Misterios lunares

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Sólo una mirada, una triste y profunda mirada enfrentó sus ojos con frenesí, no soltaba su brazo, no apartaba sus vista de él.
Mamoru estaba aturdido,confundido, un mar de extrañas sensaciones recorría su cuerpo, hipnotizado por esa hermosa rubia.

La pelirroja al ver esa escena corrió hacía ella, posesa de una ira incontrolable, tomó sus manos y las apartó del teniente.

_Nanashi, no puedes molestar a las personas que recorren estos pasillos, alejate de él!

El terror pareció inundar todo su ser y corrió hacía el patio trasero de ese horrible lugar.
Sin saber que hacer, desesperada, volvió a perderse por unos instantes dentro de su propia mente.
Se sentó en uno de los viejos bancos que allí habían y volvió a tomar su cabeza en sus manos, como tantas veces lo había hecho y volvió a perder los recuerdos de toda su aflicción.

_Endymion, donde estas?

Sus lágrimas recorrían sus pálidas mejillas, lloraba, como si eso pudiera limpiar su alma de tanto dolor.

_Mi angel, mi niña.
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El teniente estaba petrificado ante lo que prencensiaba, quería tanto una reacción de ella y ahora que la tenía no podía moverse, estaba demasiado sorprendido, no por el hecho de que ella le hablo, sino porque lo llamó por su verdadero nombre.

En su mente sólo repiqueteaba esa pregunta, como era posible, el sabía perfectamente que no la conocía.

_Te encuentras bien?

Beryl apoyó la mano en su hombro, tranquila y amable como la rubia jamás la había visto.
Mamoru pareció salir de su letargo al sentir la mano de la pelirroja, aunque su voz parecía escucharse a lo lejos. Un ligero mareo se apoderó de su cuerpo y el se acercó a la pared para apoyarse de espaldas a ella.

_Mamoru?!

Beryl se preocupó al ver que su piel morena había adquirido una palidez inexplicable.

_Estoy bien no te preocupes.

Ella quiso acercarse y el la frenó con un gesto de su mano.

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El rubio y la peliazul caminaban fuera de la habitación de Black.
Ese hombre, no volvió a tener ninguna reacción a sus palabras luego de ver a Endymion.

_Ami nos llevaremos a ese delincuente a otra ciudad, temo por ti.

Motoki decidió enfrentar la hechos y poner sobreaviso a Ami.
Su gran instinto lo hacía temer aún por la vida de esas mujeres y no quería arriesgarse a perder a ese hombre no tanto por el sino por su amigo.

Habían luchado juntos todo ese tiempo y Mamoru no era merecedor de más fracasos y más muertes cerca de él.

_No te preocupes aquí estoy protegida, no puedo dejar a Mamoru a su suerte con ese hombre, el me necesita, nos necesita, no lo veo bien.

El rubio la miro asistiendo a sus palabras. El día aún estaba hermoso el sol del mediodía daba justo sobre sus cabezas cuando salieron al patio.

_Tienes razón este hombre lo tiene a maltraer desde hace mucho tiempo, espero que se atreva a hablar contigo sobre el porque y juntos podamos ayudarlo.

Dulces sueños princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora