Desencuentros lunares

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Cada mañana despertaba con esa voz que ella pensaba que salía de su cabeza, o bien estaba muy dentro de su alma y esas imágenes sólo producto de su imaginación, ya que jamás las había visto.

Había comenzado hacía un tiempo, no mucho, tal vez un mes, tal vez un poco mas, pero eso no era lo importante para ella, lo que realmente importaba, era el temor que sentía de volverse como las personas que atendía en su trabajo.

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La mañana era gris, fría, sin lluvia pero no por eso agradable.

Había comenzado la jornada, las horas pasaban lentas y desesperantes para Mamoru Chiba.

La noche anterior había sido una de las peores de su vida, por no decir la peor, porque había vivido tanto desde pequeño, pero nada se comparaba al dolor de haber perdido a su niña.

No se presentó a su trabajo y ni siquiera salió de la cama, él quería a esa niña como si fuera su padre y no consideraba justo lo sucedido.

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_No es verdad?


_Mamoru Chiba no acostumbro bromear con algo tan serio, vaya por la niña o ire yo.


Esa mujer estaba impenetrable frente a él, su actitud lo dejó perplejo, claro que ella nunca había demostrado nada en su rostro, siempre impoluta, pero ese noche estaba aún peor.

_No puede llevarsela, yo cumplo con todos los requisitos, ella está adaptada a mi.

Uno de los caballeros que acompañaba a Setsuna Meio le entregó el documento en sus manos, no necesitaba leerlo para saber lo que contenía.

_El juez ya lo desestimó como padre. Me la llevaré ahora.

Le habia dicho con su fría expresión de siempre.

_Porque hace esto?, es por como la trate el día que se perdió mi hija? O es porque...

Ella seguía como la mujer impávida que era, sólo que con cada palabra su cólera aumentaba, pero sabía muy bien como disimular cada sentimiento desde que tenía memoria.

_No se atreva a decir nada más teniente, no empeore su situación.

_Yo no tengo nada que ocultar y nada que temer. Ella ya es Usagi Chiba, mi hija, no puede cambiarlo así como así.

_Ella es Usagi Chiba, pero usted es Endymion Black. Hijo de un par de delincuentes, usted es el hombre que dejó que su hija fuera atacada por un asesino, usted es quien para atraparlo la dejo encerrada en su auto en medio de una tormentosa noche.

Setsuna Meio enumeraba uno a uno con los dedos de su mano, cada hecho que la llevo a planear ese momento.

_Tiene una pésima reputación ante sus conquistas, ellas dicen que usted es incapaz de educar a esa niña como debe ser y yo doy fe de ello y mi vestido más aún.

Agitada por no parar de enumerar los hechos que hacían a Mamoru un mal padre, señalaba con su dedo a este, sin dejar su pose distante.

Dulces sueños princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora