Un día de Luna

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1000 disculpas por la demora si Wattpad quiere ya pueden leer este cap.

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Estaba despuntando el alba, la ciudad aún no comenzaba su movimiento.

Todo era silencio, pero en un modesto y alejado barrio, dos hombres cruzaban palabras, en la entrada de una casa.

_Tienes alguna novedad del conejito, sabes si ya encontró a su mamá?


El hombre lo miro con desprecio, expresando todo su malhumor.


_No se que haces aquí, te dije que si hay novedades te llamaré.


_Lo se, es que estoy impaciente. Hace mucho que la busco.


Caminaba de un lado a otro frente a él y lo miraba con esa fría mirada, que atemorizaba.


_Deberías dejar de buscarla, no la necesitas, ya tenemos lo que queremos.


El hombre, se paró de pronto y golpeo su pecho con fuerza.


_No puedo la llevo clavada aquí, la quiero conmigo, parece que está tierra se la hubiese tragado, pero no desistiré.


_Eres un imbécil, estaríamos bien de no ser por tus caprichos por esa mujer.


Eso enfureció a su compañero, lo tomó por su ropa y sus miradas quedaron frente a frente desafiándose.


_No es un capricho, la necesito conmigo tu no lo entiendes, porque eres un idiota.


El pelirrojo lo empujó con sus manos separándolo de él.


_Si, claro y me arrastras a mi en tus supuestas necesidades, vete mi esposa puede verte.


El peliplata acomodó su ropa.


_Deberías tener cuidado con ella, digo, de no desfigurarle el rostro cuando estés de mal humor. El papá de la niña es policía aquí.


Hizo un ademán, como restándole importancia al hecho.


_Ah, no me importa ella está loca por mi, ves lo que tengo que aguantar por ti,mientras los demás disfrutan.


_Cuando la encuentre, podrás disfrutar de todo y hacer lo que quieras con esa estúpida.

El sonrío satisfecho, por las palabras del Príncipe de las tinieblas.

_Y las otras? ya acabaste con ellas, porque déjame decirte, que con él no hay peligro, pero esas mujeres, pueden acabar contigo.


_Estoy en eso, tendré que dejar por un tiempo en paz a la rubia, siempre que me acerco esta vigilada. Me dedicaré a buscar a las otras y las mataré sin contemplaciones.


Una gélida sonrisa se dibujo en su rostro mientras se alejaba.


Naru observaba la escena desde adentro, ese hombre se le hacía muy familiar no sabía de donde, pero recordaba haberlo visto junto a su marido en otras ocasiones, incluso desde que empezaron a salir como novios, cuando la abordó camino a su trabajo.

Dulces sueños princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora