XVII

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— Los símbolos pertenecen al peor de todos los vampiros. Al más viejo, al más poderoso, al más puro y desalmado vampiro de nuestro linaje...

— Y él es... —Insistió Zoe.

— Vladimir de Gogh. Él, es el rey de reyes, la máxima autoridad de los vampiros, así como su peor pesadilla. No es alguien con quien puedas razonar, a menos que tengas algo que él quiere.

— O sea que, tú dices, ¿que este ser, autoridad suprema de los vampiros, fue quien se llevó a los Hunt?

— Si, y que hayan puesto una barrera es un indicador de peligro para nosotros.

— ¿Por qué? —Preguntamos todos sin comprenderle.

— Porque aun siguen aquí, al asecho, buscando a alguien más. Tal vez no seamos nosotros, pero ya sabemos que sucede cuando una autoridad vampírica nos encuentra.

— No, pero, Fred, no creo que...

— ¿Que nos vayan a encontrar, Vanessa? Eso creyeron mamá y papá por años, hasta que nos descubrieron y tuvimos que huir. Lo sabes, por eso estamos aquí.

— Pero Fred, ¿A dónde iremos ahora?

— No lo sé, pero lo primordial ahora es irnos. —Contesto Fred levantándose rápidamente.

— Entonces en definitivo. Se irán.

— Si Zoe. Me equivoque al creer que este sería un lugar seguro.

— Bueno, entonces, es hora de que les entregue algo. —Fred frunció el ceño y ladeo levemente su cabeza con confucion— Vengan, síganme. —Dijo Zoe comenzando a subir las escaleras rápidamente. Sin cuestionar le obedecimos cuando Fred comenzó a subir las escaleras a su lado— Hace unos meses—Comenzó ella— vino una tal Luna, acompañada de dos chicos, una tal Zarina y un Lucas. Me entregaron dos cofres, y me indicaron que se los entregara a ustedes. —Soltó una carcajada y abrió la primera puerta— Les tome por locos, cuando me dijeron que venían del futuro, pero como pagaron bien, acepte guardar los cofres y entregárselos. —Comento ella mientras abría uno de los cajones en la cómoda y sacaba de el fondo de este, dos cofres de plata, exactamente iguales, con dibujos en relieve de míticas criaturas. Cerro el cajón, y rápidamente le entrego los cofres a Fred— No me entregaron ningún tipo de llave, pero dijeron que tú podrías abrirlos sin ningún problema.

— Si, así es. —Afirmo Fred lanzando un pequeño hechizo a los cofres, haciendo que uno de estos se abriera automáticamente. Fred me entrego uno de ellos y rápidamente reviso el que tenia aun en sus manos.

— Y ¿se puede saber que contienen?

— Si, claro. En este hay, una carta, un pequeño espejo de plata, unas llaves, y... No puede ser.

— ¿Qué? ¿Qué sucede?

— hay cinco sortijas grabadas con uno de los símbolos que aparecen en las antiguas escrituras.

— ¿Qué? No puedes estar hablando en serio... —me asome a ver el cofre y efectivamente, allí estaban las cinco sortijas de oro, con el mismo antiguo símbolo grabado en ellas— Fred, ese no es...

— Si, uno de los símbolos pertenecientes al Clan Commodum. Es el mismo símbolo que se dice portaran todos los híbridos del clan de la reencarnación.

— No puede ser...

— ¿Se puede saber de qué están hablando? —Preguntaron Zoe y Alex al unísono.

— ¿Qué hay en ese cofre? —Pregunto Fred rápidamente haciendo caso omiso a la pregunta de los chicos.

— No lo sé, aún está cerrado. —Tomo el cofre en mis manos y me entrego el que tenía. Intento abrirlo, pero después de ver el tercer intento fallido decidí hacer algo más productivo.

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