Tu, yo y la Luna.

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El día soleado ya estaba presente.

Al abrir la puerta el fresco aire matinal abrazo el rostro del peliplata y despeino su cabello.

_Hasta la noche hermosura, descansa.

Sonrió ante la sonriente chica que se alejaba.

Siempre vestido pulcramente de blanco, sonreía a cada una que dejaba el lugar.

_Kunzite!!!

Grito su esposa enfadada, cruzada de brazos, con su rostro enrojecido por la furia.

_Mi diosa de Venus.

Corrió hacía ella para tomarla entre sus brazos y besarla ardorosamente, ella le correspondió como sólo ella sabía hacerlo, dejandose llevar por sus deseos desenfrenados.

_Espera!_ dijo poniendo una mano en su pecho_ no trates de seducirme, después de coquetear con todas las cabareteras.

_Mi amor, yo sería incapaz.

La tomó entre sus brazos y la llevo a sus aposentos, ella no pudo resistir a sus argumentos para convencerla de que el sólo la amaba a ella y nadie más le importaba.

Luego de calmar sus ansias de estar juntos, ella quedó pensativa mirando el techo de su habitación, mientras él sólo la observaba.

_Mi amor, porque nunca me has llevado a tu pueblo natal?

El apoyando su cabeza en su mano sonreía, mirando el cuerpo desnudo de su bella esposa, en esa cama que había sido testigo del fin de una discusión que nunca debió comenzar.

_Es un lugar muy lejano. Quedarás agotada de tanto andar.

_Tonto!!

Ella lo empujó por su pecho y al caer subió encima de él.

_Aún recuerdo cuando te vi en esa esquina, tan joven e indefensa. Tus padres tras descubrir lo que hacías, te botaron de su casa.

El acarciaba su esbelto cuerpo.
Dueña de una belleza inigualable, cada noche cantaba y movía sus caderas al compás de la música. Para el peliplata era única y solamente suya.

_Recuerdos que prefiero olvidar, pero yo nunca conocí a tus padres y no creo que sea porque son iguales a los míos.

Su rostro se acongojo, a su mente llegaron las memorias más tristes y confusas.

_Ellos están enfermos desde que salimos de nuestro hogar, tengo recuerdos de eso pero muy pocos.

_Cuéntame, nunca me lo dices.

_Es muy triste, para mí. Mis padres sufren de una rara enfermedad degenerativa, tanto en su cuerpo como en su mente.

_Y dónde están?

_En un lugar muy especial en Suiza, ahí los estudian. En principio deliraban y luego empezaron a envejecer muy rápido, están a punto de morir y no encuentran una cura.

Ella sólo atinó a abrazarlo con fuerza, derramando lágrimas de aflicción.

_Lo siento mi amor, ya no preguntaré más.

Dulces sueños princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora