CAPÍTULO EXTRA
Willa observó sus cabellos naranjas ordenados de forma prolija en una trenza. Creyó que su respiración se volvería un caos, pero luego regresó a su cabeza que era una vampira.
Había sido difícil adaptarse a su nueva persona, no lo negaba. Tenía veinticuatro años y seguía manteniéndose como una chica de diecisiete, pero al menos algo en su apariencia había cambiado. Tras convertirse en un vampiro, su cintura se había marcado más, su piel ahora era suave como la seda y sus atributos habían crecido. En su rostro seguía siendo la misma humana que siempre había sido, pero aún se asombraba con sus pechos crecidos y su trasero que lucía mucho mejor. Sus pensamientos ahora eran diferentes, se sentía como una persona nueva. Su amor por la naturaleza aún seguía en ella, pero un poco más leve. Había entendido que debía beber sangre, pues de no hacerlo, se debilitaría.—Estás hermosa.— recitó Alice, mirando el reflejo de la muchacha. Willa traía un vestido de color crema, que tenía un tul en la parte de su pecho y luego caía hasta unos centímetros antes de llegar a sus rodillas. Era simple, no era esponjoso y largo, lo que Alice Cullen y el resto de las personas esperaban de una novia, pero era su boda y Willa Foster era la que elegía qué colocarse. Prefería estar cómoda, mucho antes de usar un vestido con el cual no podía caminar.
Les había costado seis años tomar la decisión de casarse, aunque, en realidad eso había quedado en Willa. Jasper estuvo por mucho tiempo dando a entender que quería hacerlo, pero ella siempre había dado un paso al costado. Al inicio, eran dos vampiros enamorados que disfrutaban pasar su tiempo juntos, tonteando todo el tiempo. Luego entendieron que conllevaba su relación: estarían juntos hasta la eternidad. Al acabar la escuela secundaria, la joven comenzó a darse cuenta de que era una adulta. Fue difícil mientras ella hacía su carrera en psicología, pues se había trasladado hasta Portland para ir a una universidad. Sus estudios habían consumido su tiempo, haciendo que rara vez consiguieran pasar tiempo juntos. Su relación no había sido genial en esos momentos, estaba colgando ante un hilo, pero habían dedicado todo su esfuerzo para superarla. Ambos sabían que las relaciones no eran perfectas y la de ellos nunca lo había sido. Había terminado con su carrera apenas unos meses atrás, cuando recibió su título y la oportunidad de ejercer por lo que tanto había estudiado. Regresaron a Forks y aún estaba decidiendo lo que hacer y a dónde quería ir. Fue así cuando en la mañana del veintidós de enero, él le propuso casamiento.
—¡Claro que si!— había gritado, sin creer que eso pasaría. Sí, él podría haber invertido mucho tiempo en hacer sugerencias, pero no era lo mismo que hacerle la propuesta, con anillo y todo.
Tuvo que invitar a sus padres, porque a pesar de no haberlos visto por muchos meses, eran familia. Observó por la ventana, una vez más. Alice le había insistido de no hacerlo, porque podrían atraparla usando el vestido, no era como si hubiera escuchado a sus palabras con atención. Sus padres estaban sentados en las filas delanteras y no pasó por desapercibidas sus miradas. Su padre estaba atentamente escribiendo en el celular y recibiendo llamadas de sus socios. Su madre, estando mucho más presente en el casamiento de su hija, se encontraba observando con un gesto desagradable a cada una de las personas que pasaban por allí. Cuando los llamó por teléfono para contarles acerca de su matrimonio, ambos parecieron contentos con la noticia. Aunque su madre fue la que quiso tomar las riendas de la organización, no la dejó. Quería algo simple e íntimo, con muy pocas personas allí. Su mamá esperaba un casamiento en El Caribe, para que pudiera invitar a todo el vecindario y a los empresarios amigos de la pareja. No quería invitar personas que no conocía, así que allí estaban sus seres queridos. Divisó el rostro de Eric por allí, también a Bella y a su hija. Formuló una sonrisa, todos habían tenido un suspiro, después de tanto drama.
—Es momento.— anunció Emmett, entrando a la habitación. Sus ojos se movieron de arriba para abajo, para mirarla con una sonrisa.— Te ves bonita, aunque tu rostro lo arruina todo.
—Imbécil.— murmuró, dándose una última mirada en el espejo. Escuchó unos nuevos pasos, era su tío Zach.
