quiero verte con nadie, mientras estés conmigo. Luego de este mes puedes hacer lo que quieras Diablo es tu vida y tu fama te precede y yo no soy nadie para decirte lo contrario.- explicaba seria y lo mire para luego bajar la vista.- y si acepte esto, es porque...- me calle- porque quise, pero si juego a tus reglas, debes jugar con mis condiciones. Todo amo, debe escuchar las peticiones de su sumisa.- dije mirándolo fijo. Este tomo aire, relajándose.

-Quiero aclárate algo... No eres mi objeto sexual Loreen, no te hubiera traído aquí, ofrecerte dormir en mi cama, vivir conmigo ni todo lo que te ofrezco. No puedo decirte que eres para mí, pero no eres ni mi puta ni mi objeto sexual. - dijo con firmeza.- no quiero que sigas pensando eso...

-bien...- murmure a regañadientes. Mientras tomaba un pedazo de pan mas tocineta masticando.

-Quiero que hablemos de lo que sucedió ayer...- musito con voz baja y suave y alce mi vista con el pan en la mano sintiendo mis ojos llenarse de lagrimas haciendo que este se percatara.- si quiero que funcione necesito que confíes en mi, por lo menos decirme la verdad. Necesito saber quién es Loreen Grace y quien es la mujer que duerme a mi lado. Yo puedo complacerte en tus peticiones, pero debes ser reciproco y darme lo que pido...- explico.- sé que soy posesivo, controlador y dominante contigo. Pero es que tú me haces sentirlo así, siento que te me vas de las manos y eso no puedo permitirlo.- susurro bajo y una de sus manos paso por su mejilla mientras masticaba dejando abajo el pan, con un nudo en la garganta- ¿Para qué son todas las pastillas que están en ese estuche?- me pregunto y mi vista se cruzo con la de él.

Diablo (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora