XXIII

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― ¡Lucas! Las serpientes ―Grito Zarina mientras bloqueaba el ataque de uno de los vampiros.

― Yo lo hago ―Se apresuro Luna incinerándolas, Más dos lograron caer por la barrera.

― ¡Luna! La barrera se debilita... ―Exclamo el joven al chocar contra esta y casi caer.

― De acuerdo... ―De pronto los ojos de Luna se volvieron blancos y comenzaron a irradiar luz propia, entonces, sonrió y chasqueo los dedos, y en un segundo Las flamas blancas rodearon toda el área, transformando en cenizas a todos los vampiros― ¡Zarina! Lucas... ―La chica abrió grande los ojos y en segundos ya estaba envolviendo con sus alas al joven. Entonces las flamas se intensificaron e hicieron más densas de alguna forma. Costaba respirar y comenzaba a hacer calor. Y las llamas seguían y seguían extendiéndose hasta cubrir todo el bosque en cosa de segundos, sin quemar nada más que vampiros...

― ¡Para! ―Grito la chica al notar que la barrera comenzaba a asemejarse al cristal, y a clisarse.

Ella no se detuvo. Las llamas se expandieron con más rapidez y pronto fueron retenidas por las fronteras de Quebec... Incinero, a cada vampiro expuesto de la región...

― ¿Qué es eso? ―Inquirió Matteo al notar como el cielo se iluminaba de tal peculiar forma.

― No lo sé... ―Fred abrió el ventanal y salió al patio, a observar mejor. Todos le siguieron.

― Hey, ¿Ven eso? Es como una fractura en la barrera... ―Comento Vanesa agudizando un poco más la vista.

― A dentro. Ahora. Entren. ¡Ya! ― Se apresuro a decir Fred guiando a todos hacia atrás.

Apenas Matteo, el último en entrar antes de Fred, puso un pie en la casa, la barrera cayo y unas llamas blancas cubrieron el cielo y en tan solo segundos llegaron a tierra alcanzando a rozar a Frederick antes de cerrar el ventanal. El joven hibrido cayó al suelo gimiendo de dolor mientras su espalda, vorazmente devorada por el rose de las llamas, se regeneraba.

― ¡Fred! ¡Fred! ―Grito Vanesa aterrada arrodillándose a su lado.

Mientras rápidamente Matteo cubrió los ojos de Tara y Alex se arrodillo junto a Fred quien ya estaba casi completamente curado. Entonces sucedió. Una sombra oscura decenio rápidamente. Un ángel de alas negras y cabello rubio, envolviendo débilmente entre sus brazos a un pálido joven. Solo entonces se apagaron las llamas, quedando de estas apenas unos pequeños vestigios sobre el joven.

― ¿Quién es ella? ―Pregunto Matteo tomando a Tara en brazos, acercándose al límite del ventanal.

― ¿Tu hermano esta así y a ti te interesa más que hay fuera de la ventana? ―Inquiere asombrado Alex abrazando a Vanesa quien acaricia el cabello de su hermano.

― Tiene alas negras y un chico a medio quemar en los brazos. Debes admitir que es difícil no notarlo.

― Alex, déjalo... ―Susurro Fred girándose levemente de costado incorporándose con lentitud.

― Fred, ¿estás bien? ¿Te duele algo? Quieres un poco de...

― No. ―Se negó antes de que su hermana terminara la oración― Estoy bien, Nessa. ―Alzo la mirada y vio a aquella chica alada... así como la insignia en su vestimenta― Déjenla entrar.

― Fred, ¿Qué dices? ¿Puede ser...

― Matteo, cállate y abre el ventanal. ―El joven obedeció al ver aquella fría mirada que sembró el terror en su interior. Jamás vio a su hermano así...

Alex tomo a Tara y se alejaron un poco junto con Vanesa mientras Matteo abría el ventanal y Fred se levantaba. La joven alzo la mirada y rápidamente se puso en pie, hizo un movimiento con sus manos y el joven levito. Ambos avanzaron rápidamente y llegaron hasta el ventanal, tomándose con un Fred serio y un Matteo boquiabierto de ojos asombrados.

― ¿Puedo pasar? ―Fred asintió y Matteo se hizo a un lado. Entonces ella ingreso.

Dejo al joven herido sobre la alfombra y saco una daga de sus botas la cual le fue arrebatada de las manos antes de hacer el corte en su mano.

― ¿Qué pensabas hacer, niña? ―Le regaño Fred, enfadado.

― Necesita sangre para sanar. ―Respondió firme con una fría mirada. Tomo al joven entre sus brazos y acerco su muñeca a su boca. Entonces la mordió. La joven cerro los ojos con fuerza envolvió al joven con sus alas― Devuélveme mi daga.

Frederick de acerco y tomando esta por su filo, se la entrego. La joven la tomo y guardo en su lugar rápidamente. Fred se centró un poco más en el joven ahora. Sus rasgos, le parecían sumamente familiares, al igual que su traje. Y entonces lo recordó.

― Lucas... ―Susurro su nombre sin saberlo. Pensó en voz alta.

― ¿Si?... ―Respondió el joven apenas en un susurro soltando la muñeca de la chica que ya comenzaba a sudar del dolor.

― Hasta que me sueltas, maldito ―Se quejo la joven dándole una palmada en la cabeza― Recuerda que soy un ser vivo, no una mamadera. No puedes vaciarme...

― Lo sé, Zarina, Lo sé... ―Respondió el joven incorporándose.

― ¿Zarina? Tú... ¿Tú eres quien acompaño a Luna a entregar los cofres?

― Si, nosotros. ―Respondio Lucas por la joven girandoce a verle. Vanesa abrió grande los ojos al ver aquel rostro, aquella mirada...― ¿Sucede algo?

― Em, mi hermana necesita procesar algunas cosas. Me presento, soy Frederick Fulop Chadwick. ―Comento Fred mientras ayuda al joven a ponerse en pie― Yo te conozco. Caíste del cielo con una espada que casi me empala, y luego te fuiste con esta chica.

― Em, si, y, "esta chica" tiene nombre. Soy Zarina. Mucho gusto. ―Dijo ella estrechando la mano de Fred.

― Em, Disculpa... ¿Has dicho ser, Frederick Fulop? ―Pregunto Lucas, algo aturdido.

― Si. Lo soy. Y ellos ―Señalo a los chicos― Son mis hermanos, Matteo y Vanesa. Junto a mi cuñado, Alex, y su hermana, Tara. ―Lucas abrió grande los ojos y en un segundo ya se encontraba frente a Vanesa― Así que tú eres... ―No termino la frase y ya se encontraba Frente a Alex― Y tú... Vaya... ―Rápidamente cambio de lugar y ya se encontraba frete a Matteo. No dijo absolutamente nada, solo hizo el ademan de ir con Tara, mas Matteo sostuvo su hombro con fuerza y lo detuvo.

― Asustas. Cálmate. ―Lucas levando las manos y dio un paso hacia atrás.

― No puedo creer que al fin los conozca...

― ¿Quién eres?... ― Inquirió Matteo mentalmente al escucharle en su mente.

― Vanesa, ¿Estas bien? ―Pregunto Alex a esta al verle palidecer de pronto. Esta negó y segundos después ya se encontraba entre sus brazos, inconsciente.

― Cálmate. ―Le detuvo Zarina a Fred al ver su mirada fija en Lucas. Tan fría que aterraba.

― ¡¿Quién eres y porque puedes entrar en nuestras mentes?! ―Inquirió Fred a Lucas.

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