Dulces sueños princesa.

Luna negra

El lugar estaba desierto, la desolación y la oscuridad de una noche tetrica hacía, que ni un alma caminara por El valle.

El golpe en su rostro fue tan fuerte que lo hizo caer al piso.

_Maldito seas Rubeus como fuiste capaz de dejarlo solo!!!

El pelirrojo se levantó sobando su mejilla lanzándose contra el pelinegro.

_Querías que me atraparan también, sabes que no puedo hacer nada por él.

La peliverde se puso en medio de los dos levantando sus manos una a cada lado.

_Basta los dos!, no es esta la solución. El quiso que las cosas fueran así, nuestro plan fue muy bien elaborado. Pero evidentemente no está siendo nada fácil.

Los ánimos se calmaron aunque las miradas parecían expresar lo contrario, los tres estaban hartos de la situación en la que los había colocado el peliplata.

El hombre entró en silencio y bajo el halo de misterio que siempre lo acompañaba.

_Muchachos hasta afuera se oyen sus gritos, deben calmarse y tú_ dijo señalando al pelirrojo con una amenazante mirada_regresa inmediatamente y ayudalo tu elegiste seguirlo, ahora te aguantas, todos se dedicaron a hacer estupideces.

_Pero...

_Pero nada, ya largo de aquí, todos deben ir, ustedes dos, busquen a ese engendro que abandonaron y hagan algo al respecto.

.

.

.

El peli negro volvió a sentarse en la acera tomando su cabeza con ambas manos.

_Tenías que recordarme mi hermoso nombre hoy.

Su amigo se acercó a él y sentó a su lado.

_Escucha sea lo que sea que paso, lo arreglaremos. La viste?, pudiste hablar con ella?

Su rostro apesadumbrado dejó entrever una mirada diferente.

_No la vi, sólo lo vi a él.

Motoki levantó ambas cejas. Fue muy obvio, nada cambiaba más el humor de Mamoru que ese hombre.