Seis años habían pasado también de la muerte de su esposa, sus primeras semanas habían sido críticas y Willa resistió alejarse de su lado. Finalmente, todos esos años le sirvieron para poder sentirse mucho mejor y seguir adelante. Se había jubilado, sin embargo, siempre ocupaba su tiempo haciendo diversas cosas. Estaba mucho más viejo, pero su corazón resistía a cada malestar. No podía pensar en perderlo, porque era el único familiar que podía contar como apoyo. Por esa razón, lo había elegido para que la entregara al altar. La relación entre ellos había mejorado, hasta convertirse tan cercana, que Willa no pasaba un día sin llamarlo por teléfono.
—Nunca creí que este día llegaría.— murmuró él hombre, dando unos pasos hasta ella. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, supuso que en cualquier momento él estaría por derramarlas.— Te quiero tanto, mi pequeña Willa.
Ella corrió para abrazarlo, sintiéndose tan calmada en sus brazos cálidos. Escuchó su corazón latir, el recuerdo de que él era humano y que a veces, las mejores personas eran las que se marchaban antes. No quería perderlo, su inmortalidad era lo que más odiaba de ser un vampiro.
—Te quiero mucho.— le hizo recordar, cuando se alejó de sus brazos.— Me encanta que hayas aceptado.
—Tu padre podría...— ella negó.
—Es mi padre, pero tú fuiste el único que estuvo en mis peores momentos. Te escogí a tí, porque eres importante para mí. No hay otra persona mejor para acompañarme hasta el altar.
Zach formuló una sonrisa. Era el momento, finalmente su relación con Jasper avanzaría hasta ser mucho más. Estaba tan nerviosa, que temió por lanzar llamas por los aires. Había dominado sus poderes, pero a veces los nervios le jugaban una mala pasada. Recordó en su adolescencia haber visto tantos programas donde las personas se casaban y solía bromear, diciendo que nunca sería el tipo de persona emocional, que lloraban en pleno casamiento. Bueno, quizás no se encontraba llorando, pero sentía un hueco profundo en su estómago. Su tío apretó su mano, mientras comenzaban a caminar por la casa. Se estaban casando en la casa de los Foster y no pudo haber elegido un lugar mejor. No quería una boda extravagante en un salón de fiestas, o una playa privada, quería estar allí, en ningún otro lado.
Escuchó las voces, mientras sus ojos reconocían a todos los invitados. Había invitado a su vieja amiga de Australia, Lucinda. La muchacha estaba sonriendo cuando ella entró a la habitación, sus ojos se conectaron y se sintió completamente feliz. Al mirar hacia adelante, sus piernas se debilitaron.Jasper Hale estaba vestido con una camisa blanca y unos pantalones negros, que lo hacían lucir más bonito que nunca. Se había colocado un moño en su cuello, pareciendo un modelo sacado de una revista. Dio unos pasos, caminando entre todas las personas y poniéndose en ese altar que habían hecho. No apartó sus ojos de su pareja, incluso cuando ambos dijeron el sí, comenzando con su matrimonio. Le dio un beso frente a todas las personas presentes, escuchando una pequeña queja salir de los labios de su madre, y sólo para enojarla aún más, permaneció unos momentos intensificando ese beso. Al separarse, soltó una sonrisa.
—¿Sabes que te amo?— preguntó Jasper, acariciando su mejilla.
—Yo también te amo, no me hubiera tatuado un par de tetas y tu nombre, si no te hubiera amado.— él soltó una carcajada y depositó un suave beso.— No quiero otro final, me encanta estar aquí contigo.
—No me cansaré nunca de ti.
Bueno, Willa se alegró de escuchar eso, porque ella parecía que tampoco lo haría. Y hasta donde sabía, tenían toda una eternidad para averiguar las cosas. Lamentablemente, en ese momento tuvieron que separarse para saludar a todos los invitados. Intercambiaron pequeñas conversaciones y escucharon felicitaciones exageradas, que lograron hacer que sus mejillas dolieran. Teniendo en cuenta que no eran muchas personas allí, pudieron regresar a su lugar y compartir unos nuevos besos. Bailaron por todo lo que duró la celebración, dieron vueltas y desaparecieron en algunos momentos, para hacer cosas que probablemente Renesmee no tendría que saber. Sí, cosas de adultos. Y cuando terminó la velada, ambos supieron que estaban listos para hacer muchas más cosas planeadas. Tal vez, podían adoptar algún niño.
Willa ansiaba ello y cuando Jasper le dió la idea, no pudieron detenerse hasta concretarlo. Estaban dando grandes pasos, pero estaban felices con ello.
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Vapor ✓ ⋆ Jasper Hale
FanfictionWilla Foster llegó a Forks buscando redención. jasper hale fanfic astrolupin ©2016 cover by @beIova