Prisionero de la Luna

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La rubia caminaba sigilosamente por los pasillos silenciosos de Juban, sus manos rozaban la pared como escrudiñando cada recoveco del lugar.

Su mirada triste , pero aún así serena, se enfocaba directo en la salida del hospital.

_Señorita que hace aqui?, venga la llevaré a su habitación.

La enfermera detuvo el andar de la rubia tomandola por su mano y guiandola nuevamente a donde ciertamente esta no quería.

La pelirroja dormía en un viejo sillón frente a la cama de hierro de blancas sábanas de algodón.

_Beryl?!

Llamo a la mujer, tocando su hombro con suavidad.

_Que paso? Dijo la enfermera limpiando de su boca un hilo de humedad.

Miro a su alrededor y pudo ver al lado de la chica, a la mujer de dorados cabellos, mirando como de costumbre hacía la nada.

_La señorita salió.

_Ah! Debo entender que ya se siente mejor, nos iremos ahora mismo a Moonlight.

La enfermera entendió, el desprecio que su paciente le hacía sentir a su colega

_Pero Beryl, es de madrugada y está terrible ahí afuera, puede sufrir una recaída.

_De acuerdo, saldremos mañana temprano, Nanashi, tú no escaparas de mí, te lo aseguro.

La empujó hacía la cama y ahí quedó tiesa mirando al techo, no se quejo, no artículo palabra, de sus ojos cayeron finas lágrimas que rodaron por sus sienes y mojaron las delicadas sábanas.

_Pobre señorita es triste no saber quien eres.

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Que podía hacer, su hija en su auto con el cielo partiéndose en pedazos, su amiga a punto de ser atacada y tal vez la única oportunidad que tenía de atrapar a ese maldito y obtener las respuestas que necesitaba hacía mucho tiempo.

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_Hola maldita bruja!

Rei Hino se sorprendió como pocas veces en su vida, al oír esa voz ronca y dio la vuelta para quedar frente a frente con su dueño.

_Quien eres tú y que haces aquí?

_Solo vine a decirte que es tu día de suerte_ dijo caminando rápidamente hasta quedar justo enfrente_ Hoy te irás de este mundo.

Tomó su cuello entre sus manos.

_Soc, soc, socorro!!!

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Dejar a su hija sola esa noche, proteger a su amiga, atraparlo, que tal si no, que tal si huía y si su hija despertaba y si él la veía.

Dulces sueños princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora