Hacia la Luna

481 37 108
                                    

Y luego ...

Un tímido silencio se hizo presente, fue corto, de escasos segundos, interrumpido por el ruido del cuerpo al caer, inerte sobre la acera.

_Nooooo!!!

Las armas fueron dejadas de lado por el despreciable delincuente, había disparado sin contemplaciones, directo al pecho de uno de sus oponentes.

_Por qué, por qué lo hiciste?_se arrodilló junto a su amigo gritando esas palabras al verdugo_, maldito!!!

Black sonreía perverso de pie frente a su hijo.

_Por que se me antojó, se lo advertí y aún así decidió enfrentarme.

_Motokiii!!!

Sólo estaba su mirada fría, inalterable, como observando el cielo estrellado. No hubo respuesta, ni siquiera una mueca.

_El, él, nunca te hizo daño, por qué le dispararaste?

Tomaba su pulso, lo buscaba desesperadamente, sus lágrimas, parecían rebotar en ese pecho sangrante.

_Daño colateral, en una guerra de la cual pienso salir victorioso.

Levantó sus hombros junto a esas palabras, un gesto de frialdad, un gesto desconsiderado, de maldad y pedantería.

Corrió, para alejarse de la escena. Setsuna Meio aún atolondrada, se arrastraba hacia Mamoru y su difunto amigo.

Los golpes de los pasos de Black en la acera, hicieron que el teniente reaccionará para tomar una de las armas y disparar.
Apesar de sus nervios y su dolor, logró atinar a la pierna de su adversario, aún así, nada logró. Se escapó a rastras, pero se fue.

Ya no importaba, Mamoru sólo quería salvar a su amigo.

__Motoki, despierta, despierta!

Setsuna apretó con fuerza su hombro.

_Endymion, él no despertará.

Observó al detective, exactamente al lado de Mamoru.
Su cuerpo le dolía por entero y sus piernas no respondían a su intento de moverlas, aún así quería reconfortarlo.

_Ayudame a llevarlo al auto, tiene que ir a un hospital.

_Me gustaría hacerlo, pero no puedo caminar, lo lamento tanto. Además, será inútil y lo sabes.

_Yo lo llevaré y mandaré por ti.

Se irguió decidido a arrastrar el cuerpo a su auto, pero Setsuna lo asió por su tobillo.

_El falleció, su corazón fue atravesado, la bala entró en su pecho y salió en su espalda.

_No, él no puede morir, no ahora.

_Lo lamento, debes aceptar la realidad.

_No! El iba a pedir perdón a su hermana, tenía que conocer a su bebé, no puede morir, no!

Grito en desesperación. Las sirenas ya se escuchaban a lo lejos, alguien las había llamado. Muchos oídos sordos hay en las noches estrelladas, pero siempre hay alguien, para oír la realidad que se oculta, entre bambalinas de las sombras tenebrosas.

Dulces sueños princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora