Capitulo 2 - Diablo

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Noche oscura, pero llena de música, de hormonas, de hombres y Loreen sexual estaba en su mejor momento...

Tenía un corto vestido negro, que llegaba más abajo de mis nalgas, ceñido al cuerpo, tan ceñido como para apretar y realzar mi trasero y senos, haciéndolos verse enormes y dándome un toque muy estético, con tacones rojos altos punta de lanza que me hacían ver muy esbelta, mis pecas resaltaban por el aceite que tenía en los pechos que acaba de echarme, tenía el cabello suelto, esta vez ondulado, una enorme melena roja que me había encargado de enrular con una plancha especial, pestañas postizas, maquillaje ahumado. No exagerado sino muy elegante, me coloque cuando estaba a punto de llegar al lugar, un enorme antifaz negro con dorado. El taxista me miro y sonrió asintiendo como siempre confirmando que estaba muy bien esa noche, subiéndome el ego. Me llevo hasta una inmensa mansión, donde en la entrada al dejarme me esperaba una mujer conocida. Una morena hermosa, ojos oscuros pero labios carnosos. Estaba vestida muy elegante pero en un vestido rojo de esos que provocaban arrancarlos, no me gustaban mucho las mujeres pero Dalia, había sido una de esas mujeres que habían caído ante mis encantos, lenguas y dedos. La cual siempre me invitaba a fiestas muy, muy interesantes, en esta oportunidad, era una fiesta sweeger que ahora notaba mas como fiesta donde no había pareja sino libre, esta al verme me reconoció en seguida una sonrisa surco bajo aquel antifaz rojo vivo. Era una cliente fija, además gracias a ella y otras ya me consideraba mas bisexual de lo que alguna vez había creído. Camine con mucha calma moviendo a un lado mis caderas, sintiendo la mirada de los guardias desviarse por donde caminaba, al llegar a ella pase mi mano por su cuello con suavidad viéndola estremecerse bajo mis dedos, deje un sutil y suave beso en la mitad de sus labios, sabiendo que ya estaba más que húmeda, ella era así...

- Mi ama favorita-. Anuncio sonriéndome cuando me invito a pasar dentro de aquella mansión y caminar por un leve jardín muy elegante de rosas, y sintiendo la mirada de varias mujeres y hombres-. Hoy te ves, de otro mundo...

- Quiero un hombre hoy-. Anuncie mirando al frente- Por esta noche no creo que me divierta contigo-. Explique hablando suave y seria- tengo hambre de un hombre...- y era así, esta noche quería enloquecer algún caballero con un buen meneo de caderas- Y quiero al más cotizado de todos.- esta saco un sobre y me lo dio, sin contar que había dentro lo metí, en mi pequeña cartera de mano negra. Era un pago, simplemente con tan solo acompañarla Dalia solía darme buenas cantidades de dinero. Aunque sabía que siempre solía compensarla.

- Como siempre pelirroja- la mire de reojo y esta soltó un suspiro. Dalia no sabía mi nombre, edad, o algo referente a mí, simplemente yo era esa pelirroja que jamás le veía la cara y la enloquecía en la cama o donde me provocara tomarla. Era tan libertina como yo lo fui hace unos años, tanto que solía decir su nombre cuando le enseñaba que era incorrecto hacerlo.

No me gustaba las cercanías que no fueran sexuales, esta era una chica hermosa, algo mayor que yo, pero hermosa, sabía que no tenía necesidad de pagar a nadie por su compañía, pero al parecer mis servicios eran dignos de pagar y a mí me encantaba complacerla. No decía mi nombre, mi edad y nada de mí. Usualmente, siempre usaba antifaz cuando trabajaba era una de mis condiciones, mi rostro era restringido y tanto era lo que provocaba con ello, que aun así no les importaba al parecer con lo poco que veían de mis facciones les bastaba.

Era exclusiva yo no estaba con quien quisiera estar conmigo sino con quien yo decidiera, no proporcionaba placer a menos que yo quiera y Dalia ya comenzaba a entenderlo

Antes de entrar por la puerta principal, mientras caminábamos en silencio, la empuje hacia un escondido lugar antes de llegar a la entrada. La acorrale contra una pared llevándola a un pequeño y escondido lugar antes de la principal, colocando mis manos con fuerza en sus caderas, tomándola con dominancia pude escuchar como se le escapaba un jadeo y aquello me hizo sonreír, cuando su espalda toco la pared de ladrillos , mis labios chocaron con los suyos donde mordí suavemente y esta gimió, mi otra mano bajo hasta por debajo de su vestido y esta se estremeció, sin preámbulos ni mas, mis dedos viajaron hasta subirle poco a poco su vestido, mientras alejaba su boca de la mía, para oír su gemido y mis dedos tocaron sus bragas, rompiéndolas y esta soltando un gemido gutural de los que me encantaban sus manos estaban tan paralizadas que aquello me gustaba porque ser dominante me hacía sentir poderosa, ver como temblaba bajo mis caricias, uno de mis dedos toco su clítoris y esta se irguió pegando sus senos de mi pecho, dos de mis dedos entro de golpe y comencé a masturbarla con suavidad y seguido aumente la velocidad a medida que sentía como esta mojaba mis dedos.

Diablo (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora