Dulces sueños princesa.

Un encuentro en la Luna

Besando ardorosamente sus labios mientras jaloneaba su rubio cabello, cabalgaba gustosa, en brazos de su hombre.

Lo atrajo hacía su pecho y gimió de gusto ante la llegada del orgasmo.

El seguía reclamando sus senos, los acariciaba y jugueteba con su lengua en sus pezones, deseaba más de su amante.

Se separó de él, dejándose caer en la almohoda, su largo cabello negro calló a su lado.

_Porque te alejas_ dijo con una sonrisa melosa_, quiero seguir disfrutando de ti.

_Que no ves!_ grito con seriedad_, ya es de día.

_Y eso qué?

Se sentó molesta ante su dulce mirada.

_Te aprovechaste de mis necesidades, sabes cuáles son las reglas.

_Si, irme antes del alba.

Suspiro apesadumbrado y se acomodó junto a ella.

_Que no oíste?, vete!

_Rei, porque eres así, déjame estar a tu lado, quiero conocerte y que me conozcas, quiero algo serio contigo.

Se levantó con ímpetu y se colocó una bata, abrió las cortinas de su habitación y diviso el claro gris del cielo.

_Me conoces, soy tu jefa y tu mi secretario, es todo lo que hay que saber.

Se dirigió a su lado, ella seguía mirando la ciudad por su ventana.

_Rei Hino psicóloga, hermana de un hombre importante, amante de su secretario, un sujeto simple, que desea entregarle todo su amor y ella no está dispuesta a recibirlo.

_Fui clara contigo desde un principio.

Su expresión era fría e impasible, ni un movimiento era perceptible en su rostro.

_Se que no tengo nada que ofrecerte, he tenido que luchar sólo toda mi vida, pero te amo y...

Lo miró, había fuego en su mirada, algo dentro de ella le impedía ser igual al resto de las mujeres de su tiempo.

_Basta Jadeite!

_Me desprecias porque fui criado en un circo, porque soy pobre, o simplemente porque soy hombre?

Enojado y triste, comenzó a vestirse para marcharse.

_No te desprecio, sólo no quiero compromisos.

_Lo que tienes de hermosa lo tienes de cruel.

Habló, mientras juntaba sus últimas prendas.

_No puedo discutir estupideces ahora, tengo mucho trabajo. Una de mis pacientes desapareció hace un par de días, debo ayudar en su búsqueda.

Salió furioso del lugar. Sabía que
lo amaba, pero el orgullo hablaba más alto en ella. Cada amanecer se volvía una mujer fría y lo despreciaba una vez más.

_Jadeite.

_Quién eres tú?

_Soy la solución a tus problemas.